Padilla

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El que rompió el cuadro es un torero que habita el personaje de pirata, de héroe, de ejemplo (…) un toro en Zaragoza, hace unos años, le quitó un ojo y se ha venido sobreponiendo tanto, que este año fue el que más corridas toreó en España con 68.

Ciudad de México.- El torero de Jerez ha venido a La México con la fuerza de un torbellino. El domingo 16 de noviembre de 2014, los momentos más clásicos, de toreo más puro, corrieron a cargo de Fermín Rivera en el primero de su lote de Villa Carmela, al que pusieron Madrileño y que de salida al ruedo fue protestado por su trapío; tuvo la capacidad Fermín de trocar las lanzas en caña por su toreo elegante, pero por momentos para la galería, frío. Con un pinchazo en todo lo alto y una estocada, culminó Fermín su trasteo para recibir una oreja.

José Mauricio también es un intérprete clásico del toreo, con el capote tuvo momentos muy brillantes en sus toros y en los quites que le correspondieron, con la muleta a su primero de nombre Manzanito, por momentos lució su concepto, sin embargo, fue notorio que lo rebasó en otros pasajes de la faena la alegría y codicia del de Villa Carmela, para juzgar a la faena de altibajos. Hubo petición minoritaria y le otorgó un trofeo Jesús Morales el cual, fue rotundamente protestado y sin peluda, se concretó a dar una vuelta el torero capitalino, al que le faltan más festejos para pulir su artístico estilo.

El que rompió el cuadro es un torero que habita el personaje de pirata, de héroe, de ejemplo; de ganas de seguir latiendo fuerte cuando un toro en Zaragoza, hace unos años, le quitó un ojo y se ha venido sobreponiendo tanto, que este año fue el que más corridas toreó en España con 68. Su sentido del espectáculo es agudo, en la semana declaró que a él no le gustaba regalar toros, por considerarlo una ventaja sobre sus compañeros y sopas, presionado por el público y apoyado por la empresa, regaló a la primera reserva de Villa Carmela.

Cómo lo aconseja Manuel Benítez El Cordobés, quién fue en activo una fiera para aplicar es su dicho de que hay que torear de oído, esto es escuchando lo que quiere la mayoría, lo aplicó por nota el jerezano y envuelto en la pasión de la noche mexicana, arropado por un público sin gran profundidad en el conocimiento taurino, pero muy sensible y que impulsó a quién luce en todo momento, mentalidad sensible y ganadora, a ungirse gran triunfador.

Padilla se une como tercer torero español en la historia de La Plaza México, que realiza una faena de indulto, el primero en lograrlo, una tarde imborrable, fue Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea el cuatro de mayo de 1986 con Samurai de Begoña; luego vendría la gran faena de El Juli a Trojano de Montecristo el cinco de febrero de 2005 y ahora la faena a Sonajero del 16 de noviembre de 2014, a cargo del torero de Jerez que con inteligencia, hambre de triunfo y una fuerza de voluntad a toda prueba, se echó a la bolsa al público, que enloquecido, lo paseó por las calles aledañas a la Monumental.

Su bandera pirata que ha ondeado en muchas plazas, lo hizo en La México. En su primero, su brindis caló por hacerlo a los familiares de los maestros de Ayotzinapa y luego con Contador cuarto de la tarde no redondeó; pero el público estaba con él y le solicitó a coro el regalo en el sexto de la tarde, que lo toreó con prestancia José Mauricio y finalmente cuando el empresario, escuchando la voz popular, se lo otorgó, Juan José Padilla alzó la mano anunciando el obsequio que culminó en el indulto de Sonajero, un astado justo de presencia con fijeza, nobleza y recorrido que prendió en el entusiasmo popular para que Padilla lo toreara a placer con diferentes ritmos; ya con lentitud; ya con velocidad; mirando al tendido; haciendo el teléfono y con la mano dándole cariños al noble bovino. Padilla no se quedó con nada y el público se lo devolvió con creces, pues Juan José es un ciclón que no se guarda nada en la espuerta y se lo sabe transmitir al tendido.

Algunos al final me señalaron que el encierro era muy justo de presencia y más Sonajero; que lo había indultado la masa y no los conocedores. Me concreté a contestar que el toreo hoy en día necesita de aquellos que ocasionalmente se den la oportunidad de vivir su tarde como los asistentes de ayer y que vibraron con el concepto del toreo de Padilla y con la gran calidad del toro que la tuvo a raudales y más nos vale acostumbrarnos, pues cada vez son menos los que chanelan (y que asisten) y si no somos capaces de atraer a los legos, como el domingo referido, se nos acaba la fiesta.

Ayer hubo en el ruedo dos conceptos contrastantes, el puro de Fermín y por momentos de José Mauricio, y el heterodoxo de Padilla; los asistentes salieron felices de la plaza y seguramente platicarán en su entorno, de la gran tarde que vivieron gracias al personaje que es Padilla y a los toros de Villa Carmela, que dieron las prestaciones para el suceso de una tarde en la que explotó a tope un gran personaje de los ruedos, que parece del tiempo pasado, pero que es muy moderno y que seguramente veremos actuar en La México en el mes de febrero. Se lo ha ganado con creces.

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