Capitolio

Insurrectos en Washington. La democracia y la verdad a prueba en México

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Sucedió lo impensable, el discurso incendiario convocando a la defensa del voto para impedir la certificación de su adversario como cuadragésimo sexto presidente del país de los justos, tuvo resonancia y respuesta.

El asalto a la sede del congreso norteamericano en Washington transmitido en tiempo real al mundo entero se observaba con incredulidad, una abierta rebelión estaba en marcha en el icónico recinto, alentada desde el mismísimo Poder Ejecutivo de Estados Unidos.

Las escenas de la irrupción multitudinaria y violenta de los simpatizantes del aún actual presidente, los atuendos bizarros y las consignas exhibidas y coreadas poco difieren de las de algún filme hollywoodesco en los que algún villano amenaza la libertad, la democracia y la justicia, en las que el héroe suele ser, curiosamente, el propio presidente.

impensable toma de capitolio
Imagen: The New York Times.

La gestión de Donald Trump ha sido desde su inicio, ahora que el término está de moda, “atípica” en muchos sentidos, pero particularmente por la heterodoxia de su “personal estilo de gobernar”, que no admite negativas ni contradicciones a sus deseos y objetivos. Todo lo que se oponga es, simplemente, desechable.

La arrogancia y la obstinación por mantenerse en el poder, en principio enarbolando la comisión de un fraude en su contra y, derivado de ello, la convocatoria a la defensa de su victoria mediante la movilización enardecida de las masas, carece de precedentes en la historia moderna de nuestro vecino y más importante socio comercial, a quien nos une, indefectiblemente, geografía, historia y porvenir.

Lo impensable fue posible y es de pronóstico reservado lo que aún se verá en la situación interna. El país del norte ha sido tocado por la flecha envenenada de la polarización, el racismo y la intolerancia, llegando a extremos antes no vistos (terrorismo doméstico, según ha declarado el propio presidente electo).

Es necesario considerar el carácter impredecible de quien todavía ostenta el mando y quien, si no aparece en el camino algún impedimento legal, tendrá una larga semana y media para continuar maquinando acciones radicales. Tampoco puede dejarse de lado la capacidad de presión y los intereses de quien dejará en breve la casa blanca.

Para él y sus más extremistas seguidores, quizá este capítulo no se ha cerrado, pero las enseñanzas de “una atípica gobernación” en el país que se sigue erigiendo como el paladín de la libertad, el inventor del federalismo y el defensor de la democracia, deben ser analizadas, aprendidas y extrapoladas, explícitamente cuando un solo hombre, a pesar de la sólida estructura legal e institucional, puede convertirse, con el voto y la manipulación ciudadana, en el autócrata más inconsciente y tiránico.

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Imagen: The New York Times.

Donald Trump lo advirtió desde su llegada al poder, nadie se llame sorprendido. No faltaron voces de desconfianza. Se manejó la incapacidad mental pero el aparato lo neutralizó. Se recurrió a la ilegalidad de procedimientos y facultades, pero todo se resolvió por las facultades y la “Seguridad nacional”. Durante cuatro largos años el país de los valientes acudió a los valores de una gran nación, al engaño y la manipulación, al discurso del pasado, donde todo estuvo mal, apostando a la esperanza de un futuro más promisorio.

Mucho nos deja de enseñanza lo sucedido en un país tan sólido legal y filosóficamente cimentado en sus principios, que, aunque usted no lo crea, fueron la inspiración de nuestra prostituida Constitución, no sólo porque lo impensable fue posible, sino porque lo pensable es el futuro posible y el escenario no deseable de nuestro indeseable 2021.

Es sólo un pensamiento golondrino. ¿Acaso Trump le hizo caso a AMLO?

Pero desde luego Biden no permitirá la ocupación del capitolio ni desalojará Reforma con una multimillonaria mochada.

Quienes han elegido el camino del engaño, la manipulación y la mentira deben sentirse aludidos por la realidad.

Es una recomendación inocua para una inteligencia inocua. Pero Don Porfirio la advirtió: no hay que soltar al tigre.

La desigualdad, la ignorancia y la pobreza siempre claman justicia.


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Senado se solidariza con EU; AMLO prefiere no involucrarse

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El Senado de la República Mexicana condenó y se solidarizó con la toma violenta del Capitolio en Estados Unidos. Sin embargo, el presidente Andrés Manuel López Obrador prefirió no posicionarse y respetar la política de no intervención

Luego del asalto al Capitolio previo a la certificación de Joe Biden como nuevo presidente estadounidense, López Obrador aseguró que México no intervendrá en los conflictos externos. En este sentido, afirmó que el país siempre se ha mostrado respetuoso con las políticas internas de otras naciones dado lo que dicta la Constitución.

“No vamos nosotros a intervenir en estos asuntos que corresponden atender y resolver a los estadounidenses, esa es nuestra política y es lo que puedo comentar”, dijo el funcionario. 

Durante la conferencia matutina de este 7 de enero, el primer mandatario  expresó que es lamentable la pérdida de vidas humanas, pero que por lo demás “no toma postura”. Precisamente por ello, apuntó que ha apelado a que los conflictos nacionales e internacionales se resuelvan por la vía pacífica. 

Cabe señalar que el líder de la autollamada Cuarta Transformación también se tardó en hablar sobre el triunfo de Biden como presidente electo. Aunque los números aseguraban el ascenso del Partido Demócrata, fue hasta el 15 de diciembre con el reconocimiento del Colegio Electoral, cuando el mandatario tabasqueño emitió su postura. 

Senado se solidariza con EU

Pese a que López Obrador decidió no posicionarse, Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, condenó toda manifestación de violencia. Por consiguiente, a nombre de la Cámara, mostró su solidaridad con las contrapartes del conflicto.

Por medio de su cuenta oficial de Twitter, Monreal se declaró a favor de la solución pacífica de las diferencias.  Agregó que la institución de la que forma parte es partidaria de que la transición presidencial en Estados Unidos ocurra con prudencia y dentro del Estado de Derecho.

“Hacemos votos porque en la transición política del país vecino y aliado imperen la prudencia y el Estado de Derecho”, escribió el senador.

Y es que aunque el Congreso del país norteamericano certificó la victoria de Joe Biden como presidente y de Kamala Harris como vicepresidenta, el ataque al Capitolio pasará a los libros de Historia. La actuación de los seguidores de Donald Trump después de un mitin realizado por el republicano, dejó un saldo de cuatro personas muertas, varias heridas y decenas de detenidos.