Don Alberto cree en el futuro

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En días recientes se hizo oficial en España, la adquisición del hierro y ganado de Zalduendo por parte de don Alberto Bailléres y de memoria recuerdo que Carlos Arruza llegó a tener ganado en España en los cuarenta del siglo pasado y la ganadería de San Martín se estableció en Azuaga, Badajoz en 1999, cuando  adquieren los finados Marcelino Miaja y Chafik Hamdan ganado de Paco Camino con base principalmente en De Saltillo, Coquilla y Santa Coloma.  Años más tarde iniciaron La Gloria en España con base Daniel Ruíz, las dos ganaderías desafortunadamente hoy en día, están prácticamente en el limbo de los litigios legales en España.

De nuestro continente el matador de toros en retiro, César Rincón en 1999, compró la ganadería del Torreón con ascendencia entre otras de Juan Pedro Domecq y Díez y Jandilla y sigue lidiando en Europa. Datos que sólo pretenden introducir en el tema y no son exhaustivos.

Las características biológicas del toro, le predispone o justifica en buena parte que haya nacido para ser toreado y encontrar el balance de nobleza y codicia en su crianza es el reto, para quien se dedica a crear y a criar uno de los animales, (para los taurófilos) el más bello, representante de la energía y la actitud generadora de la naturaleza, en constante evolución.

Me parece que con la compra de Zalduendo por un mexicano, se sella uno de los momentos memorables para la crianza del toro de lidia del presente siglo, pues nos permite reflexionar en que todavía existen personas como don Alberto, que le ven futuro a una de las tradiciones más genuinas ( hoy en día muy cuestionadas por quienes no las comprenden) y que con visión, tanto de la tradición, cómo seguramente también de la ciencia genética, entiende la importancia de internacionalizarse en la cría de toros de lidia para preservar la variedad de los encastes en México y en Europa.

Curiosamente ahora que es pública la adquisición de Zalduendo por nuestro paisano, cabe recordar que el 3 de marzo de 1972 hace cuarenta y dos años, don Luis Barroso Barona facturó 250 vacas y 12 sementales de San Miguel de Mimihuápam al licenciado Baillères, cediéndole también el nombre ganadero que se trasladó de la dehesa tlaxcalteca a la guanajuatense.

Para dar una idea de lo que acompaña el toreo a la historia, habría que llegar hasta 1722 para localizar los orígenes de la ganadería de Zalduendo, nacida en la localidad de navarra de Caparroso, sobre la base de ganado salvaje a la que luego van a ir moldeando poco a poco, hasta convertirla a mediados del siglo XIX en una de las preferidas de los toreros. Con el paso de los siglos luego acabó de nuevo en mano de uno de sus descendientes lejanos: Fernando Domecq Solís quién ahora vendió a la Casa Baillères.

La ganadería de Zalduendo es la tercera ganadería más antigua de España. Oficialmente la tomó el 14 de julio de 1817, estando por detrás de las de José Vázquez Fernández, antigua Aleas –con antigüedad del 5 de mayo de 1788– y la de Juan Pedro Domecq, antes Veragua –del 2 de agosto de 1790- y actualmente lidia con mucha frecuencia en España y Francia.

La historia como se entenderá, es muy larga de relatar en tan corto espacio, pero en 1987 Zalduendo lo adquiere Fernando Domecq quién elimina todas las reses adquiridas y la forma con ascendencia Jandilla, la divisa: Encarnada y azul. La finca principal se ubica en Moheda de Zalduendo en Cáceres, en tierras extremeñas de España y aparentemente Fernando seguirá (no sabemos si temporalmente) asesorando en el manejo de la dehesa.

Jandilla por cierto tiene como hierro una estrella desde que fue creada en 1943, por los hermanos Moreno de la Cova, con reses del Saltillo (curiosamente pie de simiente de la gran mayoría de ganaderías mexicanas). El propietario es el hermano de Fernando, Borja Domecq y la procedencia es vacas y sementales de Tamarón y Conde de la Corte, ambas provenientes de Parladé, de la cual algunas ganaderías mexicanas como La Cardenilla, Santa María de Xalpa o Barralva tienen ascendencia e incluso entiendo han trabajado desde hace algunos años Jaral de Peñas (de los sucesores del inolvidable don Luis Barroso) teniendo como base la última importación de animales (desde 1996 imposible por razones sanitarias) realizada por ganaderos mexicanos.

Las corridas de toros, si algún día desaparecen, será por qué no apasionan y la pasión que muestra la Casa Baillères prueba que cree en su futuro. Los taurófilos pedimos la continuidad del toreo que forma parte de nuestra historia y de nuestra herencia que hay que perpetuar entre las nuevas generaciones, porque conforman nuestra identidad y como dijo Fernando Savater, filósofo español, el objetivo de criar y crear toros es “fabricar una fiera honrada, un animal cuya defensa es el ataque y cuya única astucia es la reiteración, sin malicia, de la imprudencia”

La selección genética de varios siglos, ha hecho del toro de lidia una especie distinta, única e irrepetible en el mundo, que ha tenido y tiene como fin propiciar la expresión artística, plástica, emocional, de unos pocos humanos privilegiados, a los que llamamos toreros, ante los públicos. Esto es un evidente hecho cultural.

Don Alberto como sus colegas en el mundo taurino, diseña los apareamientos de los animales de manera intuitiva, mediante anotaciones subjetivas, acompañado en la actualidad de la ciencia genética, con la ilusión de que en la plaza su toro mantenga su impronta personal y se comporte como desean, él, los toreros y los aficionados, hoy que ampliará sus miras hacia Europa como ya lo ha hecho con el apoderamiento de Morante de la Puebla, tenemos la certeza de que lo hace por estar profundamente enamorado de lo que su gran amigo Pepe Alameda llamaba “la más bella de todas las fiestas” y empieza un trabajo inédito que seguramente sazonara con paciencia y del cual esperamos ser testigos de sus buenos resultados, con el transcurrir de los años si Dios nos presta vida, los relataremos.

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