La calidad de la ciencia en México

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Cada año acudo a un par de congresos internacionales, la finalidad es compartir mi trabajo con colegas de todo el mundo, conocer qué se hace en otros países y grupos de investigación y ponerme al día sobre temas, metodologías y nuevas propuestas. Es interesante identificar áreas de oportunidad y problemáticas comunes en diversas latitudes. Hace una semana participé en uno de estos congresos en Lyon (Francia), y observé que los mexicanos tenemos una baja participación en este evento y me pregunté la razón.

Pienso que tenemos la capacidad suficiente para compartir lo que investigamos en México, tenemos científicos de reconocida calidad en todas las áreas, incluidas las ciencias sociales, pero creo que hay otras razones que nos impiden participar. En primer lugar, el manejo del inglés, y lo digo porque veo en mis alumnos de licenciatura y posgrado una falta de formación en el tema. Por lo menos en mi universidad los alumnos se esfuerzan por cumplir el requisito formal de pasar el examen de lectura y comprensión, pero eso no quiere decir que sean capaces de expresarse frente a público especializado. Apremia que los estudiantes tengan la formación bilingüe que les permita hacer redes alrededor del mundo y moverse libremente por donde así lo deseen.

También veo que hay investigaciones conjuntas entre alumnos y profesores y quien acude a presentarla es el profesor. Esto me lleva a pensar que sólo los profesores consiguen financiamiento para el viaje, pero sería necesario encontrar un mecanismo para que los alumnos sean los que vayan a los eventos y discutan sus trabajos. Sé que esto no es fácil, no es que sobren recursos, al contrario, son limitados, pero necesitamos incentivar a nuestros alumnos de alguna manera. Por ejemplo, este año celebramos dos cosas relevantes en los estudios de la ciencia, tecnología e innovación en México. El primero son los 40 años del Seminario de Administración de la Ciencia y la Tecnología del posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM y los 25 años de la maestría en Economía, Gestión y Políticas de Innovación de la UAM-X. Ambos son los espacios más longevos sobre el tema y a propuesta de los segundos, se ha convocado a los estudiantes de posgrado de todas las instituciones relacionadas con el tema como al CINVESTAV, CIECAS-IPN, IBERO y FCA UNAM a participar en un congreso de estudiantes, donde sólo ellos sean los protagonistas. Esto me parece fundamental porque les brindará la oportunidad de salir y conocerse, discutir y tener una importante experiencia con sus pares. Iniciativas como ésta deben fomentarse y hacerse visibles, y por eso la comparto aquí, ya que es fundamental el trabajo cooperativo y en red al que apelamos tanto desde las ciencias sociales.

Finalmente, creo que la última barrera tiene que ver con la idiosincracia, creo que debemos creer en lo que hacemos. Nuestras investigaciones están al nivel del mundo y somos capaces de discutirlas con los grandes gurús y con los que se están formando como yo y muchos más, ya que a veces creemos que nuestros temas sólo nos interesan a nosotros mismos o a nuestra pequeña red cercana y la verdad es que no es así, tenemos mucho que compartir y aprender.

Ahora sólo he hablado sobre lo que pasa en las ciencias sociales, pero no dudo en que las demás ciencias presentan escenarios similares. Necesitamos incentivar la colaboración más allá de nuestras fronteras, necesitamos más gente capaz de salir, aprender y regresar a enseñarnos a los demás. El mundo globalizado implica también fomentar el conocimiento, la tecnología, las formas de organización y por ello tenemos que pugnar por un desarrollo científico incluyente donde no sólo los de siempre sean los que acuden a los congresos. No sé cómo, pero es urgente pensar en alternativas que nos permitan introducirnos en los círculos de discusión a nivel mundial.

Al final, creo que la construcción de la ciencia es un proceso conjunto donde hay una constante retroalimentación, pero también sé que es una cuestión de poder y de mando y que hay que luchar mucho para ser escuchados, pero no es imposible, la ciencia la construimos de muy diversas maneras, pero estoy convencida de que necesitamos ir a los diversos epicentros y hacernos notar.

Esta reflexión me lleva a lugares comunes y algunos obvios, pero creo que es importante que todos aquellos que no están relacionados con el quehacer científico conozcan cómo es este proceso y las dificultades que enfrentamos en el día a día. Recuerdo que alguna vez un profesor del doctorado me dijo: “hemos elegido una profesión absurda, pasamos años investigando algo, dedicamos tiempo, esfuerzo y recursos. Escribimos un artículo o un libro y vamos a presentarlo a nuestros pares y en un sentido masoquista esperamos que nos critiquen y nos destrocen por cualquier cosa, ya sea teórica o metodológica”, y pues sí, la verdad es que nuestro trabajo no termina cuando presentamos nuestros resultados, allí comenzamos una nueva etapa de reajustes y reelaboración; duele sin duda, pero también de la crítica se aprende y mucho.

En síntesis, nuestra calidad es buena, competitiva a nivel mundial, pero necesitamos confianza y recursos para salir de nuestra zona y exponernos a la crítica internacional, debemos motivarnos e incentivar a nuestros alumnos a salir y conectarse con este mundo cada vez más interconectado.

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Rafael P. Morales

El título del artículo me hizo suponer que se tratarían temas relacionados con la calidad de la ciencia, en particular en México. Sería deseable responder a preguntas como ¿la dependencia tecnológica en equipamiento científico permite realizar ciencia de buena calidad en México? ¿Se sigue un proceso basado en un sistema de gestión de la calidad de la ciencia? ¿Nos aseguramos, como país, que la inversión en ciencia nacional le retribuye al ciudadano en elevar su calidad de vida o seguimos dependiendo de la ciencia de otros países para ello? ¿En qué proporción? ¿Contamos con un sistema verdaderamente estructurado y articulado para producir ciencia de calidad en nuestro país?
En fin, son sólo algunas preguntas que como ciudadano me hago.
Saludos cordiales.

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