Psicología médica

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Desde las últimas décadas del siglo XX, la salud mental fue evolucionando y transformando, de manera importante, su rol en el ámbito médico-hospitalario. Fue así como una nueva manera de entender a las enfermedades somáticas hizo que psicólogos y psiquiatras extendieran su intervención al tratamiento integral de patologías, tales como el cáncer, el sida, el lupus, la diabetes y la esclerosis múltiple. Una nueva visión integral del proceso salud-enfermedad, donde los factores biológicos interaccionan con los psicológicos, sociales y medioambientales, hizo que surgieran múltiples aproximaciones terapéuticas para el apoyo multidisciplinario de pacientes con enfermedades médicas complejas.

Prueba de la importancia de esta nueva forma de abordar la salud, fue la aparición paulatina, pero sostenida, a partir de los década de los 70, de diferentes disciplinas como la Medicina Comportamental, la Salud Comportamental, la Psicooncología y finalmente, la Psicología Médica. Todas estas especialidades centraron la aplicación de los conocimientos de la psicología sobre el comportamiento humano a los contextos médicos, poniendo énfasis en el cuidado integral del paciente y en el mejoramiento de su calidad de vida, más allá de los pronósticos estadísticos de la enfermedad de base tratada.

Con poblaciones cuyas expectativas de vida crecen en forma significativa año a año, las causas de muerte han ido variando en el tiempo. Más allá de la actual pandemia por Covid-19, es evidente que, en los últimos treinta años, se ha producido un descenso enorme en las tasas de mortalidad por enfermedades infecciosas, pero al mismo tiempo ha ocurrido un incremento exponencial de patologías como cáncer, enfermedades coronarias, obesidad, diabetes, etc. Si se analiza, desde el punto de vista etiológico y evolutivo, la causalidad de esta progresión, queda claro que, en gran medida, la mayoría de las dolencias que afectan a la humanidad están relacionadas con el comportamiento y estilos de vida de la población, antes que agentes patógenos.

depresion y pandemia
Imagen: Sasha Seraia.

Por otra parte, los avances de la medicina han conllevado una serie de repercusiones en la práctica de la misma. Con anterioridad al desarrollo de fármacos eficaces, la figura del médico, y anteriormente la del curandero, basaba buena parte de su intervención, en la empatía, la compasión y la transmisión de sentimientos de esperanza hacia los enfermos. En muchos casos, esa praxis psicológica primaria constituía, con pocas excepciones, la única terapia que los cuidadores de la salud pudieron ofrecer durante cientos de años a los enfermos. Sin embargo, los avances científicos del siglo XX hicieron que se olvidaran estos importantes aspectos de la relación médico-paciente, y que ésta, junto con los aspectos psicológicos de la enfermedad, se desatendiera enormemente.

Todavía mayor fue la pérdida de esta perspectiva cuando a principios del siglo XX se inició lo que se denomina “medicina especializada”, que provocó que los estudiantes de medicina fueran instruidos en el tratamiento de enfermedades concernientes a determinados sistemas u órganos corporales, con poca o ninguna integración de conocimientos que facilitase la atención integral del paciente.

En otras palabras, esta especialización, junto con la posibilidad de mejores y más completos diagnósticos y tratamientos, fue acompañada de una pérdida en la utilización de aquellos elementos terapéuticos asociados con el conocimiento y la compresión del paciente como ser humano multidimensional. De este modo, factores familiares, económicos, ocupacionales, culturales y de personalidad, fueron completamente ignorados durante la mayor parte del siglo pasado, dominando una visión unicausalista de la enfermedad, a la que se dio en llamar “teoría del germen infeccioso”, según la cual, la condición necesaria y suficiente para el desarrollo de una enfermedad era la presencia de un agente patógeno.

sentados en sillas, rojo, aislamiento
Ilustración: Damián Lluvero (Forbes).

Sin embargo, el nuevo panorama epidemiológico ha traído consigo la reconsideración de esos otros factores implicados en la salud humana, propiciando así la aparición de una nueva comprensión de la enfermedad como un fenómeno plurideterminado, en el que los factores biológicos, conductuales y ambientales (físicos y sociales) cobran una gran importancia.

Ello no se debe únicamente a la comprensión de elementos asociados al desarrollo de las principales enfermedades del mundo moderno, sino también al cambio en los objetivos que la práctica médica se plantea con respecto al tratamiento de dichos trastornos. El objetivo, en la mayoría de las ocasiones, ya no es la curación, sino que, por el contrario, en gran parte, de los trastornos crónicos (enfermedad de Crohn, fibromialgia, parkinson, alzheimer, etc.) lo que se persigue es el aumento en la calidad de vida del paciente. Este nuevo objetivo requiere del aporte de profesionales pertenecientes a diferentes disciplinas, que contemplen al paciente en su totalidad y atiendan las repercusiones que la enfermedad puede suponer para éste en diferentes contextos. Así, conceptos como estrategias de afrontamiento de la enfermedad o adhesión terapéutica, han ido cobrando cada vez más relevancia. Es así como, desde hace ya muchos años, la salud se entiende como “el estado de completo bienestar físico, mental y social y no la mera ausencia de enfermedad”.

psicologia medica
Imagen: Patrycja Podkościelny.

Debido a esto, la intervención psicológica actual no se reduce a ser exclusivamente clínica en el sentido tradicional, sino que contempla unos objetivos más amplios, abarcando también la prevención y la promoción del bienestar físico y mental. Se entiende, por lo tanto, que el individuo debe ser visto no como un ser aislado, sino como un sujeto inmerso en un contexto social, por lo que se refuerza el punto de vista de que los factores socioambientales desempeñan un papel fundamental en la génesis y evolución de una patología y la respuesta al tratamiento de la misma.

Con la inclusión de parámetros emocionales, en el tratamiento de las enfermedades médicas de características crónicas, una nueva manera de trabajar multidisciplinariamente se ha iniciado. El reconocimiento de la importancia de la salud mental en la vida de las personas sanas o enfermas, desde el punto de vista orgánico, ha abierto un nuevo ciclo en la historia de la medicina. La psicología médica constituye no sólo un enfoque revolucionario, sino que también señala el inicio del desarrollo de mejores herramientas de prevención y tratamiento de enfermedades crónicas. En definitiva, si vamos a vivir más, debemos, sobre todo, vivir mejor.


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