Gobierno de Coahuila pagó 71 millones de pesos a empresa fantasma

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Coahuila pagó al menos 38 facturas por más de 71 millones de pesos a la empresa fantasma Riviera Álamo por concepto de cobijas, vajillas, Barbies y bolos.

El Gobierno de Coahuila pagó más de 71 millones de pesos a una empresa fantasma relacionada con la ex Secretaría estatal de Infraestructura, María Esther Monsiváis, la principal operadora del gobernador, Rubén Moreira.

Un reporte publicado este lunes por el diario Reforma destaca que en los últimos tres años, el Gobierno de Coahuila pagó al menos 39 facturas por más de 71 millones de pesos a la empresa fantasma Riviera Álamo, relacionada con Monsiváis.

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Todos los contratos para la firma se dieron por asignación directa, pese a que no aparece en el Padrón de Proveedores y Contratistas coahuilense. El diario de circulación nacional destaca que “fuentes oficiales señalaron que a la fecha no hay comprobantes ni actas de la entrega-recepción de los productos”.

El reportaje destaca que Riviera Álamo es una firma constituida bajo el giro de “construcción de obras civiles” especializada en maniobras portuarias y aeroportuarias. Sin embargo, las facturas emitidas a la empresa fueron por productos como cobijas, bicicletas, baterías de cocina, balones, impermeabilizantes y tinacos hasta electrodomésticos, colchones, mochilas, bolos infantiles, muñecas Barbie y pulseras, entre otros.

Una empresa favorecida

La investigación de Reforma cotejo documentos sobre las asignaciones oficiales de la Secretaría de Finanzas de la entidad, mismas que mostraron que la empresa siempre fue favorecida por el gobierno al pertenecer a la principal operadora política del gobernador Rubén Moreira.

“Marucha (como se le conoce a Monsiváis) generalmente manejaba todo junto con Julián Montoya (actual Subsecretario de Administración y Egresos), el otro personaje que opera todo lo financiero del Gobernador”, aseguró uno de los entrevistados al diario.

María Esther Monsiváis renunció a su cargo el 7 de noviembre de 2016, luego de que Reforma revelara que la empresa Riviera Álamo fue constituida por la funcionaria a través de dos “prestanombres” que hasta el momento no han sido ubicados: Javier Garza Lizcano, chofer de ruta de Monterrey y Valentín Moreno, empleado de la empresa Concordia, propiedad de Monsiváis y su esposo Fernando Martínez.

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