Desde hace años sigo con interés y curiosidad los resultados de algunos premios litetarios, algunos amigos critican este deseo por leer novedades, yo siempre he contestado que lo hago porque no hay razón para dejar pasar obras interesantes por el sólo hecho de que son recientemente publicadas.
Los premios tienen diferente razón de ser, algunos como el Premio Nobel o el Premio Cervantes reconocen la obra de los recipendiarios, y en general son autores muy destacados. El Premio Nobel ha tenido siempre algunos barruntos que se han incrementado en los últimos años, a tal grado que tuvo que ser interrumpido durante un año, aunque al siguiente se otorgaron dos preseas, el monto es cuantioso y el reconocimiento literario y social notable; en los años recientes han sido premiados autores poco conocidos, cuya obra incluso no existía en español, pero tuvimos poco después la oportunidad y necesidad de leerlos.
Entre los escritores en español ha sido notable que no se otorgó a grandes personajes como Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes o Miguel Delibes, y como la presea sólo se concede a escritores vivos, es una falta irreversible. En el Premio Cervantes el problema es menos grave, porque únicamente se otorga a los escritores en español, y casi siempre ampliamente reconocidos y premiados; como todos los premios tienen sus anecdotas destaco el caso de Camilo José Cela que se pasó varios años reclamándolo, dado que ya había recibido el Premio Nobel. En los casos cuando el premiado es alguien del que no hemos leído nada, nos sentimos culpables y en la obligación de hacerlo.
El Premio Goncourt y el Premio Planeta, el primero en francés y el otro en español, se otorgan a una obra, principalmente el segundo tiene la intención de promover las ventas de la editorial y la lectura de la obra. Muchos lo critican pero a mí me parece que si se venden y leen libros, la literatura puede seguir viva, el Goncourt tiene una retribución sólo simbólica, mientras que el autor de la obra que obtiene el Premio Planeta recibe una suma muy cuantiosa, en ambos casos la intención es que se vendan muchos ejemplares y que sean leídos por mucha gente. El Premio Ranaudot, en cambio, surgió como contraparte de una agrupación de autores, ante la queja de que el Goncourt se otorgaba con predileción a obras de algunas editoriales; tiene un gran prestigio. El Nadal es un premio muy reconocido, muchos de los receptores han sido posteriormente grandes escritores.
El Premio Alfaguara se estableció en 1965, se otorga anualmente, fue suspendido de 1973 a 1997, la cantidad que se otorga es de 175,000 dólares, además de la publicación, difusión y publicación de la obra. En mi opinión, las obras premiadas han sido disímbolas, algunas ha resultado muy importantes, pero otras han pasado desapercibidas para la crítica, los lectores, y no sé si para las ventas. Es cierto que tiene una vocación más iberoamericana que el Premio Planeta, apenas en 2018 lo obtuvo Jorge Volpi con su obra Una novela criminal, que a mí me pareció espléndida, sin embargo, aún tratando un tema famoso, polémico y muy discutible desde el punto jurídico, social y político, obtuvo una repercusión menor a la que cuando menos yo esperaba.
En 2020 la novela triunfadora resultó Salvar el fuego, de Guillermo Arriaga. Un escritor mexicano, chilango, polifacético, muy conocido como cineasta, tanto como guionista como director. Aunque ya había escrito algunas novelas: Escuadrón guillotina (1991), Un dulce olor a muerte (1994) y El búfalo de la noche (1999), saltó a la fama como guionista de una espléndida película, Amores perros (2000), dirigida por González Iñárritu, cuyo éxito notable en todos sentidos llevó a ambos a realizar una saga de tres obras, 21 gramos y Babel (2006) la completaron. Estas películas fueron muy premiadas en varias categorías, incluidos los guiones de Arriaga. Él mismo, para otro director, escribió el guion de otra película, Los tres entierros de Melquíades Estrada (2005), otro éxito de crítica y por parte del público, y en 2008 dirigió un guion para la película que él mismo dirigió: Fuego (The burning plan). En 2016 publicó una novela, El salvaje (Alfaguara), muy extensa, intensa, que un poco predecía a Salvar el fuego.
