La Troika y la crisis de Chipre: de ignorantes y perversos

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La semana pasada la Unión Europea (UE) y particularmente la Zona Euro (ZE) hicieron temblar al mundo por las características del rescate bancario de Chipre.  El rescate del sistema financiero de la mitad sur de esa pequeña isla localizada enfrente de Turquía, que es la parte en donde se asienta Chipre, generó un pánico internacional por el costo que se impondría a los ahorradores bancarios y sus efectos de temores y contagio en el resto de los países miembros de la UE.

El pánico no se debió a su tamaño económico, dado que Chipre sólo representa el 0.2% del Producto Interno Bruto (PIB) de la UE, sino por las medidas extraordinarias que proponía la Troika de los hombres de negro, integrada por la UE, el Banco Central Europeo (BCE), y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para rescatar a los bancos.  Medidas que rompen con las propias reglas bancarias de la UE y con las que se habían emprendido, hasta entonces, para atender otros casos similares de rescate bancarios de mucho mayores magnitudes al chipriota.  Tal hecho evidencia la ignorancia sobre las consecuencias de las medidas propuestas y la clara perversidad de sus resultados, ya manifiestos desde ahora.

En efecto, después de rescatar financieramente a Irlanda, Grecia, Portugal y España, la Troika se ha abocado a salvar a Chipre bajo medidas inmediatas contra los depositantes bancarios, violando, de esta forma, el límite del seguro bancario vigente de hasta por 100,000 € por depósito.  Así, de manera general se propuso que los depósitos de hasta 100, 000 € pagaran un “impuesto” de 6.75% sobre el monto depositado y de ese nivel en adelante fuera 9.9%.

Con tal medida se violaba el parámetro del seguro bancario, lo que significaba una clara ruptura de reglas financieras que deben ser respetadas, máxime en una situación de incertidumbre económica y bancaria.  Por lo que la UE terminó entrando institucionalmente al pantanoso ámbito de la confiscación parcial de los depósitos, parcial pero al fin confiscación.  El objetivo, también inusual ante otros rescates, fue colectar inmediatamente un poco más de 5,800 millones €, como contribución al total requerido de 10,000 millones de euros para el rescate, monto que algunos medios públicos lo elevan hasta 17,000 millones, como necesario.

De igual forma, las medidas definidas han obligado a cerrar los bancos, originalmente por dos días, aplicando un sistema de “corralito” a los retiros bancarios, no visto desde la crisis Argentina, hace ya un poco más de 10 años.  Esto ha acrecentado la incertidumbre y desconfianza financiera sobre los bancos locales; reacciones que pronto como contagio viral se hicieron sentir en España y Grecia.

Con las medidas del rescate, se manifestó una arrogancia total sobre la reacción que internamente la sociedad y depositantes podrían tener.  Tal fue la repercusión a las medidas impuestas a Chipre que el Parlamento las rechazó totalmente, sin un solo voto en contra, aunque si unas abstenciones.  Tal rechazo se dio después de haber planteado el Presidente chipriota, Nicos Anastasiades, una excepción del impuesto a depósitos de hasta alrededor de 20,000 €.

El repudio parlamentario a la medida confiscatoria obligó, por una parte, a respetar el seguro bancario para los depósitos de hasta 100,000 € y, por la otra, a ampliar dos días más el cierre de los bancos.  Con la acciones titubeantes y correcciones de último momento ha quedado en el limbo las características del rescate.  “[…] como no hay programa, la asistencia de liquidez para los bancos chipriotas está en peligro” dijo un oficial del gobierno alemán.  “Eso es difícil, pero esa es la situación (NYT, Nicholas Kulish and Jack Ewing, March 20, 2013).

En medio de este desorden, Oxford Economics, una firma consultora inglesa, calculó que la incertidumbre creada por Chipre podría generar un credit crunch cuyo costo para la ZE podría ser cerca de 3 % de PIB o casi 300 mil millones de euros.  Esta cifra que se puede antojar sorprendente, debe ser considerada posible si se toma en cuenta que Chipre representa 0,2 % del PIB de la UE y se debe tener en cuenta que el sector bancario es un poco más de ocho veces el PIB de esa economía isleña.  Obviamente, tal cifra se incrementaría fuertemente si Grecia e Italia, por su situación política actual, se contagiaran de la situación de incertidumbre de Chipre.

El desorden ha dado paso para que los depositantes se prepararen para el retiro de sus depósitos, independientemente de su monto, una vez que se abran los bancos el jueves y que el gobierno Ruso interviniera para proteger los depósitos de sus conciudadanos y bancos en Chipre (NYT, Andrew E. Kramer, March 20, 2013).  Los depositantes rusos podrían enfrentar un riesgo de pérdida de cerca de 2.5 mil millones de euros, dado que sus depósitos son alrededor de 25 mil millones de euros.  A lo que el Presidente Putin ha llamado “injusto, no profesional y peligroso”, después de que los bancos chipriotas han terminado por comprometer fondos de pensiones y permitido depósitos rusos de dudosa procedencia.

Dado que los depósitos rusos representan los más importantes de la banca de Chipre, Gazprom, el gigante ruso de energía ha ofrecido un plan de rescate privado, señalando que Chipre podría venderle los derechos de exploración de los depósitos de gas fuera de la costa, localizados en el Mar Mediterráneo.  Tal ofrecimiento va en la línea del apoyo anteriormente brindado por Rusia a Chipre, mismo que fue del orden de 2 mil millones de euros.

La banca chipriota ha entrado en pleno tobogán ante la complacencia original de la UE y del BCE.  Desde su entrada a la ZE sus operaciones como paraíso fiscal se incrementaron.  Su exposición a las operaciones financieras dudosas se hicieron evidentes desde el momento en que Rusia le prestó dinero para salvar el inicio del bache financiero que le significó la crisis griega.  Una vez agudizada ésta, la pérdida de Chipre por la compra de papel gubernamental del país helénico era obvio que terminaría afectando dramáticamente la solvencia de la banca.

Todo ello fue ignorado por las autoridades comunitarias, hasta que se vieron obligados a reconocer la situación de crisis financiera de Chipre.  Con las apuraciones, las arrogancias, especialmente de Alemania, y los titubeos, finalmente la UE ha comenzado a tener resultados perversos, o no deseados, con las propuestas originales del rescate bancario.  Resultados que han profundizado el riesgo de la implosión del euro, es decir que su destrucción se dé desde su interior.  En este caso por una pequeña economía, que ha terminado casi por derrotar a Goliat.

Las consecuencias de las medidas del rescate de Chipre ponen en riego el liderazgo de Alemania en el seno de la UE y manifiestan claramente la no aceptación ciudadana de unas políticas financieras comunitarias que más que resolver problemas los han terminado por agravar.  De igual manera, que la pertinencia técnica para el rescate de Chipre ha sido fallida por obviar que las corridas financieras y el riesgo sistémico pueden comenzar en un sólo banco, contagiando a todo el sistema de un país y pudiéndose expandir fuera de sus fronteras en muy poco tiempo.

Esto lo entendió claramente el Reino Unido (UK) cuando, sin titubeos, manifestó, al inicio de la crisis financiera internacional, que todos los depósitos del banco Northen Rock estaban asegurados.  Como también entendió que el llamado seguro de depósitos en una crisis financiera puede ser gasolina que acrecienta el fuego.

La ignorancia técnica de la Troika únicamente ha arrojado resultados económicos perversos para Europa, que han significado grandes sacrificios sociales.  Nunca es tarde para aprender del pasado, al menos del pasado inmediato, y rectificar lo que no debe ser ratificado.

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