La triste realidad que viven familiares en la fase terminal de los pacientes covid-19
Con guantes, lentes protectores y mascarilla, es como los familiares de pacientes covid-19 entran a los centros hospitalarios a solicitar informes sobre su paciente, esperanzados en tener la oportunidad de volver a verlos, besar sus mejillas y decirles en viva voz lo mucho que los aman y esperan su recuperación.
La realidad es que el servicio médico en México y otros países de Latinoamérica sufren precariedad, colapsan y no cuentan con protocolos que permitan a los pacientes covid-19 sentir de cerca el afecto, amor y cariño de sus amigos y seres queridos.
Con guantes de látex azul y una mascarilla, una mujer acarició la cabeza gris de su padre y le dice que estará bien. Es la última vez que volvió a ver su padre con vida. Los médicos dijeron haber hecho todo lo posible para al paciente covid-19 de 78 años que llevó con insuficiencia respiratoria y un fuerte dolor en los pulmones.
La propagación del virus ha impedido que familiares permanezcan 24 horas en los hospitales a la espera de información de sus pacientes. La alta cantidad de infectados ha obligado al sistema médico a establecer protocolos poco convencionales para dar informes que incluyen llamadas telefónicas de los médicos u horarios únicos y limitados.
En todo el mundo, la necesidad de frenar la propagación del virus ha impedido que los pacientes puedan ver a sus familias al final de sus vidas. Una de las mayores crueldades de la pandemia que ha dejado casi medio millón de muertos a nivel global es que muchas personas han fallecido solas, apenas con la suerte de despedirse a través de una pantalla de tablet o celular.
La realidad cambia un poco en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile en Santiago donde los jefes médicos decidieron permitir visitas familiares y, siempre que sea posible, crear un espacio para una despedida al final de sus días.
Los visitantes son examinados para detectar el coronavirus y reciben el mismo equipo de protección utilizado por los médicos, antes de ser guiados a las salas de vidrio selladas donde se alojan los pacientes con COVID-19. Hasta ahora, la UCI del hospital ha evitado cualquier caso de contagio entre su personal.
América Latina es ahora el epicentro de la pandemia y Chile es una de las naciones más afectadas, con varios miles de casos diarios y más de 4 mil 500 muertes confirmadas. El hospital donde trabaja el doctor Romero está en el empobrecido barrio de Independencia, que tiene uno de los mayores índices de casos y mortalidad de Santiago.
En México, no existe un protocolo que permita a familiares acercarse a los pacientes covid-19 en fase terminal para despedirse. Casos desgarradores se comparten cada vez con mayor frecuencia de personas que no volvieron a ver sus seres queridos una vez ingresados al hospital.
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