Salvar al fuego es una novela complicada de leer, es muy larga, tiene 660 páginas en la edición actual; es muy compleja porque está escrita en primera, segunda y tercera personas, con contrapuntos que a veces parecen desorientadores, pero que al final no lo son; como en su película Amores perros, en donde el accidente automovilístico nos sitúa en todo lo sucedido hasta entonces y nos conduce al desenlace; aquí la prisión es el sitio de confluencia de personajes, situaciones y análisis. Guillermo Arriaga describe un México complicado, violento, deshonesto, que seguramente es brutalmente real y fidedigno. La historia está escrito de manera muy realista, a veces resulta cruel, por hiperdescriptivo e hiperealista. Utiliza un lenguaje lleno de varios matices, con un español muy propio y un caló, una jerga, que en realidad se vuelven muchos porque los personajes que lo utilizan pertenecen a muchas escalas sociales y, por tanto, su hablar es diverso. Es una obra magnífica pero muy oscura, que no se puede leer ni como una historia de amor ni como un thriller policiaco, es mucho más; una situación social complejísima, con profundidades vastas.
El jurado del premio en su acta escribió dos aseveraciones para justificar su decisión: “una historia de violencia en el México contemporáneo donde el amor y la redención aún son posibles”, y “una historia de amor y violencia ambientada en el México actual”, no sé lo que opine Arriaga de estas consideraciones, pero a mí no me parecen fundamentadas. Lo que sucede a los dos personajes principales es que intentan solucionar graves problemas no resueltos, con una relación aparentemente amorosa. No se puede amar si uno de ellos sufre por un maltrato infantil, que cuando menos él así lo considera, que sufrió de manera oprobiosa, intensa y, por supuesto, injustificada, y la otra sufre de un mal muy frecuente entre muchos miembros de nuestra sociedad, el aburrimiento y el tedio. Por supuesto que con semejantes cargas el amor no se da, lo que sucede es una relación perversa que los conduce al abismo y probablemente al infierno, si es que existe.
Desde luego es una obra interesante, muy importante, que no tiene desperdicio, que deja enseñanzas esenciales y un entretenimiento apabullador.
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Muy interesante he leído uno o dos de los títulos que has recomendado no fácil de conseguir trataré de conseguirlo muchas gracias y gracias por recordarnos de otro semanario donde nos dijiste los diferentes premios y sus propios problemas. So fia
Coincido que es una obra valiosa con el sello de la casa. Reconozco que me molestó pero creo que ese es el propósito. Como quiera es una excelente novela, muy reveladora e impactante.
Gracias al Dr. Manuel Ramiro por su capacidad de síntesis y lucidez mental. No he leído la novela por qué me quedó con la impresión de que si no es suficiente tanta violencia real en nuestro México independientemente de la capacidad del escritor. Felicidades maestro.
Gracias por la recomendación.
Gracias por la recomendación Dr Ramiro
Se agradece el cursillo remedial sobre los premios más famosos y reconocidos, y claro, también, la opinión que le merece la última obra laureada. Si me lo permite, no obstante que lo considero un poco atrevido de mi parte, ¿por qué no nos escribe sobre las cualidades fisiológicas, patológicas y afrodisíacas de las principales bebidas y platillos que acostumbramos consumir. No sólo será muy entretenido sino aleccionador, y de paso servirá para destruir muchos mitos. Se lo propongo con todo el respeto que Ud. se merece y aprovechando que es obvio que anda Ud. con muchas ganas de escribir sobre experiencias y reflexiones útiles.
Muchas gracias Dr. Ramiro
Cómo siempre es un placer leer sus comentarios a los libros y artículos de UD.
Interesante para leer