Elecciones México 2021: cambio de régimen

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Las elecciones que están por iniciar en México este 6 de junio de 2021, pueden potencialmente consolidar el cambio de régimen del sistema político nacional. Mucho se puede decir del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero la ciudadanía no puede declararse engañada, la oferta de cambiar el régimen ha sido siempre elemento central de la llamada Cuarta Transformación. ¿Qué significa esto?

El régimen es el sistema político por el que se rige una nación. En otras palabras, el conjunto de normas, de formas y procedimientos que regulan el acceso al poder político y su conservación. Me pregunto, ¿realmente era un cambio de régimen por lo que votó el pueblo de México el 1º de julio de 2018?, o ¿fue sólo un voto de castigo?

Formalmente, desde la Constitución de 1917, México tiene el régimen político correspondiente a una república, representativa, democrática y federal. Una república que establecía la división de poderes entre la rama ejecutiva, legislativa y judicial; independientes entre sí, y que con esa autonomía evitaban la concentración excesiva de poder, en alguna de estas ramas, aunque con predominio del Poder Ejecutivo, lo que nos convirtió en una república presidencialista.

poderes
Imagen: Pinterest.

El carácter representativo se expresa en el reconocimiento de que la soberanía reside esencial y originariamente en el pueblo. Y en la convicción de que todo poder procede del pueblo y está hecho para su beneficio. Esa representatividad está garantizada por las elecciones libres, auténticas y periódicas de los poderes ejecutivos y legislativos; manteniendo esencialmente los mismos principios a nivel federal, estatal y municipal.

La pregunta obvia es ¿en qué falló el régimen prescrito por nuestra Constitución? Quizá falló en mayor o menor medida en todos y cada uno de los rasgos que lo describen. Las ramas del poder dejaron de ser independientes entre sí; los representantes dejaron de ser la voz del sentimiento del pueblo; el pueblo dejó escapar de sus manos la soberanía que originalmente le pertenece; y las entidades federativas, que conceptualmente no son estados, carecieron de efectividad, autonomía y autosuficiencia. Sin duda el régimen político de México falló en todos y cada uno de sus rasgos.

Se creyó que el predominio de un partido hegemónico, y posteriormente dominante, que impedía la alternancia en el poder político, particularmente en el Poder Ejecutivo, era el origen de todos los males de la nación.

Se planteó también que el presidencialismo exacerbado, dominando a las otras ramas del poder y los otros órdenes del sistema federal, era el origen de todos los males de la nación.

regimen politico
Imagen: Manrique.

En este proceso, el régimen comenzó a moverse paulatinamente hacia un sistema semipresidencialista, con un poder legislativo fortalecido, con entidades federativas y municipios más independientes, y la dotación de autonomía a diversas instituciones cuya estabilidad, independencia y credibilidad, eran cruciales proteger de la disputa política por el poder. Éste fue, a grandes rasgos, la ruta de adaptación del régimen hacia un sistema político con efectiva alternancia democrática. El resultado, conocido por todos, ha sido la ingobernabilidad, la disolución social, la impunidad, la criminalidad desbocada y la desigualdad socioeconómica más vergonzosa.

EN PERSPECTIVA, en los albores de la elección intermedia más definitoria en la Historia de México, estamos como electores ante dos muy pobres alternativas: la primera, consolidará  un régimen hiperpresidencialista, centralista, militarista y corrupto, coludido con el crimen organizado, donde radicará toda la representatividad y soberanía de la nación; y la segunda, una impresentable alianza de partidos absolutamente corruptos, carentes de creatividad, desconectados con el ciudadano común, que no tiene nada que ofrecer ni en su historia, ni en sus protagonistas, ni en sus propuestas… sólo la vaga esperanza de contrapesar a sus adversarios. Con esa realidad, con las manos vacías y una sonrisa, vendrán el próximo 6 de junio a pedirle su voto. La decisión es suya.

Estimado lector, ¿de qué lado de la historia estará esta vez?


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