Las pasadas elecciones han sido muy especiales por muchas razones y en este artículo buscaré describirlas detalladamente para entenderlas mejor.
Quizás amigo lector, tú al igual que yo, nos desvelamos el pasado 3 de noviembre y luego estuvimos muy atentos dando seguimiento al resultado de las pasadas elecciones en Estados Unidos hasta el sábado cuando se corroboró que Joe Biden y Kamala Harris, del partido demócrata, habían ganado las elecciones para la presidencia y vicepresidencia en el período 2021-2024.
Los Estados Unidos de América tiene una población de alrededor de 382 millones de habitantes, de esta población se registró un determinado número de electores y de esos el 65% realmente votó, es decir, casi 145 millones de personas votaron.
En las pasadas elecciones no sólo estaba en juego la presidencia de Estados Unidos, también lo estaba (lo está) el control de la mayoría en la Cámara de senadores y en la Cámara de representantes (diputados), la elección de once gubernaturas, y 366 alcaldías, además de muchas leyes que aprobarían diversas cosas, principalmente temas relacionados con la legalización de drogas.
La Cámara de representantes esta integrada por 435 legisladores cuyo período dura dos años y la de senadores por 100 legisladores, dos por estado, que duran en su cargo seis años y son electos en tercios. Por eso en esta ocasión había 33 cargos en disputa, más dos vacantes, la del fallecido John McCain y la de Johnny Isakson, que renunció a su puesto por razones de salud.
La Cámara de representantes actualmente está bajo el control del partido demócrata, ya que tiene 232 legisladores versus 197 del partido republicano, mientras que el Senado es de mayoría republicana con 53 senadores de este partido versus 45 del demócrata y dos senadores demócratas, que en muchas votaciones se suman al partido demócrata, quizás la más visible de esas posiciones es la del reconocido Bernie Sanders, precandidato presidencial por el partido demócrata.
De las 35 posiciones de senador en disputa en esta elección, había 23 que ocupaban legisladores republicanos y 12 demócratas, por eso había la posibilidad de que la mayoría podría cambiar. A esta fecha (8 de noviembre) ya se han decidido 96 asientos, 48 son republicanos, 46 son demócratas y dos independientes. Dos se resolverán en unos días y dos del estado de Georgia se definirán en enero. Así que la mayoría del Senado está en el aire, ya que se requieren 51 asientos para tener la mayoría.
En la Cámara de representantes las cosas van así, el partido demócrata tiene ganadas 215 posiciones y el republicano 196, y se requieren 218 asientos para tener la mayoría, por lo que es un hecho que los demócratas la mantendrán.
Los estados que disputaron elección de gobernador fueron: Delaware (D), Indiana (R), Missouri (R), Montana (R), New Hampshire (R), Carolina del Norte (D), Dakota del Norte(R), Utah(R), Vermont (R), Washington (D) y West (Occidental) Virginia (R), además de las elecciones para gobernador en Puerto Rico y en los territorios norteamericanos de Samoa, donde el partido republicano ganó ocho de ellas y tres los demócratas.
La democracia americana es, por decir lo menos, rara para la elección del presidente, ya que, en todos los otros cargos, la elección es por mayoría o voto popular, esto significa que quien gana más votos gana la elección.
La verdad de las cosas, aunque haya defensores del sistema del Colegio electoral, es una cuestión absolutamente anacrónica y muy lejos de ser democrática. Este sistema lo crearon los padres fundadores de la nación norteamericana, a finales del siglo XVIII, con el objetivo de balancear el poder entre los estados con mayor población y los que tienen menos.
El Colegio electoral, quienes realmente votan al presidente, tiene actualmente 538 electores que corresponde al número de legisladores federales, el mismo número para cada estado, es decir, California tienen 55 legisladores federales y 55 votos en el colegio electoral, mientras que Arizona tiene 11 legisladores y 11 votos electorales, a esos 535 votos electorales hay que agregar 3 del Distrito de Columbia. Por ello, para ganar la elección hay que sumar 270 o más votos electorales que es un poco más del 50%.
