¿Gobernabilidad con un Estado débil?

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El pueblo es como un metal maleable, y no con ello quiero usar el doble sentido, tristemente la maleabilidad se produce por una falta en la educación de nuestra gente. El hecho de no poder discernir es debido a que no se tuvo acceso a la educación de las ideas, a la abstracción fundada en el conocimiento previo de la idea primigenia, vaya, sin rollos, lo que pasa en realidad es que la conciencia del pueblo vive adormecida por la ignominia del que ha sido objeto, pero también a que los medios de comunicación así lo han decidido.

Hoy vemos un país que se nos va de las manos, donde la violencia se ha convertido en una cotidianidad repugnantemente, al punto en que ya ni siquiera es noticia; las pasadas elecciones, no sé a usted, pero a mí me han dejado un muy mal sabor de boca. Sí, me sabe a centavo y seguramente es por el cobre que salió a relucir en todos los partidos, los cuales deberían ser ejemplo, pues quienes pretenden gobernar para que prevalezca la legalidad y todos esos políticos que quieren ser gobernantes, todos ignoraron las leyes electorales con absoluto descaro. No hubo un solo partido que no recurriera a las prácticas más sucias y la gente ¿seguirá creyendo que, si ganó uno, perdió el otro? ¡Qué difícil es creer que México puede estar mejor si quienes deberían encabezar el cambio, no cambian!

Hace un momento me refería a la inseguridad y a la violencia, y ambas tienen el mismo origen: ¡la corrupción!

Pareciera que para llegar a ser gobernante se requiere de hacer cosas ilegales, pues quienes obtienen dinero ilícitamente es de lo más normal llevar a cabo este tipo de prácticas; de hecho, la impunidad que hemos visto después de cada elección es idéntica a la impunidad por la inseguridad. La violencia, por lo visto, ya es un reflejo de nuestra sociedad, en donde los valores son sólo para las clases más adineradas, las cuales practican la violencia, pero de manera más sutil.

El tejido social se ha venido descomponiendo día a día, el resentimiento crece, la incredulidad hacia quienes representan a la autoridad es casi absoluta. México da miedo, miedo salir a la calle, miedo de sus leyes y reglamentos que se han convertido en el instrumento de la corrupción, miedo de que en cualquier momento estalle una violencia distinta a la que vemos todos los días.

Tamaulipas es un polvorín que está explotando, Veracruz está por hacerlo también, así como Jalisco, Colima, Sonora y Michoacán; de Guerrero, ni qué decir, acabaron con “la paz” y la confianza. Cuando hablamos de gobernabilidad de verdad, ¿hay quien crea que existe en nuestro país?

La gobernabilidad la ejerce el Estado y hoy éste se encuentra sumamente debilitado.

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Cupertino Velázquez

Desafortunadamente, la cultura política de nuestro pueblo de sustenta y sigue abrevando de ese estigma de la corrupcion donde todos buscamos siempre obtener un beneficio inmediato por cualquier cosa que hagámos, pensando sólo en el bienestar personal y de manera inmediata. Ya no hay capacidad para pensar en el bien común. Si nos piden que votemos, esperamos que nos den algo a cambio y el que más nos da por ese votamos. No pensamos que no nos está dando nada que sea suyo, sino que es de todos. Tampoco pensamos que ese que más da encontrará con nuestro voto el sustento político para actuar con la mayor impunidad pues ya nos hicimos sus complices desde el momento en que le dimos nuestro voto. Ahí y de esa manera legitimamos a esos gobernantes corruptos de los posteriornente nos quejamos.
Pero esa cultura la tenemos tan arraigada como si fuera nuestro ADN que la reproducimos en cada acto de nuestra vida, hasta para la fila de las tortillas queremos ser los primeros y además todo lo queremos con el menor esfuerzo posible, al fin y al cabo todo es posible de ser comprado: hasta nuestra conciencia.

F Schutte

Muchas gracias por su comentario con el que coincido

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