El modelo de desarrollo chino frente a los nuevos desafíos

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El Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) celebró con la Academia de Gobernación de China la semana del 15 al 19 de mayo el Tercer Seminario China–México de “Construcción de Capacidades de Gobernación para Servidores Públicos de México”. Este Seminario se realizó en la sede del INAP en la Ciudad de México.

A raíz de la visita del presidente Xi Jinping a México, en 2013, se acordó firmar un Memorándum de Entendimiento entre el INAP y la Academia de Gobernación de China para el intercambio y la cooperación en materia de capacitación, investigación y asistencia técnica en políticas públicas, lo cual se concretó en diciembre de 2014.

Un grupo de profesores de la Academia de Gobernación de China desarrollaron los temas del Estado de Derecho; el desarrollo de las políticas agrícolas; la planificación urbana; la evolución del modelo de desarrollo; la estrategia de gobierno electrónico y las reformas a la administración pública de ese país asiático. Además de las exposiciones de los profesores de la Academia de Gobernación de China, se celebraron dos sesiones de diálogo de alto nivel en el que participó un grupo de servidores públicos, diplomáticos, empresarios y legisladores mexicanos que tuvieron un importante intercambio de opiniones y experiencias sobre las materias enunciadas y se agregaron otros temas como cultura, valores y medio ambiente.

El desarrollo de la China contemporánea se puede dividir en varias etapas, una de 1949 a 1978 de economía centralmente planificada. De 1978 a 1992, la instrumentación de una profunda reforma económica y de apertura; de 1993 a 2002, el periodo de construcción del llamado sistema de economía socialista de mercado; de 2003 a 2013, la etapa de perfeccionamiento de dicho sistema y a partir de 2013 la fase de profundización integral de las reformas.

Una nota característica del desarrollo de China desde 1978 ha sido el rápido crecimiento económico, que si bien en los últimos años se ha moderado relativamente.

En 1989 China era la décima economía del mundo; en 2005 era la quinta; en 2006 era la cuarta; en 2008 superó a Alemania y se convirtió en la tercera; en 2010 rebasó a Japón y se convirtió en la segunda.

El país cuenta con casi 1,400 millones de habitantes, con una creciente urbanización de 57.35% de la población.

De acuerdo a la información oficial de China, existe un importante esfuerzo de reducción de la pobreza, así como una continua mejora de la infraestructura; como ejemplos, cabe citar que, en cuanto a la construcción de autopistas, hay más de 100 mil kilómetros, siendo el segundo país del mundo, y en cuanto a trenes de alta velocidad superan los 10 mil kilómetros, siendo el país número uno del mundo con trenes capaces de llegar a 350 kilómetros por hora.

La antigua tradición cultural china nos hace remontar a la época de Confucio, cuyo pensamiento permeó en la cultura china ancestral. Asimismo, el marxismo dominó la cultura política de China desde 1949 y a partir de ese año ha sido un elemento básico del Estado. Es en 1978 cuando da inicio la apertura y la construcción de un capitalismo singular llamado por ellos el sistema de economía socialista de mercado y las elevadas tasas de crecimiento de la economía. En la actualidad, China enfrenta nuevos desafíos globales en un entorno de bajo crecimiento económico mundial. Es claro que han logrado importantes y ambiciosas metas y ahora deben atender nuevas etapas del desarrollo como el fortalecimiento de la innovación tecnológica y del sector servicios, así como la incorporación a la modernidad de amplios sectores sociales.

El presidente de China Xi Jinping asistió en enero de este año, por primera vez, al Foro Económico Mundial de Davos, y efectuó una clara defensa del libre comercio frente a las tendencias proteccionistas que se han fortalecido durante los últimos meses. Asimismo, afirmó la necesidad de que la comunidad internacional combata el cambio climático.

La lección de China al mundo es el pragmatismo. México y China no pueden tener entornos más diferentes. Pero la lección de China, reitero, es el enfoque práctico para afrontar enormes retos económicos y sociales.

México debe retomar el camino del crecimiento económico dinámico, de la equidad social y del desarrollo sustentable. Pero una de sus más valiosas riquezas es que lo debe hacer dentro del marco del Estado de Derecho y con el más absoluto y pleno respeto a la dignidad de las personas, a sus derechos y libertades fundamentales. Debemos conservar siempre ese compromiso. Requerimos de un rápido y dinámico desarrollo, pero no a cualquier costo, sino siempre con el respeto de la legalidad, de los derechos humanos y del medio ambiente.

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