Salvar al Planeta

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La decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático es profundamente irresponsable y daña las perspectivas de la vida humana en el planeta. Los argumentos de Trump en el sentido de proteger los empleos y la competitividad económica de Estados Unidos son falsos. La motivación real es un cálculo político para cumplir una promesa de campaña y así satisfacer al sector más primitivo de su base electoral. Esta decisión está enmarcada en el contexto de las declaraciones ultranacionalistas que incluyen, en los últimos días, el ataque al comercio alemán y a la Canciller de ese país Angela Merkel.

La reacción ante la torpe decisión de Trump no se hizo esperar. La comunidad científica internacional por una parte condenó la decisión y prácticamente todos los gobiernos del mundo, con la excepción de Vladimir Putin, la criticaron y se distanciaron. La lucha por combatir el cambio climático parece ser ahora encabezada por Europa y China. Destaca en el contexto lo que parece ser el nuevo liderazgo global del Presidente de Francia, Emmanuel Macron. De igual forma, los gobernadores de varios Estados de la Unión Americana, especialmente Jerry Brown de California, así como los Alcaldes de varias ciudades, como Bill de Blasio de Nueva York, se sumaron al rechazo y anunciaron que seguirán trabajando para proteger el ambiente. Lo mismo sucedió a nivel empresarial. Los presidentes de varias de las principales empresas de Estados Unidos se han distanciado de Trump como Elon Musk de Tesla; Robert Iger de Disney; Lloyd Blankfein de Goldman Sachs, y Jeffrey Immelt de General Electric.

Pero es importante ir al fondo del tema, la idea de los límites del planeta planteada en el Informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) al Club de Roma, titulado “Los Límites del Crecimiento”, publicado en 1972, ha sido retomado y desarrollado en los últimos años con frecuencia.

El concepto de los límites planetarios fue desarrollado en 2009 por un grupo de 28 científicos con reconocimiento internacional liderados por Johan Rockström y Will Steffen. Este estudio ha sido recientemente actualizado. La idea principal, basada en la investigación científica, sostiene que desde la Revolución Industrial, la actividad humana se ha convertido en el principal impulsor del cambio ambiental global.

Rockström y su equipo identifican nueves sistemas de apoyo a la vida en el planeta, los cuales son esenciales para que el ser humano pueda sobrevivir en el mundo. Una vez que la actividad humana pasa ciertos puntos clave, definidos como los límites planetarios, existe el riesgo de cambios abruptos e irreversibles en el ambiente. El cambio climático es uno de ellos.

El clima es un bien común de todos y para todos, como lo señala la Encíclica “Laudato Si”. A nivel global es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana.

El calentamiento del sistema climático genera el constante crecimiento del nivel del mar, está relacionado con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que aún no pueda atribuirse una causa científicamente determinada a cada fenómeno particular.

En relación con el calentamiento global, es verdad que hay otros factores como el vulcanismo, las variaciones de la órbita de la tierra o el ciclo solar, pero la evidencia científica señala que la mayor parte del calentamiento global de las últimas décadas se debe a la gran concentración de gases de efecto invernadero emitidos por la actividad humana.

Al concentrarse en la atmósfera, estos gases impiden que el calor de los rayos solares reflejados por la tierra se disperse en el espacio. Esto se ha potenciado por el uso intensivo de combustibles fósiles que es la base del sistema energético mundial.

A su vez, el calentamiento global crea un círculo vicioso que agrava más la situación al afectar la disponibilidad de recursos imprescindibles como el agua potable, la producción agrícola y provoca la extinción de parte de la biodiversidad del planeta.

El derretimiento de los hielos polares y de planicies de altura amenaza con una liberación de alto riesgo de gas metano y la descomposición de materia orgánica congelada podría acentuar todavía más la emanación de anhídrido carbónico. La contaminación que produce el anhídrido carbónico aumenta la acidez de los océanos y compromete la cadena alimenticia marina.

A su vez, la pérdida de selvas tropicales empeora las cosas ya que ayudan a mitigar el cambio climático.

Si la actual tendencia continua, este siglo podría ser testigo de cambios climáticos inauditos y de una destrucción sin precedentes de los ecosistemas. El crecimiento del nivel del mar puede crear situaciones de extrema gravedad, ya que la cuarta parte de la población mundial vive junto al mar o muy cerca de él y un buen número de ciudades están ubicadas en zonas costeras.

En suma, hay que redoblar esfuerzos por salvar la vida humana.

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