Respuestas desde la sociedad civil

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Los mexicanos tienen, en general, bien claros cuáles son los retos más acuciantes y de mayor trascendencia para el país. Sin embargo, de cara a la recta final del proceso electoral, ya realizados dos debates por los candidatos a la presidencia, no parece que la ciudadanía esté encontrando en las campañas soluciones y compromisos que generen certidumbre en la capacidad de superar dichos desafíos.

Entre las problemáticas que más incidirán en el voto destacan tres, según constatan sondeos como los de Consulta Mitofsky: pobreza, corrupción e inseguridad; en todos los casos, preocupan a más de 70% de los ciudadanos.

Además, la mayoría demanda cambios sustantivos; hacer las cosas de modo diferente en la manera de enfrentar estos retos. Precisamente, en la edición de mayo de la Encuesta Nacional en Viviendas de Mitofsky, ante la disyuntiva entre cambio y continuidad sólo 6% considera que no debe haber modificaciones en el manejo de la economía y de la inseguridad, frente a 58% que quiere un viraje drástico en ambos aspectos.

Es en este contexto en el que cobra relevancia la participación activa de los ciudadanos y sus organizaciones. Es fundamental para focalizar las campañas en lo que más importa a la nación y para los ciudadanos, pero también después, cuando pase la efervescencia electoral y volvamos plenamente a una difícil realidad que no puede ser alterada por el simple hecho de la retórica y las promesas de los candidatos.

Las soluciones efectivas y viables a los grandes retos del país, que en gran medida están faltando en las campañas –a no ser buenos deseos, imprecisiones y ocurrencias–, existen con propuestas concretas y bien fundamentadas en la sociedad civil. Los ejemplos son muchos.

Rutas de salida efectiva de la pobreza

Hoy, 7 de cada 10 mexicanos nacidos en pobreza, permanecen en ella toda su vida, según el estudio México 2018: movilidad social para el bienestar, recién publicado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias.

La postura es muy clara: no lograremos un cambio significativo y sostenible contra la pobreza si no ponemos la movilidad social como eje estratégico de las políticas públicas, con cambios esenciales y urgentes en las mismas.

Movilidad social significa, en palabras llanas y en lo esencial para el caso de México, que millones de familias puedan pasar de una vida en condiciones de pobreza a una de clase media, cubiertas de manera completa y perdurable las necesidades básicas en alimentación, salud, educación, vivienda, cultura y capacidad para realizar sus aspiraciones.

Sobre ese diagnóstico, se plantean cinco propuestas esenciales:

  • Reforma fiscal que lleve a la eliminación de la informalidad en la actividad productiva y a mayor recaudación de impuestos.
  • Unificar y universalizar el sistema de protección social, con reformas en salud, pensiones y seguridad social.
  • Centrar cobertura, calidad y pertinencia del sistema educativo en mejorar e igualar oportunidades de aprendizaje, en especial en media superior.
  • Promover un mercado laboral flexible, pero a la vez seguro, así como eliminar la discriminación a grupos vulnerables.
  • Incrementar penetración y competitividad del sistema financiero, para ampliar acceso a protección financiera vía el ahorro, el crédito y seguros.

Opciones eficientes contra la corrupción, la delincuencia y la impunidad

Hoy, además del impulso de prioridades como la consolidación del Sistema Nacional contra la Corrupción, desde la sociedad civil surgen iniciativas que no sólo proponen soluciones específicas, sino que están llevándolas a la práctica con resultados concretos.

Un caso reciente es el de la Organización No Gubernamental (ONG) “Data Cívica”, que logró presentar en un formato abierto para consulta y análisis más de 2 millones 600 mil declaraciones de 400 mil funcionarios de más de 2 mil dependencias.

La plataforma surgió luego de la solicitud por transparencia de un formato accesible de todas las declaraciones registradas en Declaranet. La ONG lo hizo por su cuenta en casi la mitad del tiempo y a un tercio del costo estimados por la Secretaría de la Función Pública, con un compacto equipo de programadores y analistas.

Ellos se dieron a la tarea de descargar más de 2 millones 600 mil PDFs para llevarlos a un portal que la gente pueda explorar, gracias a algoritmos y bases de datos.

Otro caso ilustrativo es el sitio personasdesaparecidas.org.mx, el cual surge bajo una premisa muy pertinente: “En México los nombres de las y los desaparecidos no son públicos. No sabemos quiénes son, cómo son, ni cuáles son sus historias”.

pobreza

La iniciativa refiere que el Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas reporta números, pero no nombres, ni fotos. Para cubrir ese vacío, este ejercicio ciudadano utiliza diversos padrones y fuentes de información para, a través de cruces de datos y algoritmos, desplegarlos de manera accesible y facilitar la búsqueda, la justicia y verdad.

Hay varios esfuerzos similares. Por ejemplo, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y OPI Analytics programaron una serie de instrucciones y fórmulas para extraer información sobre nueve bases de datos públicas que no se comunicaban entre sí, relacionadas con procesos de contratos y compras de gobierno.

De tal forma, con el sistema pueden hacerse cruces para detectar inconsistencias y anomalías, así como definir prioridades sobre una base de datos de procedimientos de contrataciones públicas federales realizados por mil 537 Unidades Compradoras entre 2012 y 2017. Al mismo tiempo, y con estos instrumentos, han generado un índice de riesgos de corrupción en dichos procesos.

La clave es que la tecnología puede ser muy útil para avanzar en éste que es uno de los desafíos cruciales para nuestra nación, y con el añadido del impulso desde la sociedad. En ese sentido, hay que tomar en cuenta que el propio Sistema Nacional Anticorrupción surgió también con tal empuje. La misma iniciativa que hizo que se tradujera en reformas legales que ahora se requiere para su consolidación.

Muchas otras organizaciones de la sociedad civil, la iniciativa privada y periodísticas estudian y desarrollan mecanismos para aprovechar conocimientos, tecnologías, talento y energía voluntaria para contribuir en el combate a los mayores retos del país.

Las soluciones existen. Hay que hacerlas valer para buscar compromisos, tanto con los candidatos, como con quienes resulten electos.

En lo que resta de las campañas, es preciso redoblar los esfuerzos para elevar el nivel del debate entre los candidatos, desde el enriquecimiento del debate en el seno la sociedad, la opinión pública y los sectores.

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