La suspicacia no se hizo esperar y los deslindes tampoco. El texto exhibido por el Primer Mandatario, donde se da cuenta de la conformación de un Bloque Opositor Amplio cuyo objetivo expreso sería la derrota del partido oficial en las próximas elecciones cayó por sorpresa, sin autoría específica, pero sí con un contenido totalmente explícito.
Los análisis y comentarios mediáticos inundaron inmediatamente los espacios noticiosos dada la relevancia de la revelación del escrito entregado por el pueblo en palacio nacional, de acuerdo con lo expuesto por el Jefe del Ejecutivo, dando la idea de una conspiración, de una conjura fraguada desde los círculos conservadores, en contra de la transformación de la vida pública en marcha.
A nadie resultan ajenas las difíciles circunstancias que enfrenta la nación atribuidas en principio a la emergencia sanitaria y sus repercusiones adversas en la economía y en el humor social que amenazan con profundizarse en el futuro inmediato. Tampoco son extraños los desencuentros públicos que se han expresado por diferentes sectores y actores con las decisiones adoptadas a nivel gubernamental, particularmente en materia económica, fiscal y financiera, lo que se ha traducido en un ambiente de polarización, no sólo entre las élites y la administración, sino en las bases sociales que se reproduce copiosamente en las redes.
Algunos eventos resultan sintomáticos, por su cercanía y proyección, y han alimentado la discusión sobre la veracidad, origen e intencionalidad del texto presentado: La convocatoria enfática a la definición, al abandono de las medias tintas, a estar a favor o estar en contra de la transformación, cuyos destinatarios pueden ubicarse, no sólo en el ala conservadora, sino dentro del propio partido en el poder; la polémica surgida tras la reactivación de las giras y el arranque de la construcción del Tren Maya; el choque con el gobierno jalisciense con señalamientos mutuos sobre los actos violentos y finalmente, el fáctico inicio del proceso electoral que deberá arrancar formalmente en septiembre próximo y se considera determinante para la continuidad del proyecto transformador.
Bajo este panorama, complejo e incierto, en el que confluyen temas, circunstancias y actores relevantes, domésticos y externos, actuales y potenciales, prevalece el misterio sobre los autores y beneficiarios reales del ya famoso escrito, sus promotores y, sobre todo, su intencionalidad, a pesar de que se ofrecen nombres de personas morales y físicas, muchas de las cuales se han deslindado inmediatamente de tal señalamiento.
Como sea, los mensajes que se envían generan desosiego y anuncian una situación de inestabilidad política y social de pronóstico reservado, al menos por lo que corre de aquí a la jornada electoral de junio de 2021 dados los acomodos naturales que empezarán a registrarse en breve en todos los institutos políticos, los mecanismos, alianzas, coaliciones, golpes bajos o conspiraciones que, es bien sabido, son naturales en estos juegos, en los que el fin justifica los medios y donde el fin último es la obtención y conservación del poder.
No es un pronóstico aventurado el suponer que la contienda tendrá su foco en la administración y consecuencias de la pandemia, en la mortalidad y el desempleo, en la ya esperada crisis económica como secuela del embate viral, lo que sin duda abastecerá de argumentos a los bandos contendientes y tendrá un impacto decisivo en la respuesta del electorado.
Siguiendo con el discurso, tal parece que lo peor aún no ha llegado.
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