Emociones para el éxito

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La fuerza de voluntad y la determinación no son el mejor camino

para perseverar en nuestras metas y alcanzar el éxito;

la clave es la emoción.

Todos hemos deseado más fuerza de voluntad a veces. Si tuviéramos más autocontrol, determinación o capacidad de posponer la gratificación, seríamos más persistentes en la consecución de nuestros objetivos. Pero hay un problema con este escenario: la fuerza de voluntad por lo general se debilita. La fuerza de voluntad por sí sola no puede garantizar que pospondrá la gratificación o resistirá la tentación de lograr sus objetivos de largo plazo. Fallará, y probablemente justo cuando más lo necesite.

El problema es que cuando nos enfrentamos con opciones entre el placer de ahora y la recompensa en el futuro, a menudo elegiremos el primero. Eso explica por qué tomar decisiones difíciles es costoso en términos de nuestros recursos cognitivos: cuanto más tenemos que resistir la tentación, más preparados estamos para ceder ante ella.

Entonces, ¿qué nos ayuda?

En el nuevo libro, “Éxito emocional” de David DeSteno, se propone que se cultiven las emociones positivas de gratitud, compasión y orgullo. ¿Por qué estas emociones? Porque evolucionaron para ayudarnos a actuar de forma “prosocial” (amable y servicial), sacando a la luz nuestra mejor naturaleza y fomentando una visión a largo plazo de nuestras acciones actuales. Y estas emociones tienen tres ventajas sobre la razón, los hábitos y la fuerza de voluntad: su fuerza no disminuye después de un uso repetido, no pueden ser secuestradas para favorecer las recompensas inmediatas, y mejoran nuestras decisiones en diferentes áreas de la vida al mismo tiempo.

cerebro y emoción

Gratitud
La investigación de la Sociedad Mexicana de Estudios de Calidad de Vida coincide con la evidencia de que la gratitud estimulante afecta el comportamiento, y es muy útil para el autocontrol.

En un estudio que era una versión para adultos de la famosa “prueba de malvavisco” de Walter Mischel, se pidió a las personas que recordaran una ocasión en la que se sentían agradecidos, felices o neutrales. Luego les pedimos que hicieran varias elecciones del formulario: “Preferiría tener $ X ahora o $ Y en Z días (donde Y siempre fue mayor que X, y Z varió). Descubrimos que sentirse agradecidos casi duplicaba el autocontrol de las personas; estaban más dispuestos a esperar la recompensa futura que aquellos que se sentían felices o neutrales.

Estos hallazgos se reflejan en otro estudio más reciente que muestra una conexión entre la gratitud diaria y una mayor paciencia promedio y autocontrol. Los beneficios de gratitud para el autocontrol también fomentan estar dispuestos a sacrificarse para ayudar a otros.

La gratitud lleva a la perseverancia en otros contextos, también. Por ejemplo, la investigadora Alice Isen descubrió que los médicos a los que se les animaba a sentirse agradecidos estaban más dispuestos a dedicar el tiempo necesario para una lectura adecuada de un expediente del paciente, lo que condujo a diagnósticos más precisos.

Otros experimentos han demostrado que la gratitud ayuda a las personas a estar más orientadas al futuro y exhibir más autocontrol. Y, a diferencia de la fuerza de voluntad, la gratitud no requiere mucho esfuerzo; la gente parece disfrutarla.

¿Cómo puedes aumentar tu gratitud?

Mantenga un diario de gratitud, donde escriba y reflexione sobre algunas cosas que agradece. Dos o tres veces por semana es suficiente, y es útil reflexionar sobre cosas más pequeñas y frecuentes, como un poco de ayuda de un amigo o compañero de trabajo.

Si tiene problemas para estar agradecido, si siente que su propio trabajo fue responsable del éxito que haya tenido, intente recordar los eventos que fueron fundamentales para alcanzar sus objetivos. Tal vez tuvo una buena tutoría al principio de su carrera escolar o laboral, o alguien le ayudó financieramente, o usted estaba en el lugar correcto en el momento correcto. Incluso la suerte, cuando se replantea de esta manera, puede llevar a un sentimiento de gratitud.

Compasión
Si bien la gratitud se deriva de darse cuenta de que otros nos han ofrecido algo de valor, la compasión se preocupa por los demás sin haber recibido beneficios. Curiosamente, la compasión también tiene un lado prosocial que parece ayudarnos a prepararnos para un futuro mejor, especialmente si podemos dirigirlo hacia nuestro futuro.

