Implicaciones del 52

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                                                                       Para Carlos Mora-Gómez

                                                                       Porque Somos Agua

 

Ciudad de México.- No, no se trata de otro festival anti Peña Nieto como el que se organiza en París en contra de la vista de Estado, ni tampoco de una búsqueda más en el pajar de los conflictos mexicanos. Todos sabemos que hay 52 semanas en el año y no vamos a tratar los problemas de cada una y si bien, el siglo prehispánico consta de cuatro atados de trece cañas que suman 52, ese es tema de otras reflexiones. Tampoco nos referimos al año en que es electo don Adolfo Ruiz Cortines.

El 52, al que nos referimos es un artículo de la Encíclica Papal, Laudate Si´ (Alabado Seas), que trata sobre la salvaguarda de la casa común. Una encíclica, lo reza el diccionario, es un adoctrinamiento sobre cuestiones de fe o de costumbres. Tengo la impresión que el mandato de esta publicación concierne más a los segundo, asunto que la vuelve más ecuménica, accesible a todos, más real e implicativa.

Por estos días estamos siguiendo, no sin dificultad en medios, la vista de su santidad Francisco Primero por países pobres de América Latina: Ecuador, Bolivia, Paraguay. Sus declaraciones han sido fuertes: “la religión es siempre revolucionaria”, “la deuda de América Latina es la pobreza…” y los presidentes de estas regiones no dejan de aprovechar la ocasión para marcar sus clisés (mírese el Cristo crucificado entre la oz y el martillo que le obsequió Evo Morales, al santo Padre).

Si nos tomamos el tiempo de leer la carta papal, -vale la pena- encontraremos con facilidad, en el artículo 52, frescas estas aseveraciones. “La deuda externa de los países pobres se ha transformado en un instrumento de control (pregúntele a los griegos), pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica”, comienza el artículo. “Es importante que los países desarrollados contribuyan a saldar este diferencial”, continúa.

La Encíclica de la salvaguarda de la Casa Común lanza una voz revolucionaria en el planeta de los sordos, clama por el mestizaje al promover una sola familia humana, sin barreras ni fronteras políticas o sociales que lleven al aislamiento. No hay en el planeta, dice Francisco, “espacio para la globalización de la indiferencia”.

Pero no es sólo de la Encíclica que quiero hablar en esta nota, sino de su coincidencia con otras actividades que tienen y tendrán lugar este año en el mundo: la conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en New York durante septiembre (*), o la COP 21, más politizada, que se efectuará en París, a finales de noviembre, las implicaciones de las declaraciones del Alto Comisionado para los Refugiados, sobre los refugiados climáticos, son otro factor a considerar y eso por no mencionar los cientos de publicaciones científicas que en materia de los estragos producidos por el cambio climático, han acentuado su influencia en los últimos años.

En 2015, se ha podido también apreciar la película La Sal de la Tierra de Sebastián Salgado, a quien conocí hace 35 años en Munérachic (Baja Tarahumara), subiendo desde Batopilas el Urique unas diez horas a pie, a por lo menos dos días de viaje de la estación Barrancas, para quienes hayan disfrutado de las visuales ofrecidas por el CH/P. de Salgado, visitamos también su exhibición Génesis, en Lisboa, con cientos de fotografías insospechadas y de una realidad mirada desde su ingenuidad magnífica en los cinco continentes. Salgado nos muestra una Tierra/ Creatura que en rincones insospechados sigue existiendo en todas partes. De mi Tierra a la Tierra, es el título de su más reciente publicación y que es un llamado desde su Instituto Tierra, a la conciencia de nuestra responsabilidad en el cuidado del planeta.

He visto en 25 años, desde que acompañé en 1990 a Patricio Chirinos y Ángel Gurria a Washington, para asistir a las White House Conferences on Climate Change, cuando ya el presidente Bush I reconocía la creciente importancia de los temas climáticos en la agenda global. Sin mucha sustancia entonces se sugería más investigación para empatar las agendas científica y económica.

Al año siguiente, bajo la orientación del entonces embajador para Asuntos Especiales, Miguel Alemán Velasco, dirigimos en el gobierno Salinas las Celebraciones del día Mundial del Medio Ambiente, evento máximo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), dirigido entonces por el egipcio Mustafá K. Tolba; 44 jornadas por el planeta y una huella a que vuelvo constantemente. Recuerdo la siembra de árboles en el parque justo detrás de Pinos, Parque de los Embajadores, donde fue sembrada una cápsula de la esperanza donde niños del país introdujeron, después de recorrer en barcos de la Secretaría de Marina el litoral nacional hace 25 años, mensajes sobre como querían se viera el planeta en 2050. Habrá que esperar aún y ponernos a trabajar ya para cumplir sus expectativas.

Un año más tarde, en Sao Paulo, Brasil, contribuimos también con el entonces ya senador Miguel Alemán y el diputado Alejandro Encinas, a la animación de la recientemente formada Global Parlamentarians on Habitat.

Muchos años, mucha tinta, y más palabras han pasado. Comienzan a hablarnos las cifras, la no contradicción entre los científicos, los economistas, los políticos, los multilateralitas, la sociedad civil y los hechos. 25 millones de refugiados climáticos en el mundo, Los Parias del calentamiento Global. Sólo en Kenia, más de un millón de somalíes expulsados por la sequía que desde hace más de 15 años viven en campos de refugiados.

Por todo esto, estamos haciendo lo que sentimos nos corresponde en lo profesional, en lo personal y en lo familiar: intentando promover con la Secretaria de Relaciones Exteriores, el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM), la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Educación Pública (SEP), la formación de una generación de jóvenes –Colegio de la Globalización– con destrezas negociadoras, conocimiento de buenas prácticas, sensibles a la realidad nacional y con una visión clara de la situación mexicana, la política nacional y los desafíos en materia ambiental, para lograr un posicionamiento de los mejores intereses nacionales y regionales, -en un primer tiempo-, a través de un conocimiento de las instituciones, las materias y las habilidades necesarias para la atención y el cuidado de la biodiversidad, del cambio climático y de la agricultura inteligente. Por otra parte, trabajando con el programa México en las Venas de Francia, que busca inyectar mexicanidad a través de una serie de actividades en puertos fluviales del hexágono francés, promovemos la presencia de un México seriamente implicado con la biodiversidad, la sostenibilidad y el desarrollo incluyente. Un México de 110 millones de socios comprometidos en la construcción de un país mejor, bien puede ser el ejemplo que el mundo espera. En lo familiar, iniciando el desarrollo de un espacio de conciencia de la tierra en Yucatán del que reservo hoy los contenidos para presentar a los lectores interesados, más adelante, las premisas de Rez-Ha. Hacer, no haber hecho.

(*)The tenth part of the second session of the Ad Hoc Working Group on the Durban Platform for Enhanced Action (ADP) will be held from 31 August – 4 September 2015 in Bonn, Germany

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