Maestros, diseñadores del cambio

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Este 15 de mayo se celebró en la república mexicana el centenario del “Día del Maestro”, en un marco de protestas en la Ciudad de México de mentores procedentes de diversas partes de la nación, para pedir mejoras salariales y derogar la Reforma Educativa gestada y publicada el 26 de febrero por el actual gobierno priísta en el Diario Oficial de la Federación.

De acuerdo a diversos registros históricos, el origen de estos festejos en reconocimiento a los docentes, en el país, tiene su origen en dos vertientes: por una parte, religiosa y universal (conmemorativo al teólogo y pedagogo francés Juan Bautista de La Salle, que contribuyó a la consolidación de un grupo de maestros que formaba a niños de escasos recursos materiales. En consecuencia, un 15 de mayo de 1950, el papa Pío XII lo nombró patrono universal de “todos los educadores”); por otra parte, tiene un origen civil y local, cuando en 1917, el presidente en turno, Venustiano Carranza, decretó que, a partir de 1918, se celebraría a los docentes cada 15 de mayo.

Sin lugar a dudas que la labor de los docentes, en sus distintas escalas y diversas ideologías, ha sido desde siempre un bastión esencial en la formación de individuos a escala global, amantes del cambio, de la investigación, de la cultura, del arte, de la historia y del interés por transformar realidades complejas, mediante la aplicabilidad de métodos y técnicas innovadoras en el avance de la civilización.

Los docentes tienen entonces a su alcance la facultad de moldear mentes y producir en los educandos la curiosidad por el cambio y descorrer el velo de la ignorancia en torno a los cambios que se producen en la marcha incesante de la humanidad.

Podríamos decir que la labor docente entraña un esfuerzo contínuo que requiere de una revitalización y actualización constantes, la cercanía pedagógica-práctica entre los docentes y los alumnos, a fin de servir como guías reflexivos y pragmáticos de estos últimos en la comprensión de la sociedad digitalizada, incrustada en la sociedad del conocimiento que todo lo relativiza (debido a la constante metamorfosis de lo creado y de las formas de creación y estilos de vida).

Bajo mi punto de vista, la pedagogía universitaria debe estar encaminada a universalizar la comprensibilidad de lo enseñado, a fin de fomentar y provocar el mayor entendimiento posible. El profesor debe ser meticuloso en todo el proceso metodológico que entraña el binomio enseñanza-aprendizaje, para fomentar y estimular en los alumnos las capacidades contemporáneas que requiere el mercado laboral.

Día del maestro
Foto: Cuartoscuro/Archivo.

En ese escenario de desventaja sistémica de las clases más desposeídas de las sociedades, generalmente llevan las de perder —debido al inequitativo acceso a las últimas tecnologías—, pero también por la deficitaria infraestructura educativa que, en términos generales, requiere de una mayor y plena cohesión entre academia y sistema laboral.

Por otra parte, pienso que los paradigmas tradicionales de enseñanza-aprendizaje deben dar paso a modernos sistemas que provoquen el interés proactivo y participativo de las comunidades estudiantiles, que permitan avanzar por caminos prospectivos tendientes a la formación cronológica y empática de alumnos desinhibidos con raciocinios críticos de entornos cambiantes que exigen la reinvención constante en la realización de las faenas laborales.

Creo que los docentes mexicanos han propiciado, a grandes rasgos (en el contexto de potencias globales), —y desde mi vivencia educativa—el diseño de los esquemas orientativos y creativos adecuados para gestionar de la mejor forma diversas estrategias alternativas en la solución de los diversos problemas ingentes a la actividad laboral.

Finalmente, es de fundamental importancia promover el gusto por la cultura y el arte en sus diversas manifestaciones; generar y potenciar los hábitos por el emprendedurismo y la innovación, y crear nuevas bases morales y lógicas de convivencia y competencia que tiendan al servicio de los intereses generales de sociedades propiciadas y marcadas por el individualismo que impulsa el capitalismo.

Por ello: ¡felicidades, maestros mexicanos, en su día!

Posdata: A nivel global, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró el 5 de octubre como el “Día Mundial del Maestro”, celebrado desde 1994. En países centroamericanos como Honduras se celebra el 17 de septiembre.

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