Agustín Carstens

Crisis económica, COVID-19 y las pocas esperanzas para México

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Carstens advierte sobre aguda crisis económica por COVID 19 y alejada recuperación

“Va a llevar tiempo levantarse”, fue lo que dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador sobre los comentarios de Agustín Carstens sobre la crisis económica y el complicado proceso de recuperación que México enfrenta ante la crisis del COVID-19.

Con una inflación por arriba del objetivo de Banco de México, una lenta recuperación en las cifras de desempleo, una crisis salarial, el riesgo de que miles de empresas cierren de manera definitiva y una inminente segunda ola de COVID-19, el país enfrenta un caótico cierre de 2020 y ensombrecido 2021.

Para el exsecretario de Hacienda y director general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), Agustín Carstens, la pandemia del COVID-19 cambiará “la cara de la economía” con el impacto negativo que sufrieron los sectores productivos, un escenario que ocurrirá a pesar de las distintas acciones de gobiernos y bancos centrales para contrarrestar la crisis.

“(Hay) otra forma distinta de viajar, trabajar, hacer compras, y se complica aún más por la revolución digital. La innovación en comercio electrónico es cada vez más importante y se está conjuntando con el enfriamiento de la actividad.”, dijo Carstens durante su participación en la 13ª edición de la Conferencia Internacional de Banca organizada por Banco Santander.

Sobre la economía mexicana, el banquero señaló que las dificultades cimbrarán principalmente a los pequeños negocios y la recuperación dependerá del tiempo que dure la pandemia.

“Veremos mayores dificultades a futuro. Ahora la respuesta es ideal. Se pensaba que la crisis iba a ser transitoria, pero ha durado más y durará más”, añadió.

Al respecto, el presidente mexicano señaló que la receta de deuda, aplazamiento fiscal y modificación a la política monetaria se aplicó en varios países, panorama a los que aplicaría la predicción de Carstens; sin embargo, para México, dijo “tenemos buenos indicadores de que vamos levantándonos, no tenemos problemas mayores, tenemos control de inflación, tenemos control en cuanto a la deuda, no se nos disparó”.

Pero el optimismo del presiente no logra convencer a la junta de gobierno del Banco de México. En la última minuta publicada el jueves 8 de octubre, el banco central indicó que la recuperación de la economía mexicana será “difícil y prolongada” y estará sujeta a la incertidumbre.

Banxico recortó a finales de septiembre la tasa de interés clave en 25 puntos base para fijarla en 4.25 por ciento, destacando que los retos derivados de la pandemia incluyen un desplome económico, un choque financiero y efectos sobre la inflación.

Para la mayoría de la junta de gobierno señalaron que la situación actual de las finanzas públicas constituyen un factor de riesgo, a lo que suma que hay un entorno poco propicio en el país para la inversión privada.

“La conducción de la política monetaria dependerá de los factores que inciden sobre las perspectivas de la inflación y sus expectativas, incluyendo los efectos de la pandemia.”, señala el documento de Banxico.

Minimizar costos de la crisis. ¿Ayuda el Banco de México?

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La caída del PIB este 2020 será bastante mayor a la de 1995, que fue de 6.22% y causó la pérdida de millón y medio de empleos. Era inevitable que tal desastre se trasladara al sistema bancario, como volverá a ocurrir este 2020; la caída de actividad y del empleo dejó a empresas y personas deudoras de los bancos sin poder pagar sus créditos.

Hace ocho días nos referimos a la propuesta de Carlos Obregón y Jorge Mariscal de abrirle créditos a personas y empresas en montos y plazos suficientes para solventar la pérdida de ingresos y de activos de negocios que causará la cuarentena sanitaria.

Agustín Carstens, exsecretario de Hacienda y actual Director General del Banco de Pagos Internacionales, opina lo mismo: “para atajar la crisis [los apoyos] deben llegar a las personas y las empresas”, y agrega que los mecanismos de intervención de los bancos centrales “deben establecerse de manera urgente”.

El Banco de México debería estar trabajando en ello.

medidas y rescate Banxico
Imagen: Diario en Imagen

El error del pasado, en México y en el mundo, fue haber “rescatado” a los bancos de las crisis financieras, en vez de haber rescatado a las personas y a las empresas deudoras con créditos a largo plazo que les permitieran resarcir sus pérdidas y pagar sus deudas.

El rescate de los bancos de México en 1998 es –en tiempo presente– un desfalco a la nación; consiste en que el Fobaproa, luego IPAB, les compró su cartera incobrable, al valor contratado de 552 mil millones de pesos, por los que se han pagado más de 677 mil millones de pesos en intereses. No obstante, de acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación 2019, los pasivos del IPAB ascendían a un billón 32 mil 288 millones de pesos el año pasado.

Si no se actúa con sentido de urgencia para definir cómo canalizar créditos a personas, empleadas o desempleadas, y a empresas para que puedan pagar sus deudas a los bancos, vendrá una crisis de las funciones bancarias y la ineludible necesidad de restablecerlas, al costo que sea.

Para evitar esa crisis, la propuesta de Carstens es “convencer a los bancos para que presten, utilizando para ello programas de financiación para préstamos de los bancos centrales”.

Los bancos, ciertamente, tienen enorme liquidez, pero no le dan crédito a personas con deudas impagadas ni a empresas con balances negativos de su negocio. De ahí la necesidad de intervención del Banco Central. Para volver a convertir en sujetos de crédito a los deudores, el Banco de México, en nuestro caso, tendría que ofrecer garantías colaterales y operar como banca de segundo piso para descontar los créditos que se contrataran con la banca privada.

tormenta para empresas en la crisis
Imagen: Revista IMEF.

¿A quién irían esos préstamos? A personas físicas –muchas familias pueden perder su casa si no pagan su hipoteca, por ejemplo– y a micro, pequeñas y medianas empresas que no hayan despedido o reducido el salario de sus trabajadores, que ofrezcan garantías de pago y que estén al corriente en sus obligaciones fiscales.

Sin embargo, el Banco de México, apegado sus principios, anunció el martes una serie de medidas referidas a las instituciones de banca múltiple y de desarrollo, a las que se destinarán recursos hasta por 750 mil millones de pesos con la intención de facilitar que, en medio de la volatilidad, otorguen financiamiento a diversos mercados.

El criterio es atender las necesidades de financiamiento de personas y empresas, tomando en cuenta las dificultades en que la volatilidad ha puesto ya a los intermediarios bancarios; veremos si tan millonaria intervención en apoyo al “sistema financiero”, no se atasca antes de que llegue a las personas y empresas, y si no deriva en otro “rescate” bancario mal disfrazado.

No hay manera de evitar un costo social de la contracción económica, pero sí se le puede reducir si se toman decisiones en Banxico a la altura de circunstancias sin precedentes, que reclaman abandonar viejas ideas.


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