Ganas de México

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El Presidente Miguel de la Madrid acuñó sin que nadie necesitara traducirle  su México es Mas Grande que sus Problemas. Hoy pese a la paz conciliada en muchos estados de la república, se percibe en otros una situación de inquietud franca. Y es que a veces los problemas parecen ser mas grandes que el país que les contiene.

Los esfuerzos empeñados en la reunión de Embajadores del Colegio Alameda (antes Tlatelolco), parecen cuestionarse apenas acordados.

Michoacán que hoy está en todas las voces, es un estado tan sui generis como lo puede ser cualquiera en una situación de conflicto.

El Cártel La Familia,  las familias, los ciudadanos, el gobierno local, las autodefensas, el gobierno federal, los cuerpos policíacos, el ejercito, los otros cárteles en pugna, las industrias del aguate y de la madera, los comercios en sus grandes ciudades y hasta el nuevo procurador Castillo, todos están replanteando sus estrategias  primero de supervivencia y luego de adaptación. El cotidiano está trastocado, los que pueden se ahuyentan y afincan o en el Distrito Federal o en los estados del sur, de México y de los Estados Unidos.

Quien está poniéndose a prueba no es solo el Presidente Peña y su gobierno, sino el Estado mexicano allende éste gobierno.

Libia,  Mali, África Central,  por no mencionar esa república de todas las “cooperaciones” que es Haití, son zonas de intervención.  Está muy lejos México de una intervención internacional cierto, pero no tan lejos como hace 12 años.  Poco a poco el país se acerca a un estado de necesidad de orden. Lo demanda la comunidad internacional deseosa de hacer negocios en el país. Lo piden también el empresariado a veces oligárquico que quiere estabilizar sus mercados de consumo privilegiadamente internos, pero también las PyMES, mas dinámicas, adaptables, profesionales y creativas, lo reclama la ciudadanía que teme por su vida, las de sus hijos y por percibir fragilidades crecientes en el país.

Lo cierto es hoy que México esta mal. Que aunque ciudad o país de la esperanza, aunque  los estribos de las reformas parecen servir para cabalgar un país brioso, aunque se intente hablar bien de ciertas cosas, bajo ciertas circunstancias y en determinados ambientes,  México está mal. No es un problema de imagen, es un asunto de ingeniería de país, los mexicanos lo sentimos y el mundo lo percibe.

El crecimiento de algunas industrias, las predicciones optimistas, la algarabía internacional particularmente derivada de la Reforma Energética, la actitud positiva de un gobierno todavía mas animoso que inteligente, no logran de ningún modo hacer sombra a la inevitabilidad de Brasil en las discusiones internacionales.

Brasil se menciona hoy de manera distinta en todos los foros internacionales, allí si que cabe el lema adaptado de don Miguel, Brasil esta demostrando ser mas grande que sus problemas.

La raíz de este asunto está en el manejo de la seguridad, la primera garantía. Brasil ha logrado que sus gravísimos problemas derivados de los levantamientos de sus nuevas clases medias sean considerados como cualquier manifestación violenta en Paris, en Roma o Madrid por ejemplo. Siempre hay un Estado de derecho que logra imponerse. Si, el Estado policíaco existe y tiene sentido cuando las fuerzas de seguridad se perciben siempre como superiores a cualquier manifestación. Es un tema de percepción de magnitudes. El soft power del Brasil esta en su deporte, en su cultura, en su naturaleza, en su política, en su posicionamiento especial en las agendas multilaterales y su condición de excepción cultural y lingüística latinoamericana.

La celebración reciente del 20 aniversario del movimiento armado en Chiapas, que preocupaba, al General Miguel Ángel Godínez, en 1993, Jefe entonces de  la zona militar en Tuxtla Gutiérrez, las fosas de Jalisco, los grupos de autodefensa en Michoacán y Guerrero, las inquietudes de los gobernadores del círculo central y la Frontera oriental aún sin correctivos, trascienden de modo unificado en la opinión pública mundial. No hay programa de Imagen que pueda contra una situación similar.

Pero la solución no está en la militarización o la polinización policíaca, sino muy probablemente en un mejor y mas científico análisis de la física de las cosas en el país del surrealismo provocador.

Acercar las palabras a los hechos, hablar por tanto menos y hacer mas, con mas inteligencia,  con los mejores, con los mas comprometidos, con los jóvenes, con menos derroche de recursos, con mejores profesionales aplicados, con mayor cercanía al ciudadano, con mejores y mas amplios compromisos de la sociedad expresada en sus industrias y sus instituciones. No mas un país de papeles, pactos y acuerdos efímeros, de alebrijes y quimeras , sino una Nación mas seria, mas solida, mas consistente y mejor orientada.

Mi amigo Gustavo Lomelín, en su mas reciente columna en Semanario, apunta que el Momento Mexicano es aquí y ahora. Si es el caso, debe serlo mas al interior y no por colocar su economía en la agenda global. Todas las economías como anuncia HSBC son o serán emergentes, eso quiere decir globales. Todas las economías están hoy en la agenda global.

México está, coincido con Gustavo, en el mejor momento para cambiar sus paradigmas, para construir un nuevo lenguaje, para establecer un nuevo conjunto de acciones y priorizar de modo distinto, de acercarse  de manera diferente, mas sensible quizá, mas abierta, al conocimiento de las causas.

La verdadera Guerra de México, debe librarse al exterior y tiene un carácter simbólico. Hay que prepararse para ella construyendo al interior no sólo la Paz sino la noción de Nación que los mexicanos esperan para sumarse a ella. Un imaginario activo y congruente. Luego haremos la guerra esa que nos llevará al posicionamiento, comercial, turístico, industrial, académico, innovador, una guerra en que el logro mayor habrá de ser el despertar en el mundo las Ganas de México.

Gastón Melo Medina

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