En breve se cumplirán los primeros cien días del gobierno del Presidente Donald Trump en Estados Unidos. Es difícil imaginar un periodo marcado por un mayor nivel de generación de conflictos internos y externos.
La era de Trump se ha caracterizado, desde el anuncio de su intención de postularse para la Presidencia de Estados Unidos, durante la contienda hacia el interior del Partido Republicano, la campaña presidencial, su discurso de toma de protesta y los primeros cien días de su administración, por su agresividad y un enorme número de contradicciones.
Desde que surgió como fenómeno político, el discurso de Trump se caracterizó por su reduccionismo y simplificación de los problemas. Persiste el estilo en el ejercicio del poder presidencial del país, económica y militarmente más poderoso del mundo.
El discurso de Trump, desde el arranque de su campaña política presidencial, ha tenido un fuerte contenido racista y xenófobo. Fue la expresión de fenómenos sociales complejos, pero se puede inscribir en la tendencia supremacista que ayuda a explicar el BREXIT en el Reino Unido y el resurgimiento de la ultraderecha en Europa. Estos fenómenos se están dando en el contexto de una regresión autoritaria a nivel internacional.
La elección de Trump dividió profundamente a Estados Unidos. Agudizó las diferencias sociales, raciales, regionales y políticas. Su desapego a las formas más elementales de la civilidad política y su creciente conflicto con buena parte de la prensa, la judicatura, los gobiernos de varios Estados de la Unión Americana, amplios sectores empresariales, la comunidad científica y los sectores más democráticos del país se continúa acentuando.
Trump fracasó en la desarticulación del “Obamacare”, el programa de salud instrumentado por su antecesor ha enfrentado problemas en el proyecto del absurdo muro que planea construir en la frontera con México y, de igual forma, jueces federales han anulado sus vetos migratorios.
Ahora Trump tiene que cumplir su promesa de drástica reducción impositiva, así como de desarrollar un ambicioso programa de construcción de infraestructura. Veremos si logra la aprobación presupuestal correspondiente.
Pero los efectos negativos de la gestión de Trump tiene repercusiones mundiales. La de mayor impacto es su política de desconocimiento del cambio climático. El desmantelamiento de las medidas para luchar contra el calentamiento global de origen antropocéntrico es una decisión de enorme irresponsabilidad que afectará al futuro de la humanidad en su conjunto, ya que Estados Unidos junto con China, son los principales emisores de gases de efecto invernadero. Derivado de esta decisión de Trump y de la defensa de intereses particulares, su gobierno contribuirá a uno de los mayores daños que se le pueden causar a la humanidad.
En otro giro inesperado de su discurso de campaña, de aislacionismo de Estados Unidos y de concentrarse en la problemática interna, en el espacio de una semana bombardeó una base aérea militar en Siria como represalia al uso de armas químicas, contradiciendo todo su planteamiento previo en relación con lo que sostenía que debía ser la política estadounidense hacia el régimen de Bashar al-Asad; unos días después lanzó “la madre de todas las bombas” contra un reducto del Estado Islámico en Afganistán y poco después envió al portaviones nuclear “Carl Vinson” y su grupo de combate a aguas de la península coreana subiendo la tensión con el régimen de Piongyang.
Todas estas medidas pueden tener lógica desde la perspectiva de ciertos enfoques geopolíticos, pero lo que llama más la atención es que se han tomado en forma más o menos contradictoria con lo que Trump anteriormente había postulado sobre varios de esos temas. Esto es, existe la sensación de que en sus acciones hay una buena dosis de imprevisibilidad lo cual le quita seguridad y certeza a las perspectivas de su gobierno. Espero que el aparato político-militar estadounidense tenga previstos los pasos subsecuentes para evitar que el escalamiento de las tensiones en varias regiones en el mundo se salga de control.
Pero la problemática política interna de Trump y su grupo cercano están muy lejos de disminuir. Sigue presente y en curso la investigación sobre la participación rusa en la elección presidencial, así como del persistente conflicto de intereses del propio Trump y de varios miembros de su familia.
México enfrenta uno de los mayores retos de su historia moderna, derivado de la beligerancia de Trump hacia nuestro país. Es muy importante fortalecer nuestras instituciones y retomar el cambio del progreso y del desarrollo nacional.
@GerardoGilV