No sé si compartan conmigo este sentimiento de angustia, miedo, tensión, por pensar cuántas personas buenas que tenían un ingreso fijo, con la pandemia del COVID-19 de la noche a la mañana se quedan sin el mismo, algunos tal vez con el préstamo del auto que deseaban tener, la oferta se presentó y se tomó; otros de algún departamento, casa, aunque sea de INFONAVIT o de algún constructor que se adaptaba al presupuesto de la pareja, o del principal responsable de la manutención de la familia, o el clásico adeudo de las tarjetas de crédito, las cuales se ofrecen por todos los bancos como si fueran de presentación, sin checar posibles antecedentes de no pago. En fin, el tema importante no es ése, sino, desde mi opinión, ¿qué van a hacer tantos desempleados?, los empleos perdidos no se volverán a crear de la noche a la mañana, en uno, dos, tres, cinco meses, o uno, tal vez dos años, siempre y cuando nuestro país cambie su política sobre las inversiones del exterior, ya que difícilmente algún emprendedor lo haría en México.
Es realmente un tema preocupante, ya que el hambre, la desesperación, las presiones que sentirán y experimentarán estas personas, serán muchas y de diferentes direcciones. Sin ningún apoyo, ya lo he comentado, la “ayuda” por parte del gobierno es insignificante, éste no hará el milagro de que la delincuencia se detenga, más ahora que se ha disparado, y por desgracia incrementará; será un periodo muy peligroso, si hoy salimos a trabajar sin saber si regresaremos a casa, con esta nueva realidad el riesgo resultará mayor. Sobre todo, quienes por necesidad tienen que utilizar el transporte público, vemos en las noticias cómo siguen asaltando las combies, los microbuses, están los videos en las redes sociales, que sólo de mirarlos siente uno la impotencia ante el hecho, ya que la autoridad pese a conocer estos actos vandálicos recurrentes, no toman las medidas ni las acciones para evitarlos.
Muchos amigos comentan que los beneficiados de esto serán las plataformas de autos, que brindan sus servicios para llevarte a donde sea, es probable que lleguen a serlo, pero tenemos que estar un pie adelante, es decir, todos los que ocupamos cualquiera de estas aplicaciones, lo hacemos y nos subimos en el asiento de atrás, como si fuera nuestro chofer común y corriente, pero ahora, se recomendará estar al lado del conductor, para poder pasar como cualquier auto tripulado haciendo un viaje normal y que no detecten que es un “taxi” privado, ya que de hacerlo será muy fácil su identificación y, por ende, su intento de robo o atraco.
Dentro de las cosas que lleva quedarse en casa, es el tiempo que tienes para poder pensar y tratar de obtener alguna solución a este problema tan grave, ya que por hambre cualquiera pierde la cabeza y más si se trata de proteger el bienestar de alguno de sus hijos pequeños, quienes a veces no entienden qué pasa con papá y mamá, si ayer todo estaba bien, y ahora, los acreedores no los dejan en paz, les llaman, van a su domicilio a cobrarles, no hay comida en el refrigerador y los gritos y reclamos de todos los miembros de la familia son más frecuentes, subiendo de tono de un momento a otro, pasando del grito a la agresión, trátese de quien se trate.
A este respecto, comenté con varios amigos (afortunados) de los que no han perdido su trabajo, y les pregunté que si se encontraran a alguna persona de su colonia, comunidad de cabal honestidad, conocidos que realmente quisieran apoyar, si tendrían tiempo para poder aportar alguna cantidad de dinero a su consideración; o ponerse de acuerdo con el párroco de la iglesia de la colonia y sugerirle que con el dinero recaudado por los miembros de la comunidad –ojo, no estoy hablando de la limosna, no, esto sería un donativo a parte–, se comprara comida de la canasta básica y poder entregarlo a personas necesitadas que, si bien no sería todos los días, tal vez se lograría que fuera un día sí, otro no, pero que cuando menos esas familias tuvieran algo que comer, mientras obtuvieran un empleo que los regrese a la normalidad.
