“… la integración por medios digitales [en el T-MEC] impulsará la democratización de nuestro comercio. La tecnología ofrece a las MIPYMES, mujeres, comunidades indígenas, jóvenes, […], entre otros, oportunidades para comerciar en los mercados de los tres países integrantes del T-MEC” (Graciela Márquez).
El T-MEC cuenta con un capítulo sobre el comercio digital (Capítulo 19, Comercio Digital) que contiene el más completo conjunto de provisiones que se haya negociado hasta ahora sobre esta actividad en un acuerdo comercial. En medio de la presente revolución digital e inmersos ahora en una pandemia que ha convertido los medios virtuales en instrumentos esenciales, es de celebrar, en principio, que el tratado original –el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, TLCAN– se haya modernizado en este sentido.
El capítulo sobre comercio digital (e-commerce) tiene como propósito facilitar e incentivar el intercambio virtual entre los tres socios comerciales de América del Norte. Este comercio evidentemente ya ocurre en grandes cantidades, pero sin un marco regulatorio claro. El capítulo en cuestión –que contiene 16 disposiciones– pretende poner las reglas del juego en esta actividad.
Muchas de estas disposiciones tienen la finalidad de agilizar, facilitar y abaratar el comercio digital. El primer punto del Capítulo 19 justamente tiene el propósito de prohibir la aplicación de aranceles sobre el comercio de productos enteramente digitales, tales como música, juegos, videos, películas, libros electrónicos entre otros (aunque cada país puede cobrar impuestos específicos sobre ellos si así lo dispone).
También se apoya al comercio digital que involucra el intercambio de mercancías y que se ordenan vía Internet. Para ello este capítulo de e-commerce se complementa con el Capítulo 7 del acuerdo (Administración Aduanera y Facilitación del Comercio), que mediante lo dispuesto en el apartado “Envíos de Entrega Rápida” allana todos los procedimientos aduanales para este tipo de transacciones y permite que un mayor número de bienes de poco valor se comercien libres de aranceles al elevar el monto mínimo (de minimis) de valor de la mercancía sobre el que se puede cobrar un arancel, estimulando así el comercio minorista entre países. Todo ello facilitaría a más empresas, especialmente las pequeñas y medianas, el tomar parte en este comercio transfronterizo regional.
Otras facilidades prestadas a este tipo de comercio es que las empresas que proveen el servicio comercial no necesitan estar instaladas en el país de entrega, de manera que se puede realizar desde cualquiera de los tres países.
Asimismo, la disposición por la cual se reconoce el uso de la autenticación y la firma electrónicas, que son indispensables para este tipo de transacciones, también está incluida en el Capítulo 19. La protección a la información confidencial de consumidores y empresas y la protección al consumidor contra prácticas fraudulentas o engañosas así como la privacidad de sus datos también están contempladas. Del mismo modo, se impide la comunicación “no solicitada” por los usuarios en el mercado digital, con el fin de que los usuarios de Internet no reciban lo que comúnmente se denominan comunicados “spam”.
Hay una serie de disposiciones adicionales que dan una enorme libertad a las empresas digitales, como el que las empresas no estén obligadas a revelar dónde almacenan sus datos, ni siquiera los financieros. De requerirse esta información, habría un efecto proteccionista porque les significaría un costo adicional considerable a las compañías extranjeras (Council on Foreign Relations).
Hay que notar que las disposiciones que se incluyen en este Capítulo 19 del T-MEC van más allá del comercio mismo, ya que asegura también el cruce de información digital entre fronteras y promueve el libre acceso a información pública generada por los gobiernos. Estas disposiciones, en principio, pueden ayudar en la cooperación entre países en materia de salud, descubrimientos científicos conjuntos, seguridad, educación; si bien no podemos anticipar todos los usos que se harán de esta facilidad y que pueden ser menos positivos.De hecho, la transferencia de información entre empresas instaladas en distintos países es un tema muy polémico en este momento y hay, por ejemplo, una fuerte disputa al respecto entre la Unión Europea y Estados Unidos (NYT).
Una de las normas contenidas en este capítulo, aunque facilita la transmisión de información, resulta preocupante, pues exime a las plataformas digitales de la responsabilidad de los contenidos transmitidos a los usuarios. Éste es un tema candente en este momento en que Facebook y otras plataformas que han permitido transmitir información o mensajes considerados falsos, manipuladores o incluso peligrosos por diversos sectores de la opinión pública, han estado en tela de juicio. Sin embargo, en el T-MEC se excusa a las plataformas de los mensajes de sus contenidos, a menos que contravengan algunas pautas extremas de decencia.
¿A quiénes favorecen estas disposiciones de comercio digital del T-MEC?
