La paz más desventajosa, es mejor que la guerra más justa.
Erasmo de Rotterdam.
Irán no enfrentará al oponente más poderoso
Con el asesinato de Qassem Soleimani, la figura militar más importante en 40 años de la República Islámica, todos temen a la promesa del líder supremo Ali Khamenei de “represalias severas” y de miles de dolientes iraníes que exigen venganza. La profecía de una Tercera Guerra Mundial proveniente de Medio Oriente ha invadido cualquier cantidad de espacios y pensamientos. Pero no nos adelantemos, Irán puede tener muchas opciones para desencadenar caos contra los intereses de Estados Unidos y sus aliados de Medio Oriente, pero también tiene una razón poderosa para detenerse y reconsiderar. Siendo objetivos, la realidad es que Irán no puede permitirse una guerra con un oponente mucho más poderoso. Además, se trata de un conflicto de 50 años cuyas tensiones relacionadas siempre han sido temporales.
Juzgó mal a Trump
Cualquier represalia que conduzca a guerra causará un daño enorme a la República Islámica. El número de víctimas de Irán será mucho mayor y por ello el régimen en Teherán lo ha evitado. Los líderes islámicos son estratégicos, comprenden a sus oponentes y anticipan sus movimientos. Pero esta vez juzgaron mal a Trump. Convencidos de que Trump haría todo por evitar una guerra, han provocado por meses a Estados Unidos con objeto de aliviar las sanciones económicas que Trump impuso tras retirarse del acuerdo nuclear en mayo de 2018. Un año después, en mayo de 2019, Irán comenzó una campaña de intimidación atacando navíos internacionales, pero tuvieron cuidado de no hundir barcos o matar a nadie. Al no haber respuesta, derribaron un avión no tripulado militar estadounidense. Trump suspendió un ataque de represalia en el último minuto, pero anunció una “línea roja”: la muerte de cualquier estadounidense a manos iraníes exigiría una respuesta militar. Entonces, Irán aumentó las apuestas al desatar un gran ataque contra las instalaciones petroleras sauditas. Estados Unidos trasladó tropas a Arabia Saudita, pero nuevamente no respondió agresivamente. Irán, atacó más tarde con cohetes instalaciones de Estados Unidos en Iraq. La semana pasada mató a un contratista estadounidense, varios policías y soldados iraquíes e hirió a cuatro tropas de Estados Unidos. En respuesta, este último atacó las bases de Kata’ib Hezbollah, mataron al menos a 24 cuadros de la milicia. Luego, Irán dañó el complejo de la Embajada de Estados Unidos. En Bagdad, la administración de Trump afirma que recogió información creíble de que Soleimani estaba planeando nuevos ataques contra personal estadounidense. No se ha proporcionado evidencia, pero tal comportamiento es consistente con las provocaciones de Irán.
¿Qué sigue?… volatilidad temporal
Irán ya no puede suponer que Estados Unidos no responderá provocaciones con una fuerza desproporcionada. Ali Khamenei (o Alí Jamenei) debe saber ahora que “represalias severas” por parte de Irán podrían encontrarse con una respuesta aún más devastadora. Irán no cuenta con armamento nuclear por ahora. Así, la opción más inteligente para Irán sería tomar en serio al Secretario de Estado, Mike Pompeo, cuando dice que Estados Unidos ahora está buscando una reducción de la escalada y restringir sus represalias a truenos. Los comentarios recientes de Trump hacen sentido: No estoy iniciando una guerra, la estoy evitando; Irán nunca ha ganado una guerra pero sí buenas negociaciones.
Petróleo
Dejando a un lado la variable psicológica, el mayor riesgo fundamental del conflicto es una alza del precio del petróleo al ser Irán el 5% productor más importante a nivel mundial con el 6.0% de la producción mundial (Estados Unidos es el primero con el 19% de la producción mundial y México ocupa el lugar 12º con el 2.7%). Un recorte de producción que aumente precios o el ataque a instalaciones propiciaría presiones inflacionarias. Estemos atentos.