En el 2020, a trabajar por la paz

Lectura: 2 minutos

Inicia el año 2020 y, en consecuencia, la tercera década del milenio. Con ello se renuevan las esperanzas y expectativas en relación a lo que no ha podido hacerse y cómo conquistar nuevos espacios vedados por una diversidad de obstáculos que generalmente resultan de la falta de una planificación que permita el logro de los propósitos o metas que queremos alcanzar. Una de ellas, a mi parecer, es la impostergable necesidad de trabajar por la paz –en sus diversas dimensiones–, tomando en consideración que precisamente este 1º de enero se ha celebrado la Jornada Mundial de la Paz, iniciativa impulsada por la iglesia católica el 1º de enero de 1968 y que este año tiene como lema “La Paz como camino de Esperanza: Diálogo, Reconciliación y Conversión ecológica”.  

Creo que la imposibilidad humana para lograr una paz sostenible y duradera tiene sus orígenes en el inicio mismo del hombre, en tanto la latente incapacidad de llegar a acuerdos; así podemos observar en nuestra época, por ejemplo, cómo desde los hogares, son concebidos como microespacios a raíz de la falta de comprensión entre sus integrantes, hasta la dirección de la gestión estatal al promover y alentar políticas de ajuste y reajuste sectarias, como un macroespacio, que van en contravía al anhelo persistente de alcanzar esta especie de “presea” que se escapa por enrarecidas grietas de exclusión, marginación e injusticia.

paz y guerra
Ilustración: History Extra.

En mi opinión, la desigualdad es fuente de injusticia, misma que se convierte en una objeción precisa para construir una paz efectiva y duradera que a la postre serviría en la potenciación de los sectores creativos de nuestros hogares, sociedades y estados. A mi juicio, esto implica que la violencia de diverso tipo que se observó y vivió el pasado año en nuestros países, no contribuye más que a subyugar cuerpos y, en consecuencia, a ralentizar la posibilidad de ser mejores y alcanzar objetivos previamente definidos.

Comparto la visión de entender la paz como una necesidad de trabajar desde lo espiritual y particular de cada persona, hasta la necesidad de involucrarse con “el otro” en un diálogo fraterno para “apartar” todo aquello que desde los espacios comunitarios hace “daño” a la integración y a la resolución pacífica de los conflictos. De manera tal que para construir paz es necesario despojarnos de nuestros propios modos de concebir el mundo e integrar a los demás a ese diálogo en la composición del mismo.

En ese esfuerzo todos nosotros, los ciudadanos, la sociedad, podemos contribuir en la medida de que hagamos valer el derecho ajeno como si fuese el propio, lo cual tiene que ver con la empatía. El pontífice Mario Bergoglio “Francisco, acota al respecto que “la paz es un bien indivisible: es de todos o de nadie”. En conclusión, este 2020 como todos los demás años precedentes, se convierte en un escenario propicio para convertirnos en arquitectos de la paz. Hacia ella tenemos que bregar los seres humanos a pesar de cualquier resiliencia.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
0 Comentarios
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
0
Danos tu opinión.x