En un estudio, los investigadores utilizaron software de modelado facial para crear versiones anteriores de rostros de jóvenes participantes y luego entrevistaron a los participantes sobre sus metas en la vida mientras miraban su rostro actual o la versión anterior. Después de la entrevista, se les preguntó cómo responderían si se les entregaban $1,000. Aquellos que habían visto su yo futuro decidieron ahorrar el doble para un fondo de jubilación que aquellos que no lo habían hecho (en lugar de gastarlo en placeres inmediatos). Además, la motivación para ahorrar aumentó a medida que las versiones anteriores de su rostro se veían tristes, un cambio que induciría empatía y compasión.

De modo que la compasión por nuestro futuro puede ayudarnos a tomar decisiones difíciles. Las personas más compasivas también parecen menos reactivas hacia los demás. En un experimento, los participantes que habían jugado un juego de economía tuvieron la oportunidad de castigar a los tramposos, y lo hicieron de manera agresiva, algo que no sirve para nada más que venganza. Pero si estaban preparados para sentir compasión primero, no por el tramposo, sino por otro participante, no actuaron agresivamente. Este tipo de autocontrol detiene el normal golpe por golpe que a menudo se sale de control y hace que la gente pierda a la larga.

De manera similar, la autocompasión -compasión dirigida a uno mismo- también se considera motivadora: la autocompasión da como resultado una mayor perseverancia cuando la gente tiene que resolver problemas, tomar decisiones morales y enfrentar debilidades personales, en comparación con simplemente sentirse elevados en nuestra autoestima.

¿Cómo fomentamos la compasión?

La meditación puede ser una forma efectiva, particularmente los tipos que se enfocan en la compasión y la autocompasión. La práctica de meditación a largo plazo conduce a más compasión, pero incluso el entrenamiento a corto plazo puede producir una respuesta más compasiva: en un estudio, los participantes estuvieron más dispuestos a ceder su asiento a una persona con muletas después de ocho semanas de meditación que aquellos que estaban esperando para tomar la clase de meditación.

Del mismo modo, las experiencias con otras personas donde sincronizamos nuestros movimientos u objetivos, como cantar en un coro, bailar juntos o competir juntos, pueden ayudar a desarrollar compasión por ellos. Simplemente tratar de buscar puntos en común con los demás, en lugar de enfatizar las diferencias, será de gran ayuda. Y, cuando estás luchando, te ayuda a mostrarte compasión en lugar de avergonzarte por los fracasos.

Orgullo
Aunque quizás sea más matizado que la compasión o la gratitud, el orgullo también puede ayudarnos a lograr nuestros objetivos, siempre que no se convierta en arrogancia. El orgullo es una respuesta natural para lograr con éxito sus objetivos y ser reconocido por los demás por sus habilidades. Cuando es auténtico, señala a los demás que usted es una persona capaz y confiable, que es la forma en que evolucionó en primer lugar, como una forma de elevar el estado de uno en un grupo. Las personas con mayor orgullo auténtico tienden a alcanzar sus metas y tener un mayor autocontrol.

Las personas que son inducidas a sentir orgullo aumentan significativamente sus esfuerzos trabajando en tareas difíciles, incluido el trabajo exigente de ser un vendedor. Y los hallazgos recientes mostraron que cuando las personas experimentaban orgullo, reducían el descuento de las recompensas futuras de una manera similar a cuando experimentaban gratitud. Pero el orgullo puede tener una desventaja: puede llevar a la arrogancia si se trata de un falso orgullo.

Podemos alentar el orgullo auténtico en nosotros mismos y en los demás al reconocer la importancia de una mentalidad de crecimiento: la creencia de que aprendemos de nuestros errores y que el esfuerzo importa. Elogiar a otros que muestran esfuerzo, en lugar de simplemente éxito, también puede ayudar a protegerlos contra la arrogancia.

Las verdaderas claves del éxito

Si bien las emociones positivas como la gratitud, la compasión y el orgullo pueden alentarnos a ser más persistentes para alcanzar nuestras metas y ayudarnos a mantenernos alejados del comportamiento inmoral, todas tienen otro beneficio: alimentar nuestras relaciones sociales, lo que nos lleva a tener más éxito y calidad de vida.

De hecho, ésta es la razón principal por la cual las emociones orientadas socialmente que construyen el autocontrol existen en primer lugar: fomentan la conexión social, que a menudo requiere cooperación y autosacrificio.

Cultivar estos estados de ánimo en nosotros mismos aumentará nuestra motivación para actuar de manera que beneficie a los demás, incluyéndonos en el futuro. Entonces, si realmente quiere perseverar, intente seguir adelante sostenido únicamente en su esfuerzo cotidiano y fuerza de voluntad. En contraste, incorpore también la práctica de la gratitud, la compasión y el orgullo.

Le puedo asegurar que tanto usted como los que lo rodean celebran estos cambios en su comportamiento, lo harán sentirse más satisfecho y con una mayor percepción de que ha logrado … Vivir con Sentido.

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