¿Qué nos quiso decir López Obrador?

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Personalmente, me quedan muchas dudas sobre las señales que nuestro presidente electo nos ha mandado en los últimos días. Después del plebiscito o referéndum que realizó sobre la posibilidad de continuar con la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México o trasladarlo a Santa Lucía, ha aparecido en varias ocasiones emitiendo comunicados con su más exclusivo estilo personal. Por cierto, comparto con ustedes un escrito de El País en el que califican la consulta con la más discreta claridad, sin demasiados adjetivos, la llaman como un plebiscito informal.

Poco después de que se conocieron los resultados, apareció en una conferencia oficial, todo lo oficial que un presidente electo puede hacerlo, para informarnos que, atendiendo al sentir popular, la obra en Texcoco se suspendería y se iniciaría la reconstrucción o modernización del Aeropuerto Benito Juárez y del de Toluca, así como la construcción de otro en la base militar de Santa Lucía, lo que nos hará tener un aeropuerto trilateral. Pero, lo interesante no es que nos haya dicho que lo hacía en respuesta a la consulta, ni que lo hace para defendernos de la corrupción, eso lo esperábamos, sino que lo haya hecho en una conferencia con el futuro responsable de la Secretaría de Comunicaciones, el Ing. Jiménez Espriú, cada vez más amorfo y supeditado a voluntades superiores, como la de Alfonso Romo, quien al parecer será secretario de la presidencia; además lo acompañó el Ing. José María Riobóo,  de quien se ha dicho que no participaba en el aeropuerto de Texcoco y tampoco lo hará en Santa Lucía. Qué significado debemos darle a la presencia de Riobóo en la conferencia, eso no lo sé. A lo largo de su presentación, López Obrador insistió en que todo se hacía para terminar con la corrupción y la impunidad, no se habló de problemas ecológicos ni de ningún otro tipo.

mensaje

Unos días después, en otra conferencia, muy corta, Andrés Manuel apareció afirmando que el que mandaba ahora era él, que lo habían elegido para mandar y que lo iba a hacer.

Sin embargo, hay una presentación que hizo hace sólo unos días que me acabó por desconcertar aún más. La realizó ante una escenografía muy pobre, lo que me hace pensar que la eligió él y no tuvo ayuda de un escenógrafo o de un curador; en una mesa muy fea colocó cuatro bustos: uno de Juárez, uno de Morelos, uno de Madero, el cual se ve muy poco y solo cuando él se mueve, y la cuarta imagen no pude identificarla porque quedaba a sus espaldas; parece ser que se trataba de su carta de designación como presidente electo, una pequeña foto de Lázaro Cárdenas, enmarcada muy tristemente, y una bandera con un escudo diferente al oficial, que corresponde al que tenía nuestra insignia en la época previa al II imperio, y posterior a él, es decir, de la época juarista. Todo esto me queda claro que compone mensajes acerca de quienes son modelos de gobernantes y poco o nada puede uno esgrimir ante ello. Mas, delante y a su derecha, estaba una pequeña mesa, tan fea como la otra, que sostenía cinco libros. El primero era claramente visible: ¿Quién manda aquí? que, como primer autor, tiene a Felipe González, el expresidente español; el segundo texto me costó mucho trabajo identificarlo, parecía una edición reencuadernada de Regeneración de Ricardo Flores Magón, el tercero se identificaba mejor, era Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar, los dos restantes no los pude distinguir en ninguna de las fotos ni videos que estuvieron a mi alcance.

Ni modo, había que leer o releer las obras que nos mostraba como guías de su mandato, lo mismo que hacía con los bustos, la foto y la bandera.

libro sobre democracia
Portada de ‘¿Quién manda aquí?’, ed. Debate.

¿Quien manda aquí? es un libro muy interesante, sólo lo pude conseguir en versión electrónica; es producto de la estancia de Felipe González en el Centro Iberoamericano de la Universidad de Sao Paulo, en la cátedra José Bonifacio, la que distinguidos miembros de la socialdemocracia han ocupado anteriormente, González lo hizo en 2016. La cátedra conlleva el compromiso de una serie de conferencias y un documento final, ese documento final es ¿Quién manda aquí? Apareció en marzo de 2018 y es un libro en el que participan distinguidos politólogos, sociólogos, así como miembros de otras disciplinas, invitados por Felipe González, está editado por José Fernández Albertos y Gerson Damiani. El tema seleccionado por el expresidente español es La crisis global de la democracia representativa y es el tópico que conjunta a todos los autores. Se trata de una obra particular, un poco árida y a veces incomprensible para los que no somos politólogos o servidores públicos, pero que, indudablemente, tiene grandes aportaciones y hace grandes propuestas.

