Celebramos el Aniversario de Platino de la inauguración de La México y con tres emotivos videos se significó la fecha del 5 de febrero, por parte de la empresa en los que las imágenes nos transportaron a su historia en espera de que, con el transcurrir del tiempo y sin pandemia de por medio, se abran sus puertas.
Y aprovecho el momento recordando que por aquellos días cerró sus puertas el Toreo de la Condesa, mismo que se ubicaba en donde hoy se encuentra El Palacio de Hierro Durango.
La estructura metálica del coso se trasladó a Cuatro Caminos en el Estado de México y hace algunos años desapareció la plaza, con lo que se cerró un capítulo importante de la tauromaquia mexicana.
Por unos meses, hace 75 años convivieron en la Ciudad de México dos plazas que tantos recuerdos nos provocan al evocar su memoria.
El 31 de agosto de 1946, empezaron los trabajos de demolición del coso de la Condesa –que en 1907 había sido inaugurado– y en cuyo ruedo se tejieron muchas faenas que han llegado a nuestros días a través de imágenes y textos, como el monumental trabajo de Guillermo E. Padilla.
Una de las tardes más mencionadas por quienes la vivieron, fue la celebrada el 17 de febrero de 1946 y en la que alternaron Manolete, Pepe Luis Vázquez y Luis Procuna; con un extraordinario encierro tlaxcalteca de Coaxamalucan.
Manolete con el segundo de su lote de nombre Platino, realizó una faena estrujante y culminó con la suerte suprema de su trasteo, recibiendo los máximos trofeos, que en aquella época eran una oreja y un rabo.
El sevillano Pepe Luis Vázquez no se quedó atrás y como escribe Don Guillermo: “hizo poemas con el capote y la muleta entre el delirio de toda la plaza”. Rotundo en la suerte suprema, recibió los máximos trofeos.
Luis Procuna con Cilindrero prendió la mecha a su estilo, en el que toreó por alto; ése era su sello, estructuró una faena preciosa de capote y muleta, bien rematada con la suerte suprema, con máximos trofeos.
El esplendoroso conjunto valió para que con los integrantes del cartel y el ganadero Felipe González dieran varias vueltas al ruedo, con el cariño del público, y quien sabía que en unos meses más cerraría sus puertas uno de los cosos más entrañables y memorables de nuestra capital.
El adiós se concretó el domingo 19 de mayo de 1946 y los alternantes fueron Andrés Blando, mi padrino de bautismo Edmundo Cepeda y Miguel López El Colombiano; con toros de San Diego de los padres propiedad en aquella época de Juan de Dios Barbabosa y su hijo el doctor Agustín.
La presencia de Rodolfo Gaona fue recibida con el coro de ¡Torero, torero! Provocando una vuelta al ruedo entre el cariño del emocionado conclave, quienes daban el adiós al recinto.
Samuel Solís actuó en la inauguración del coso en 1907 y fue anunciado como fin del festejo con un becerro de Heriberto Rodríguez; al terminar su lidia muchos de los presentes derramaron lágrimas y abandonaron el coso, relata Don Guillermo, nostálgicos y melancólicos.
Así concluyó la historia del Toreo de la Condesa, dando pasó a La México con ahora 75 años de existencia, que pronto se dice, abarca muchos momentos de la historia personal y colectiva de nuestra capital.
Y para cerrar me preguntan quién fue el primer torero en ungirse matador de toros en el coso monumental, y tal honor con merecimiento le correspondió a José Luis Vázquez, el 23 de noviembre de 1947 con un toro de Lorenzo Garza procedencia San Mateo.
El padrino del potosino fue El Espartero y el testigo, Ricardo Balderas; asimismo recordemos que Pepe Luis –quien también fue juez de plaza posteriormente– sería el primer novillero en obtener un rabo en La México.
Ya vendrán tiempos mejores, pero por lo pronto recordar es vivir y la memoria taurina nos ayuda a tener presente lo que aconteció hace 75 años en nuestra capital, con el cierre y apertura de dos cosos que en conjunto y por más de un siglo han sido escenario de grandes instantes de arte efímero que es el toreo.
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