Sólo para mostrar la arbitrariedad del sistema pongo este ejemplo. Un voto electoral de California equivale a 715,000 electores, mientras que uno de Wyoming representa a 190,000 electores, y como estos hay decenas de casos que son un sin sentido.
Y por si esto no fuera extraño, que en realidad es absurdo y muy injusto, 48 estados han establecido un mecanismo que el ganador de la elección en el estado, sin importar el número de votos de diferencia, gana todos los votos electorales del estado, sólo Maine y Nebraska los asignan proporcionalmente, lo cual tendría bastante más lógica.
En toda la historia de Estados Unidos, en varias ocasiones, el ganador del voto popular no ha ganado la elección presidencial, como le pasó en las elecciones pasadas a Hillary Clinton frente a Donald Trump. Clinton obtuvo más de 3 millones de votos que Trump y aun así perdió. Vale decir que en todos los casos han sido candidatos demócratas los que han perdido la presidencia, a pesar de tener la mayoría del voto popular.
Hay estados bastante estables con relación a su voto, California o Nueva York siempre votan por el candidato demócrata y estados como Nebraska o Kansas siempre votan por el candidato republicano, por ello las elecciones se concentran mucho en los estados que se denominan swing states o “estados columpio”, aunque esto no es definitivo y surgen sorpresas en cada elección. Los “estados columpio” son alrededor de doce y de entre ellos destacan: Pennsylvania, Arizona, Florida, Michigan, Wisconsin, y Carolina del Norte. Estados que, por cierto, ganó Trump en 2016, algunos de ellos con márgenes inferiores a un punto porcentual.
En esta elección, que ya está decidida, a pesar de las necedades, mentiras y berrinches del presiente Trump, Biden es el candidato presidencial más votado de la historia con más de 74 millones de votos y, Trump, es igual el perdedor más votado de la historia con 70 millones de votos (un gran logro considerando lo que se había previsto, pero a este señor no le parece suficiente). Por ello será la elección con la mayor participación de la historia de las elecciones de Estados Unidos desde 1900, cuando votaron por primera vez las mujeres.
Biden gana en 24 estados y suma más del 50% de los votos totales y le arrebata varios de los “estados columpio” al partido republicano como Pennsylvania, Michigan, Georgia, Wisconsin y Arizona, además gana en cuatro estados (Maine, DC, California y Vermont) por más del 30% y en 13 por entre el 10 y el 29%. Mientras que los republicanos ganan en cinco estados (Idaho, Oklahoma, Wyoming, West Virginia y Dakota del Norte) con más del 30% y en 14 con entre 10 y el 29%. Las diferencias en estados como Florida y Texas se reducen de forma significativa en relación con la elección pasada.
Espero que todos estos datos e información aclare mucho más el proceso electoral en Estados Unidos y en mi próxima colaboración, con más datos, tendremos aún más claridad de los resultados de la Cámara de representantes y más avances sobre la presidencial y hablaré sobre las implicaciones del triunfo de Biden–Harris para Estados Unidos, el mundo y en concreto para México.
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Muy buena información,da mas claridad de lo nada democrática manera de elegir de los vecinos .
Los Padres Fundadores tenían la filosofía de mantener un control del poder. Y esa es la base del sistema electoral presidencial de EE. UU. que le permite a las poblaciones rurales “defenderse” de alguna manera de las urbanas. Es la misma filosofía de dos senadores por estado (territorio) y representantes en función de la población. No es de esperar, por lo menos en un futuro cercano que se cambie el sistema, máxime si se requiere la aprobacion de los estados para ello. El sistema ha permitido que se introduzcan los cambios, quizás muy lentamente, pero en forma duradera. No todos piensan que es anacrónico.