En la era de internet, la TV se llama OTT

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Hoy en día, Netflix es el exponente más conocido y con mayor número de usuarios de servicios OTT. Su modelo de video en demanda (VOD) incluye una gran cantidad de contenido que normalmente se conseguía a través de los sistemas de televisión de paga tradicionales.

Ciudad de México.- Al igual que en otros casos, la revolución de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones ha transformado grandes sectores de la economía. La situación prevista en el famoso artículo de Marc Andreesen publicado hace algunos años en The Wall Street Journal, “Software is eating the world”, ha alcanzado finalmente, y en definitiva, a la industria de la televisión. Los servicios adicionales, llamados Over The Top, OTT, son la encarnación de la televisión de paga distribuida por la red pública de uso general que es internet.

Hoy en día, Netflix es el exponente más conocido y con mayor número de usuarios de servicios OTT. Su modelo de video en demanda (VOD) incluye una gran cantidad de contenido que normalmente se conseguía a través de los sistemas de televisión de paga tradicionales. El contenido de Netflix es una combinación de películas, series, telenovelas, documentales, etc., la mayoría procedentes de las mismas productoras que alimentan los canales de la televisión de paga tradicional.

Atrás de Netflix han aparecido servicios similares, como Hulu, Amazon Video, HBO Now, Vudu y, más recientemente, Sony, con su plataforma Playstation Vue, que se anuncia como el primer servicio de canales en formato OTT a la carta, lo cual marca un hito en la manera de integrar una oferta de canales lineales (los tradicionales) con un sistema de televisión de paga.

Es claro que la gran cantidad de servicios OTT en el mercado, así como la buena acogida que han tenido estas ofertas entre los consumidores, ponen de manifiesto el dinamismo competitivo en la industria de la televisión de paga. Estas aplicaciones de video, que hacen un uso intensivo de datos, pueden adoptar la clasificación de killer applications en el mundo de la banda ancha. Su uso y su acelerada adopción por parte del público, impulsan la penetración de la banda ancha y la necesidad de que las redes tengan la robustez que hace falta para distribuir este contenido a toda hora y todo lugar.

En nuestro país hay una buena oferta de los servicios OTT y su adopción ha sido bastante rápida. Es común oír de un amigo o familiar que cierto programa de moda lo ve, al igual que uno mismo, a través de un servicio en línea como Netflix, Claro Video o VEO, por citar parte de la oferta disponible en nuestro país.

Es interesante la transformación que ha sufrido el mercado por las ofertas de servicios OTT. De acuerdo con el último informe de The Intelligence Competitive Unit, la adopción de estos servicios en nuestro país ya suma millones de personas. Esto es entendible no solo por las características competitivas propias del servicio, sino también por factores comerciales. Un ejemplo es Claro Video, el servicio OTT de América Móvil, el cual forma parte de los paquetes de Telmex, con lo que esta empresa presenta una oferta de tres servicios, o bien, utilizando el argot de la industria de las telecomunicaciones, de triple play: dos servicios de su propia red de telecomunicaciones, internet y telefonía, y uno tercero de video con el formato over the top.

La penetración mundial de los servicios OTT ha generado el fenómeno de los llamados cord cutters, que son los usuarios que han decidido, en sentido figurado, cortar el cable, cancelar el servicio de televisión de paga tradicional y optar por una oferta de OTT.

En el contexto regulatorio, el Instituto Federal de Telecomunicaciones de México tiene el gran reto de entender y estudiar el fenómeno de la convergencia tecnológica, ya que las nuevas aplicaciones, como las OTT, compiten con los proveedores tradicionales de televisión de paga. El IFT enfrenta la difícil tarea de clarificar el ambiente competitivo de la industria, y en particular de este mercado, ya que una regulación o definición equivocada puede llegar a inhibir la competencia y los incentivos a la inversión, la cual es necesaria para el despliegue de más y mejor infraestructura de telecomunicaciones, que es en esencia lo que se pretende lograr con la reforma constitucional en telecomunicaciones.

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