Paz en medio del terrorismo en Boston

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Los últimos acontecimientos sucedidos en los Estados Unidos de Norteamérica, son una muestra clara de la vulnerabilidad de un país que, por un lado tiene abierta la compra venta de armas casi sin discriminación en esos tratos comerciales y por otro, una política de inmigración que ha hecho tener a sus propios enemigos en casa.

Evidentemente los atentados terroristas son absolutamente reprobables y de ninguna manera pueden justificarse. Con todo y ello creo que los norteamericanos deberían establecer alianzas desde dentro, es decir, con sus propios ciudadanos venidos de todas las latitudes, iniciar una campaña que les permita mostrar que son un país de libertades y que si bien es verdad que son muy diferentes en sus valores a muchas regiones del planeta, sus ciudadanos no tienen mayores diferencias ni en su pensar, ni en su sentir con respecto a sus congéneres en el Oriente Medio.

Vulnerar la seguridad de un país es casi imprevisible. Evidentemente hay casos en que mediante la inteligencia pueden llegar a descubrirse y prevenirse actos criminales, pero la mayoría de las veces no suele darse de esa manera.

El mayor problema además de las pérdidas humanas, consiste en el tremendo trauma dejado en la sociedad y de manera natural este tipo de actos, hacen que los ciudadanos afectados busquen venganza como una salida a su dolor y frustración. Sabemos que lo que hagamos en contra de la naturaleza y la humanidad en parte de ella repercute como ondas en un lago, luego de tirar una piedra en él; por ello espero que se encuentre a los responsables, se les juzgue y se les castigue y que el atentado de Boston no vuelva a ser el pretexto para iniciar una nueva guerra.

El mundo entero quedamos conmocionados con la noticia. Mi primer sentimiento fue de dolor y tristeza, pero luego vino la preocupación de una reacción excesiva que nuevamente polarizaría al mundo. Para fortuna de todos el Presidente Obama tiene una gran fuerza de carácter al tiempo en que toma decisiones con objetividad. Aunque hubiera sido un país el responsable, esta responsabilidad recaería en su gobierno, no en su pueblo. Si el responsable es un grupo radical, un gobierno puede no compartir ni los fines ni los medios; así pues resulta difícil tomar la decisión de iniciar una guerra que no esté debidamente focalizada en los verdaderos responsables y siempre con el ánimo de prevenir, no de vengar o castigar.

Aunque parezca que este artículo está lleno de buenas intenciones y que el mundo no opera de esta manera, me queda claro que así debería ser para obtener paz. Quienes buscan desestabilizar no podrán lograrlo del todo si lo que prevalece es el dialogo inteligente y empático. No se trata de coincidir en todo sino de respetar las diferencias. Estados Unidos es un pueblo fuerte; es verdad que muchas veces sus gobiernos han sido sumamente injerencistas, pero también lo es que han sabido acoger en su seno a personas de todas las nacionalidades y han luchado en contra de la discriminación racial.

Atentados como estos solo generarán que en cuanto se descubra la identidad de los culpables y sobre todo si son pertenecientes a grupos relacionados con atentados anteriores, xenofobia empezará otra vez a hacer estragos. Por ello es que insisto en grupos interraciales que puedan ser realmente preventivos y esto a manera de una política de Estado que tiene que ver con la inteligencia y la seguridad nacional.

Por lo pronto yo también condeno los actos violentos sucedidos y me sumo al duelo internacional por los muertos y heridos de esta insensata masacre.

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