Silverio

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Como ciudadano, su sencillez era su mejor adjetivo que lo llevó a una carrera política brillante y extensa, por eso este año será especial, por cumplirse el centenario de la llegada a éste mundo de Silverio.

Ciudad de México.- En la feria de Texcoco, el sábado once de abril de 2015 hubo una corrida de homenaje a la memoria de uno de los ídolos populares más famosos de la historia de nuestro país y antes del mano a mano de El Payo con Arturo Saldívar y toros de Los Cués, se presentó el libro de la autoría del Bardo de la Taurina, denominado por iniciativa de Luis Marcos Sirvent, “Silverio nos une” producido por las autoridades texcocanas para rememorar a uno de los mexicanos más ilustres.

La entrada fue espectacular, la familia, sus amigos, los descendientes de figuras del toreo como Carlos Arruza y Luis Castro El Soldado, todos admiradores del Maestro, hicieron acto de presencia en el recinto Embajadores, sitio de la ceremonia. Entre los ponentes además del autor , brilló la participación de don Adolfo Lugo Verduzco, quién relató con brillo en la mirada, la emoción que le trajo a la memoria la tarde del 31 de enero de 1943, cuando Silverio mostró a plenitud su personal tauromaquia con el toro Tanguito de la ganadería de Pastejé. Por cierto, Manolo Espinosa matador de toros en retiro e hijo del maestro taurino texcocano, se disculpó de asistir por motivos de salud y deseamos se mejore. Su padre Armillita inmortalizó ese mismo día de 1943 a Clarinero.

Don Adolfo se remontó a sus primeros años de edad en los cuarenta y luego a las tertulias de su peña la de Armilla, Garza y Silverio, hoy presidida por Javier Jiménez Espriú a la partida del inolvidable Gabino Lombana, la peña fundada entre otros por el recordado Aurelio Pérez, tuvo la dicha de departir con Silverio, quién en muchas ocasiones acudió a las sesiones para deleite de sus miembros entre otros Jacobo Zabludovsky, Jorge de Haro, Ángel Losada, Juan Ramón Pérez de la Fuente y Leobardo Ruíz.

Su retiro sucedió el primero de marzo de 1953 en La México, desde entonces su nombre por todos es pronunciado por el gran respeto que merece quién dio acento a la forma mexicana de interpretar el toreo, “hondo y profundo” diría Paco Malgesto de sus pases de derecha, majestuoso y vibró al decirlo, con su trincherazo. Los recuerdos que se hagan palidecerán siempre ante lo que en su momento representó para el toreo de nuestro país.

Como ciudadano su sencillez era su mejor adjetivo que lo llevó a una carrera política brillante y extensa, por eso este año será especial, por cumplirse el centenario de la llegada a éste mundo de Silverio, al que de acuerdo a su inolvidable pareja María de la Paz Domínguez, más conocida por La Pachis, fue el 20 de junio y su fecha de bautismo la del 20 de noviembre, pretexto para celebrarlo doble vez, en un mismo año.

Y acudo a un cronista de la época, el gran periodista Carlos Septién quién firmó sus crónicas con el pseudónimo del Tío Carlos, para describir lo que escribió el 31 de enero de 1943. “Fantástico, porque el toreo de Silverio al quinto toro se cumplió real y verdaderamente en la región de la fantasía. Silverio Pérez rompió con “Tanguito” las leyes del toreo. Pero no como un anarquista de falsificados modernismos. Ni siquiera como un revolucionario a lo Lorenzo Garza. Lo hizo por la vía de la exaltación personal; con el orgullo humilde de quién cumple la exigencia de volcar un ritmo interno cada vez más claro, cada vez más sincero. Con la certeza, no de que está violando o destruyendo normas, sino de quien ha descubierto otras leyes superiores a las cuales subordinar su arte: las leyes del mundo creador, libre y poético de la fantasía”.

Cercano a la fecha del 20 de noviembre próximo se develarán placas a su memoria, una de ellas en El Palacio de Hierro Durango, sitio donde se ubicaba la plaza del Toreo de la Condesa lugar de muchas de las obras de arte del llamado Compadre, una de ellas la multicitada de Tanguito, otra más en la Plaza México, dónde fue el primer matador en obtener un rabo producto de su gran faena a Barba Azul de Torrecilla.

Recuerdos inacabables de quién vino al mundo a trascender con grandeza a su época y que sigue vivo en la memoria del país que no se olvida de sus seres entrañables. Saludos compadre ahora que te asomas con Carmelo y Pachis en el cielo para vernos recordarte con admiración y afecto entrañables.

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