Ilustración: Estelí Meza (Nexos). Ilustración: Mariana González (Nexos).
Muchos pensarán que esto debería ser una obligación ya sea de las alcaldías, de las iglesias, de los comedores comunitarios, igual estoy de acuerdo con ustedes, pero la pregunta más bien es: ¿han visto algún anuncio de cualesquiera de estas organizaciones ofreciendo esto?, creo que no, considero que como mexicanos tenemos un compromiso ante la tragedia que nos está asolando y que no vemos alguna acción que venga a contrarrestar la misma.
Somos muchos los que criticamos las no tan buenas decisiones del gobierno, pues bien, pasemos de la crítica a la acción y busquemos lograr ese plan, que el esfuerzo de algunos permita tranquilidad a muchos, cuando menos en cuanto se trate de comida, nada fácil, lo sé, pero estarán de acuerdo que debemos hacer algo al respecto, no podemos quedarnos estáticos como si nada estuviera pasando; así como hemos sido solidarios en las tragedias de los sismos y vimos cómo un mar de gente se volcó a apoyar a quitar escombros, en la búsqueda de seres humanos atrapados. Tomemos como ejemplo a los vecinos que se organizaron en llevar comida a esos héroes sin nombre, ni apellido, pues porque si ya lo hemos hecho, ¿no lo volvemos a hacer?
Otra idea que se me pasó por la mente es que hay muchas cocinas económicas que permanecen cerradas y esperan abrir desesperadamente para lograr su propio sustento, pero no dejemos de ver que igual el 80% de sus clientes son los que perdieron su empleo y entonces ¿quien o quienes serán sus clientes ahora? Así que por qué no hablar con ellos y que sean los que ofrezcan las comidas de forma gratuita, sólo llevando un buen control, para evitar que, como es costumbre en nuestro país, busquen pasarse de listos y tratar de quedarse con una ganancia mayor a la pactada; repito, se tiene que buscar compatriotas dispuestos a ayudar, a apoyar, a evitar una desgracia mayor por causa del hambre generalizada.
Son sólo algunas ideas, de verdad algo tenemos que hacer, no podemos quedarnos con las manos cruzadas mientras muchos mexicanos mueren o desesperan de hambre.
Pero como siempre, ustedes tienen la última palabra.
Nos seguimos leyendo si gustan.
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Me llama la atención cuando dices que difícilmente vendrá inversión extranjera debido a las políticas del gobierno con respecto a esta , por fin un gobierno se preocupa porque quien se afinque en nuestro país cumpla con toda la normativa .
Se me quedo la frase de “salimos a trabajar sin saber si vamos a regresar” frase tan trillada en mis tiempos de juventud… lamentablemente ahora más realista y temerosa, algunos tenemos la fortuna de contar con un trabajo donde hay esa comprensión para continuar con un Home Office evitando más la alza de delincuencia que el propio riesgo del Covid. Gracias a Dios!, muy buen artículo, saludos.
Espero que todo esto pase y nuestro gobierno apoye a los inversionistas para este gran país salga adelante
Como siempre, muy acertados todos sus comentarios se agradece infinitamente que en el mundo existan personas como usted que teniendo la oportunidad de comunicar dedique sus letras a promover la buena voluntad y ayudar al prójimo. Lamentablemente la situación es complicada, todas esas familias que perdieron total o parcialmente sus ingresos que hoy se las están viendo difícil, puedo decir que soy de ese grupo bendecido en que la familia esta sana y conservamos nuestros empleos lo que nosotros procuramos es comprar comida preparada 2 veces a la semana para ayudar a los pequeños negocios que están cerca de casa (los que se ven totalmente limpios) de alguna u otra manera debemos buscar reactivar la economía, ayudar al emprendimiento y consumir productos hechos en México.
PD: Que buena imagen “Ilustración: Estelí Meza (Nexos).”