En los últimos años, en cierta manera, se ha venido dando más valor a los sectores o negocios asociados a la tecnología y el mundo digital, dejando de lado aquellos que llevan una etiqueta de “tradicionales”, lo que da lugar a un escenario dual. Por un lado, el estancamiento de estos sectores o negocios, y, por otro lado, su evolución y actualización, lo que les pondría nuevamente en el tablero de juego como piezas clave.
El sector de la agricultura y los modelos de negocio relacionados con éste, son un ejemplo claro de dicho escenario, ya que los “agronegocios” han evolucionado de una posición meramente productiva a una de mayor valor añadido.
La evolución de los agronegocios ha venido propiciada por la interacción de factores económicos, políticos, sociales y tecnológicos, principalmente. La nueva figura de los agronegocios trae consigo cambios en los mercados, sistemas productivos y relaciones entre agentes, priorizando la innovación, sostenibilidad y el desarrollo desde un enfoque local y global.
En México, dicho sector contribuyó con 8.5% del PIB en 2017 y más de 7.5 millones de empleos de acuerdo con datos de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (actualmente Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural) y del Consejo Nacional Agropecuario (CNA). Además, nuestro país ocupa la novena posición en términos de producción de alimentos y la octava en concepto de exportación, y es uno de los líderes mundiales en productos como aguacate, jitomate, chiles y pimientos, cerveza y tequila, limón, fresas y frambuesas, carne de pollo y huevo.
Estos hechos ponen en valor la necesidad de apoyar los agronegocios, eliminar la etiqueta de “tradicional”, y potenciar su modernización a través del uso de tecnologías asociadas a la Cuarta Revolución Industrial. Especialmente, si tenemos en cuenta la dinámica que vienen desarrollando agentes coreanos, chinos y europeos por controlar la mayor parte de la cadena de valor.
Este escenario está complicándose más de lo necesario, principalmente por los efectos de la contingencia sanitaria y económica que se está viviendo no sólo en México, sino a nivel mundial. El coronavirus y los cambios que han surgido en las cadenas de valor, ponen en relieve las carencias de los sectores que se encuentran en proceso de evolución y actualización como son los agronegocios.
Para ello, las agroempresas y los organismos empresariales a nivel nacional, acercan posturas para buscar fórmulas de colaboración que permitan el fortalecimiento del sector, a través de la utilización de nuevas tecnologías e inversión en infraestructuras, la creación de nuevos modelos de negocios y la cooperación entre agentes, lo que, a su vez, busca estrechar los lazos en las cadenas de valor, dando un impulso completo a la agroindustria mexicana, de cara a los efectos globales de estas contingencias.
Además, es importante resaltar en la evolución de los agronegocios su apuesta por el encadenamiento local, la responsabilidad social y la innovación, acciones que muchos consideran propias de otros sectores, pero que, en México, las agroindustrias han sabido incorporar a sus actividades y que hoy forman parte activa de su apuesta al futuro.
Por último, como sociedad, tenemos la responsabilidad de apoyar los negocios locales y nacionales, mostrando confianza a las apuestas de las empresas mexicanas, fortaleciendo con ello su posición nacional e impacto dentro de la economía, al mismo tiempo que les damos un respaldo que les permita sobrellevar estos tiempos de contingencia.
Levantemos la cabeza y miremos al futuro pensando en todo lo que necesitamos para ser y seguir siendo competitivos.
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el sector de la agricultura en el área de los agronegocios han evolucionado a una posición productiva, a una de mayor valor. es necesario apoyar los agronegocios y potenciarlos por medio de las tecnologías que están enfocadas en la industria los nuevos modelos de negocios, las tecnologías y la inversión en infraestructura ya que eso permite el fortalecimiento del sector de los agronegocios.