Por desgracia en México es difícil encontrar medios de comunicación confiables. Muchos simplemente mantienen una línea editorial de la que no es factible salir y si fuera el caso la consecuencia inmediata es el despido y muchas veces la cerrazón, para lograr con otro medio “obediente” el conectarse con sus lectores.
Lamentablemente la situación se presenta en todos los ámbitos informativos, sea televisión, radio o los escritos, como la prensa tradicional y revistas de marcada tendencia política e ideológica.
En el anterior renglón tenemos miles de ejemplos sobre la manipulación a capricho, arbitraria y egoísta de noticias, principalmente por parte de los magnates propietarios de estos sistemas. Manejan los datos a conveniencia evitando a toda costa el ingreso de puntos de vista disidentes; cotidianamente desprecian la objetividad, para ellos lo único importante son las campañas mediáticas que les permitan obtener grandes beneficios.
Bien sabemos que en el caso de la televisión existen 3 o 4 empresas cuya función esencial es ser mercantilistas; sin prudencia alguna invaden el tiempo al aire con comerciales de toda clase, para nada les interesa el entretenimiento, ponen especial esmero es en el ámbito noticioso, donde de manera evidente hacen de las suyas, “golpean sin piedad”.
La impunidad se manifiesta y ellos son poseedores de la “verdad absoluta”; difunden mentiras y castigan a supuestos culpables. Su papel es totalmente alejado de la información, para hacer del amarillismo su principal función. En lo político son descarados, apoyan de manera irreflexiva, critican y eso sí, jamás reconocen los valores de quien consideran su enemigo.
La radio también adolece en el mismo equivocado contexto. Aparecen los “santones” locutores, generalmente ignorantes, sinvergüenzas a más no poder, descarados y corruptos como pocos, poseedores de fortunas incalculables, para aprovecharse de una audiencia primitiva, sin criterio, que les permite hacer y deshacer a su antojo. Por cierto, estos personajes al igual que sus patrones se encuentran molestos, porque atinadamente el Gobierno Federal les ha dejado de proporcionar los magnos recursos a los que antiguamente estaban acostumbrados recibir.
Por su puesto la prensa escrita es donde con mayor intensidad se muestra la corrupción de los grandes capitalistas, aparecen plumas mercenarias siempre dispuestas, como lo hemos señalado, a seguir la consigna que les marcan; cínicamente despiden a columnistas y periodistas que no siguen sus mandatos. Los escritos son minuciosamente revisados para solo publicar aquellos temas y opiniones que estén acorde con los intereses creados de los “enanos” de la prensa; aquí se ha dado un fenómeno por el cual un alto número de los medios escritos serios han tenido que migrar sus publicaciones a las plataformas digitales, mismas que han tomado gran fuerza en la preferencia del público de mayor nivel intelectual.
Dentro del drama que implica el manejo de la comunicación, existen las denominadas redes sociales, que si bien son una expresión de intensa presencia, mantienen el aspecto negativo del anonimato y en buena medida por ello tienden a la calumnia y difamación.
La correcta información es un derecho legítimo de cualquier sociedad y en eso consiste lo que deberá ser el encontrar mecanismos que permitan al pueblo conocer la verdad sin ninguna orientación tendenciosa o de mala fe y así por fin lograr formar un criterio propio. Es evidente que dentro de esta tendencia legitima, en temas controversiales también deberá escucharse la diversidad de criterios, siempre de forma honesta y sin prejuicios.
La idea expuesta no es fácil, sin embargo es claro que debemos aspirar a ella.
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