Hace un poco más de 20 años se presentó en la Plaza México como novillero a los catorce años Julián López El Juli y junto con otros novilleros mexicanos como Jerónimo, Alfredo Gutiérrez o Gaya, construyeron una gran temporada en la plaza de Insurgentes, la cual culminó con el festejo de la oreja de plata, en la que después de una gran faena de Julián, el que se llevó el trofeo fue nuestro paisano Fermín Spinola, quien hace algunos años ejecutó unos naturales memorables ya siendo matador de toros, en Las Ventas.
La principal razón para que el madrileño Julián López hiciera esa etapa de su carrera en México, fue que en España desde 1908 existe la prohibición de que menores de 16 años actúen en esa categoría.
El 13 de julio de 1997 hizo su presentación Julián en La México y, posteriormente, se convirtió en el único novillero español en la historia de la Monumental en conseguir una faena de indulto con Feligrés, de la ganadería de La Venta del Refugio.
En 1998 después de su campaña novilleril española, tuvo una sola actuación en Las Ventas de Madrid en la que en solitario lidió 6 novillos para triunfar en el quinto en clamorosa faena en la que recibió las dos orejas del burel, para salir en hombros del magno coso de la calle de Alcalá.
Días después de su actuación en Madrid, se despide de novillero y recibió la alternativa el 18 de septiembre de 1998 en la plaza francesa de Nimes; con el padrino José María Manzanares y, el testigo, José Ortega Cano ‒toros de Daniel Ruiz‒, sale en hombros.
Recientemente se rumoró que es probable que el espada tome un receso en su carrera ahora que está toreando con el sabor y la madurez que traen aparejados los años, en días pasados por dar un ejemplo, tuvo dos actuaciones soberbias, la primera en la Valladolid en donde realizó un faenón de indulto a un toro de Daniel Ruiz, la segunda en Arles que vimos en la televisión y en donde regresó a ejecutar el segundo tercio, y el de banderillas con Juan Bautista, en el que también salió en hombros de la corrida goyesca.
Y por eso digo que si resultará cierto que toma un respiro en su carrera, es su decisión y se le respeta, porque es evidente que el concepto del toreo se afina y si bien nunca faltan detractores, es innegable la capacidad de quien entiende desde niño lo que a muy pocos les ha sido factible: el patrimonio de su tauromaquia quedará para la historia del toreo.
Ya veremos qué sucede al final de su temporada española, pero por lo pronto, y si fuera cierto, habrá que verle en un momento de acusada sapiencia y buen gusto en el trazo.
Mientras tanto la temporada novilleril en La México avanza y bien. El sábado José María Mendoza y el michoacano Mauricio Medina demostraron buenas hechuras en su aún incipiente carrera, ante una novillada de San Judas Tadeo. Salvador Rojas, hijo de quien fuera un entrañable amigo, al final con los cuatro novilleros del festejo sin picadores, por la calidad y bravura en conjunto de los seis moritos, dio una vuelta al ruedo de homenaje.
Lo siguiente lo tengo que escribir porque es ya rutina que, a pesar de la oferta taurina, el público no asista como es deseable, para mantener viva la tradición y manifestar su apoyo a quienes intentan no dejar caerla en el vacío y para ver si surge otro Juli en nuestros ruedos.
El domingo los novillos de Guadiana en general fueron complicados; sin embargo, el quinto cumplió con el adagio, tuvo embestidas nobles; los que lograron lidiar dos fueron Eduardo Domínguez y Roberto Román, uno de Tlaxcala y otro de Aguascalientes, luciendo enormemente Roberto con el sexto de clara embestida en su trazo de muleta.
Se lastimó Sebastián Soriano, alumno zacatecano de El Zapata y quien en algún punto de su faena desde el callejón fue auxiliado por la oportuna gorra del cronista y monosabio, José Luis Valiente, en su novillo, escuchó tres avisos por serle complicado culminar la suerte suprema.
Las cuadrillas en gran plan en especial, Leonardo Campos, y la próxima semana, domingo 17 de septiembre a las 4:30 Sebastián Ibelles, y dos triunfadores con novillos de Marco Garfias ¡Ahí nos vemos!