En el primer capítulo, Por qué pensar la gobernanza, Felipe González hace un análisis lúcido e inteligente de los problemas a los que se enfrenta un gobierno democrático en la actualidad, poniendo ejemplos claros de gobiernos que han conseguido tener éxito y de los que no lo han logrado. Por cierto, cierra su capítulo con una frase, que seguramente da título al libro: en democracia… La cuestión sigue siendo no sólo quién manda, sino cómo manda y para qué. Lo que, probablemente, acabe con la primera impresión, superficial, que los seguidores de nuestro presidente electo quisieron tener, de sólo una especie de autorización para mandar. Hay muchos otros capítulos interesantes que nos hablan de la legitimidad del Poder Legislativo, de la problemática y autenticidad del poder constitucional del Poder Judicial y cómo buscarlo; el autor piensa que, en la mayoría de los países democráticos, ésta es una tarea pendiente que inclina la balanza a favor del Poder Ejecutivo.

Un capítulo particularmente interesante, y actual para nosotros, es el que se refiere a los plebiscitos y referéndums, se trata de un estudio concienzudo, al parecer metodológicamente cuidado, en el que se analizan todas o casi todas las consultas que se han hecho en el mundo y se resaltan algunos resultados. Las dictaduras han hecho más referéndums que los gobiernos democráticos, y los resultados casi siempre se inclinan en el sentido que el organizador plantea, lo que se llama: dirigirlos de arriba hacia abajo; frecuentemente, las decisiones son tomadas sin información suficiente y los opositores al motivo de consulta participan mucho menos que los que están favor. Su conclusión es que los referéndums y plebiscitos no han beneficiado a la democracia, excepto en Suiza, en donde existe una larga tradición, ordenada, respetada que ha logrado ordenamientos aceptados por ambas partes. Pone múltiples ejemplos, uno de ellos es el Brexit, que no ha dejado contento a nadie y sólo ha ocasionado problemas dentro y fuera del Reino Unido; el texto insiste en que el mayor inconveniente es que le resta responsabilidad al gobernante en la toma de decisiones, y en esta época de transparencia sería fácilmente atribuible esa responsabilidad.

Otro apartado que considero de mucha importancia es el que se refiere a la globalización de la economía y su efecto sobre la gobernanza; casi siempre pensamos que, al incrementarse la internacionalización de la economía, se pierde gobernanza y satisfacción entre la mayoría de los gobernados. Primero, plantea que la globalización no es reversible, lo mismo que la intercomunicación de los fenómenos y las decisiones, además de que el aislamiento es una mala solución, pero esboza soluciones que no parecen tan difíciles de alcanzar. En varios de los capítulos se destaca la importancia que la educación tiene para la gobernanza, al facilitar muchas situaciones, entre otras, la satisfacción de los gobernados.

¿Quién manda aquí? es un libro de lectura obligada, por las soluciones planteadas y porque fue tomado como modelo por López Obrador, aunque muchas de las tesis defendidas en el texto son contrarias a las que vamos viendo en México.

texto de Ricardo Flores Magón

El segundo libro, Regeneración, es el periódico que circuló durante mucho tiempo en la Ciudad de México (aunque algunas veces cambió de nombre), por Ricardo Flores Magón. También participaron su hermano Enrique y varios otros autores, fue un periódico de gran importancia, especialmente su actitud disidente con el gobierno de Díaz y también por el hecho de que apareciera en la frontera norte, ocasionalmente con una sección en inglés, lo que hizo que adquiriera aún mayor relevancia. Max Aub, en su Guía de narradores de la Revolución Mexicana, comenta que uno de los problemas del movimiento es que nació sin fundamentos de teoría política, con excepción de los hermanos Flores Magón, quienes tenían un claro y fundamentado pensamiento anarquista, por cierto, muy en boga a fines del siglo XIX y principios del XX; en Europa, destacadamente en Barcelona, hicieron, además de su labor periodística, una entregada labor como sindicalistas en épocas en que esto era muy difícil y arriesgado. Al triunfar el golpe maderista, el presidente no llamó a los hermanos Flores Magón y permanecieron haciendo su periodismo subversivo en la frontera, motivo por el que fueron muchas veces apresados, tanto en su país como en Estados Unidos. Ricardo falleció estando recluido en una prisión estadounidense en 1922 (siendo todavía joven, tenía 45 años). Obregón intentó rescatarlo, pero murió antes, así que el general trajo sus restos a México, los cuales permanecen en la Rotonda de los Personas Ilustres. Puede ser que de Flores Magón se quiera destacar su tenacidad (y la tuvo) en lo que él consideraba su misión (el periodismo) y que lo llevó a un final triste y con poca trascendencia.