La libertad de transferencia de información digital entre países a raíz del T-MEC puede favorecer a todas las empresas que comercian productos digitales o físicos (si éstos se ordenan digitalmente). Hay una serie de nuevas facilidades que en principio pueden ayudar incluso a pequeñas y medianas empresas (PYMEs) a participar más activamente en el comercio regional gracias a las nuevas disposiciones y al uso cada vez más extendido de los medios electrónicos para realizar transacciones.
En México, la Secretaría de Economía ha manifestado que el T-MEC da una importante oportunidad a las PYMEs –que constituyen la gran mayoría de las empresas en México– para comerciar digitalmente sus productos en un mercado de alrededor de 500 millones de habitantes. El nuevo T-MEC reduce costos y agiliza el intercambio entre los tres países, lo que puede ampliar considerablemente el comercio que realizan las PYMEs.
Sin embargo, para que México pueda aprovechar esta oportunidad tendría que haber programas masivos para dotar a las PYMEs mexicanas de los instrumentos requeridos. Las PYMEs necesitan innovar y desarrollar capacidades para realizar transacciones regionales de bienes y servicios a través de dispositivos electrónicos, pues sólo el 27% de estas empresas cuentan con acceso a Internet de acuerdo a Google México, de manera que para el resto es prácticamente imposible acceder a dicho mercado digital y están en seria desventaja con las PYMEs de Estados Unidos y Canadá en donde casi 100% de ellas cuentan con esta vía de comunicación. Es decir, el primer paso para el aprovechamiento de las oportunidades de e-commerce provistas por el T-MEC para las PYMEs requeriría el acceso a computadoras, tabletas o, mínimo, un teléfono celular inteligente con acceso a banda ancha de buena calidad.
Corea del Sur, que hace cuarenta años era un país sumamente pobre, siguió una política de desarrollo muy exitosa en la que la digitalización ha jugado un papel central. Hace alrededor de 30 años repartió computadoras gratuitamente a buena parte de la población que carecía de ella, lo que ayudó mucho a esa economía a ingresar a la era digital. También se creó en ese país una agencia específicamente para superar la desigualdad en el acceso y manejo de Internet –Agencia Coreana para la Oportunidad y Promoción (KADO, por sus siglas en inglés)– desde fines de los años noventa y, entre otras cosas, se propuso proveer el entrenamiento necesario para que 10 millones de personas pudieran usar adecuadamente el Internet (Forbes). Sin este tipo de esfuerzos es muy difícil, si es que no imposible, cerrar la brecha entre las capacidades de empresas al margen de la economía del conocimiento y las que ya están inmersas en ella.
No sólo existe una barrera para la digitalización de las PYMEs en México debido a las dificultades materiales y la falta de conocimientos para operar Internet, sino además, las PYMEs que sí tienen tal acceso difícilmente saben como promocionar sus productos dentro y, más aún, fuera del país a través una tienda online y a menudo tampoco manejan los sistemas digitales de pago. Asimismo, las empresas necesitan promocionar sus productos a través de las grandes plataformas digitales como Amazon y Mercado Libre para poder distribuir sus bienes físicos, servicios, o productos digitales en forma más amplia de lo que pueden hacerlo individualmente a través de la web. Y todo lo anterior no habla de todos los trámites aduanales y paso de frontera para exportar productos que también necesitan hacerse digitalmente y requiere de estas destrezas por parte del exportador.
Si no hay un apoyo acelerado para las PYMEs con el fin de aprovechar el nuevo T-MEC, éstas podrían salir perdiendo en lugar de ganar con el nuevo acuerdo. Las facilidades para el comercio a baja escala sería aprovechado sobre todo por las PYMEs estadounidenses y canadienses, que podrán acceder al mercado mexicano con menos barreras que antes. Los verdaderos ganadores serán los gigantes tecnológicos como Amazon, que aprovecharán todas las nuevas facilidades para reducir sus costos y competir con productores locales con mercancías que vienen de fuera de México. Eso no quiere decir que no haya PYMEs mexicanas que no promuevan sus productos vía Amazon, Mercado Libre, Linio, etc… pero, como ya se dijo, es una proporción menor. La Secretaría de Economía que, por cierto, en estos días ha sacrificado buena parte de sus propias computadoras, necesita hacer un esfuerzo titánico en conjunto con otras dependencias públicas, incluyendo las de educación, para que el T-MEC sea verdaderamente una promesa cumplida para las PYMEs en cuanto a sus posibilidades de mejorar su inserción en el mercado más grande del mundo –el de Norteamérica– antes de que el nuevo tratado se convierta más bien en su tumba.
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A grueso modo ,me parece muy generoso lo que dices es una advertencia .