Grandiosos gigantes de hielo se levantan a la orilla del mar.
Se contemplan desde el océano en la distancia y, aun así, se logra escuchar un estertor intenso que parece provenir de las entrañas de la tierra.
Es una cuarteadura en el glaciar que asemeja un desgajamiento. El pantagruélico trozo de hielo se desprende y con lentitud insólita cae al mar.
Un inmenso volumen que por sus dimensiones en lugar de acelerar la caída parece prolongarla. Ésta es la norma, así ha sucedido desde siempre, aún antes de que el hombre caminara en la superficie del planeta. El volumen de deshielo de los glaciares es la señal de alerta del grado de avance del cambio climático en el planeta.
Los mineros de antaño solían introducir un canario a las minas, si este perecía, tenían que desalojar inmediatamente. Había gas, peligro de muerte. Los glaciares son el canario de la Tierra. A diferencia de los mineros, nosotros no podemos evacuar el planeta.
Estas fenomenales masas de hielo existen desde tiempo inmemorial. Los más grandes glaciares están en la Antártida y en Groenlandia.
Durante milenios, la cantidad de nieve que caía en el invierno compensaba el hielo que se desprendía en el verano. A consecuencia del incremento de la temperatura, ello no ocurre más así. Esto es síntoma de que una catástrofe se avecina, ¿Lograremos detenerla?
De 1961 a la fecha, se calcula que se han derretido 9.6 billones de toneladas de hielo de los glaciares. La cifra es tan enorme que cualquier comparación resultaría inverosímil.
Un estudio predice que, de continuar el calentamiento de la tierra en la misma proporción, para el año 2100, los glaciares habrán perdido la tercera parte de su volumen.
El aumento de la temperatura global es solamente un elemento de lo que conocemos con el nombre de Cambio Climático. Concepto que define la variación global del clima de la Tierra, si bien es cierto que es un fenómeno que ha tenido lugar desde hace muchísimo tiempo, sin embargo, hasta hace un siglo, antes de la industrialización, estas variaciones se debían a causas naturales.
Hoy la ciencia ha comprobado que la actividad humana provoca cambios radicales en el clima del planeta, lo cual además se traduce en una alteración de los patrones meteorológicos.
No es un hecho fortuito que los huracanes y los ciclones sean más frecuentes y más intensos. Del mismo modo, se registran cada año más tormentas de arena en los desiertos del Lejano Oriente y de África.
Los motivos principales de este cambio son la quema de combustibles fósiles, así como la disminución de los bosques y las áreas verdes. El uso de combustibles fósiles produce un fenómeno que se conoce como efecto invernadero.
Y es que, como si se tratara realmente de las paredes de vidrio de un invernadero, al llegar a la atmósfera, algunos gases dejan pasar la luz, mientras retienen el calor y lo proyectan sobre la superficie terrestre.
Las partículas de estos gases permanecen en la atmósfera durante muchos años. Entre las evidencias más visibles de las alteraciones que el cambio climático está ocasionando en el medio ambiente, se encuentran:
~El aumento en la temperatura media en el planeta;
~La modificación de los patrones de lluvia y nieve;
~El alza del nivel del mar;
~La disminución de la superficie terrestre cubierta por nieve;
~La reducción en el tamaño de los glaciares;
~El incremento en la cantidad anual de tormentas;
~Y, a la vez, paradójicamente también, más cruentas sequías.
La velocidad del cambio climático no tiene precedente en la historia reciente de la humanidad. Esta alteración se traducirá irrevocablemente en un serio impacto tanto en el planeta mismo como en los sistemas socioeconómicos.
Sin lugar a dudas, éste es el gran reto mundial del siglo XXI. No basta con intentar adaptarse a los cambios, tenemos la obligación de instrumentar programas que contribuyan a disminuir la emisión de los gases que generan el efecto invernadero.
Con ese fin, los países necesitan generar políticas públicas tendientes a fomentar el uso de energías limpias, como la energía eólica y la solar.
Si bien es cierto que América Latina y el Caribe han contribuido en menor medida al cambio climático que los países desarrollados, la región es particularmente vulnerable a sus efectos, por lo cual deberá estar involucrada en la implementación de soluciones.
El 12 de diciembre de 2015, en la ciudad de París, bajo el impulso de las Naciones Unidas, los gobiernos de 195 países firmaron un acuerdo cuya intención era, entre otras cosas, cambiar los métodos de producción y transporte para evitar el avance del cambio climático.
Este documento se conoce con el nombre de Acuerdo de París. Un compromiso inusitado que tomó años para que se lograra.
México forma parte del acuerdo de París, por lo que resultan incomprensibles ciertas decisiones recientes. Entre ellas, tanto la súbita cancelación de los proyectos de energía eólica, como el flagrante y continuo debilitamiento del andamiaje institucional vinculado a la preservación del medio ambiente.
Frente a ello, y frente a los argumentos que dan cuenta de supuestos beneficios sociales a futuro, no queda sino preguntarse de modo urgente y responsable: ¿Puede existir beneficio económico para alguien, sin planeta?
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Bravo Sari, me encanta como escribes y describes la realidad Yam triste que se viene para este planeta, desgraciadamente todo lo que Mexico se comprometió durante el periodo de Peña
nieto, ya se hizo pomada con el nuevo gobierno de Lopez que le vale madres la ecología y muchas cosas más!!!! Penoso!!!!
Sari , felicidades , muy interesante e impresionante !!!!!!!
Q tremendo!!!
La foto del trineo en el agua me sorprende y asusta!
Parece mentira q “nadie haga nada” o que “nadie reaccione”
Grax x escribir
Gracias por comentar, me llena de alegría la empatía q sus palabras manifiestan,
Ojalá que este reportaje llegue a parte importante del mundo ya que todos necesitamos más información y además las fotografías están fantásticas gracias y muchas felicidades Sarita