Ricardo Flores Magón
Portada de ‘Epistolario y textos’, ed. Fondo de Cultura Económica.

Finalmente, Marguerite Yourcernar es una escritora belga-francesa-estadounidense, muy famosa, producto de la cultura de entreguerras en Francia, además de exitosa, fue disruptiva tanto con su obra como con su estilo de vida. Tiene muchas obras importantes, Memorias de Adriano es la más celebrada. En las notas que aparecen al final de la novela, cuando menos en la edición que tengo en mi mano, Yourcernar nos relata cosas muy interesantes sobre la narración, entre ellas, el largo periodo que le llevó realizarla, las fuentes de las que se sirvió, aunque finalmente, al parecer, todas las destruyó, los conflictos que le acarreó su realización, hasta que se decidió por escribirla en primera persona, haciendo pasar la ficción, la novela, como una autobiografía. Es cierto que en ocasiones la ficción puede acarrear mayor ilustración que las obras académicas. Por ello, la autora defiende el valor de la novela histórica.

Memorias de Adriano es una obra maravillosa que nos acerca a la vida del segundo siglo de nuestra era y a las tribulaciones, las dificultades, los excesos y las responsabilidades de un emperador de un entonces glorioso Imperio romano, extendido ampliamente, difícil de mantener y difícil de gobernar. Pero, pensando en qué puede tener de ejemplar Adriano como para ponerlo de role model, por más que busco no lo encuentro; algo hay que destacar, su tolerancia a la diversidad religiosa, a la diversidad sexual, aunque ésta, al parecer, era más una tolerancia social que gubernamental o imperial, también está su aprecio por las artes, su máxima de que hacía la guerra buscando la paz (lo que no consiguió al final). Pero era un tirano, pues, de acuerdo con su momento, no era posible gobernar de otra manera, o no se sabía; llegó al poder a la muerte de Trajano, enterándose de último momento del fallecimiento de su antecesor. Así, su primer golpe sobre la mesa fue matar a cuatro de sus contrincantes, aunque después castiga a quien los ejecuta con una senaduría vitalicia en Roma; su pasión por Antínoo, su efebo griego todopoderoso, quien lo acompañó hasta que éste se suicidó por temor a dejar de ser bello y dejar de ser el favorito; sin embargo, su figura estuvo junto a Adriano casi hasta al final; la devoción al arte por parte del emperador le hace dedicarle a Antínoo palacios, templos, una buena parte de las obras de arte de la época son efigies del muchacho griego. Parece que Adriano tiene una gran perspicacia y un gran poder negociador que lo hacen estar en el sitio adecuado (lo que en esa época era aún más difícil). Como buen tirano, deja hasta el último momento, justo antes de morir, el anuncio de su sucesor, situación similar a la que él había vivido con Trajano. Se trata de épocas muy remotas, muy diferentes, de las que seguramente hay muchas cosas que aprender y que admirar, pero me cuesta trabajo encontrar en Adriano un ejemplo de dignatario para la época actual.

Quedamos en espera de otra, y ojalá más clara, señal.

Marguerite Yourcenar
Portada de ‘Memorias de Adriano’, ed. Hermes.

Lecturas Recomendadas:

Luis Pablo Beauregard, Sonia Corona. López Obrador marca distancia con los empresarios mexicanos al cancelar el aeropuerto de Peña Nieto. El País. 30-X-20187.
Felipe González, José Fernández-Albertos, Gerson Damiani. (eds). ¿Quién manda aquí? Debate Madrid. 2018.
Ricardo Flores Magón, Enrique Flores Magón, et al. Regeneración. Gobierno del Estado de Guanajuato. México. 1979.
Ricardo Flores Magón. Epistolario y textos. Fondo de Cultura Económica. Biblioteca joven. México. 1984.
Max Aub. Guía de narradores de la Revolución Mexicana. Fondo de Cultura Económica. Lecturas mexicanas. México. 1985.
Marguerite Yourcenar. Memorias de Adriano. Editorial Hermes. 7ª Edición. México. 1984.
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Marcela Braun

Hola Dr Ramiro, su análisis como siempre es claro, profundo y comunicativo. No se puede leer el titulo de los otros libros, así como los mensajes y comportamiento de nuestro presidente electo, se aleja y aísla, espero que el si conozca su camino.
Saludos y gracias

Sergio Barrera

Excelente Análisis Marstro. Muy puntual. Saludos

Juan Carlos Arguelles Ximenez

Muy interesante análisis Doctor, un placer leerlo como siempre.

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