Comercio Exterior

México: sueños sin oportunidad

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Por considerarlo de interés a continuación me es grato transmitir el Mensaje del presidente del Consejo Directivo del Instituto Mexicano para la Competitividad, IMCO, Licenciado Valentín Díez Morodo, con motivo de la presentación del Índice de Competitividad Mundial 2019.


México es un país que cuenta con varios elementos clave para prosperar. Es rico en recursos naturales: ocupa el 1% del territorio global, pero acumula el 10% de la diversidad biológica;[1] en los últimos años ha destacado su estabilidad macroeconómica; además, en febrero de 2019 fue considerado como uno de los 10 destinos más atractivos en el mundo para invertir, según la firma de consultoría PwC.

A pesar de ello, México es el país número 74 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas. Aunque la calificación lo posiciona en un nivel de desarrollo alto, está por debajo de otros países latinoamericanos como Chile, Argentina, Uruguay y Costa Rica. 

En parte, este resultado se debe a un reto que han enfrentado varias administraciones: cómo proveer servicios de calidad para toda la población. Servicios básicos para el desarrollo de las familias como agua potable y saneamiento, vivienda, salud, educación, protección social, energía, justicia, entre otros.

Aunque varios gobiernos han ofrecido estos servicios de manera pública, su calidad es heterogénea y han abierto brechas entre diferentes poblaciones que no se pueden cerrar de la noche a la mañana. Por ejemplo, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo de 2016, el 46% de los habitantes del norte del país reportaron tener acceso a instituciones de salud, en contraste con el 25% de los residentes del sur. En educación, el 46% de las primarias indígenas multigrado no tienen suficiente mobiliario en aula para todos los alumnos, en comparación con el 22% de las primarias generales.

Desde la creación del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO), hace 16 años, la organización ha estudiado, propuesto y contribuido a la discusión pública con el objetivo de mejorar los servicios públicos de nuestro país. El principal reflejo de ello son sus índices de competitividad a nivel federal, estatal y municipal, además de proyectos y herramientas que ofrecen recomendaciones para resolver retos que afectan el desarrollo de los mexicanos.

En educación, el IMCO ha abordado temas que van desde el preescolar hasta la universidad. Sus propuestas se han centrado alrededor de los procesos de transparencia y rendición de cuentas que pueden contribuir a que el sistema educativo incremente la calidad de los servicios que ofrece a los mexicanos.

En salud, el IMCO ha seguido diferentes ángulos del sector. Ha manifestado la necesidad de tener un sistema con mayor financiamiento, con un proceso de compras de medicamentos más eficiente, con mayor acceso real a servicios y con indicadores de calidad. También ha insistido en la necesidad imperiosa de alcanzar un sistema de seguridad social universal.

En Estado de derecho, el IMCO ha trabajado en el diseño de mecanismos de evaluación de desempeño de instituciones vinculadas en procuración de justicia, obra pública, adquisiciones, mejora regulatoria y justicia laboral, a partir de evidencia documentada. Esto ha permitido contar con información que ha posicionado a la institución como referente en discusiones públicas ante representantes del Poder Ejecutivo y Legislativo de los órdenes federal y estatal.

La novena edición del Índice de Competitividad Internacional es un esfuerzo orientado a lograr servicios de calidad a favor de los mexicanos. La sección analítica del libro se compone de 10 ensayos en los que se describen las brechas en la provisión de algunos servicios públicos, así como las propuestas para corregirlas y avanzar hacia un crecimiento más inclusivo.

La sección cuantitativa del informe describe la capacidad que tienen 43 países, incluido México, para generar, atraer y retener talento e inversión, a través de 126 indicadores repartidos en 10 subíndices. Este índice sigue una metodología transparente, accesible y pública para cualquier interesado y se compone de indicadores que provienen de fuentes de prestigio neutrales.

En conjunto, y como ha sido el objetivo desde la primera edición de este ambicioso proyecto institucional, ambas secciones persiguen un fin común: identificar las fortalezas y desafíos que enfrenta México, así como ofrecer herramientas para robustecer el debate en torno a la toma de decisiones de política pública. 

Lic. Valentín Diez Morodo.
Presidente del Consejo Directivo del IMCO.


También incluyo el cuadro comparativo del Índice de Competitividad realizado por el IMCO en el cual se sitúa a México en el lugar número 34 de un total de 43 países, así como la Base de Datos que se utilizó para elaborar el informe y en el cual se hace referencia a la conclusión que nos dice México: sueños sin oportunidad. El estudio completo puede ser consultado en la página de IMCO.


[1] The Economics of Ecosystem and Biodiversity: “La importancia de la biodiversidad para México“. (Consultado el 07/11/19)

México coquetea con China

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Entre México y China hay relaciones comerciales en crecimiento a raíz de la dura lección que dejó el proceso del T-MEC de no apostar todo a un solo mercado.

El aletargado proceso de la modernización al TLCAN, llevado a revisión por Donald Trump en 2017, ha inyectado incertidumbre, dejando a México una lección de diversificar sus mercados, siendo China es una ambiciosa opción.

La secretaria de Economía, Graciela Márquez Colin, aseguró que a Mexico le interesa seguir fortaleciendo los vínculos económicos con China, cuyo sector manufacturero está cada vez más integrado en la cadena industrial mexicana.

En la séptima reunión del Grupo de Alto Nivel Empresarial (GANE) entre México y China, la secretaria Márquez Colin explicó que el interés generado por esta reunión es una muestra más de la voluntad del gobierno de México de relanzar la relación económica con China.

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A su vez, el director general de la Agencia de Promoción de Inversiones de China (CIPA), Dianxun Liu, expresó que la apertura de China no es una iniciativa unilateral, sino que es una invitación para perseguir el beneficio mutuo y el desarrollo común como resultado de la cooperación y el acercamiento bilateral.

Enfatizó también el interés del empresariado chino por invertir y hacer negocios en México, de acuerdo con un comunicado de la dependencia. 

En el marco de la reunión, los miembros de la delegación china visitaron el Centro de Innovación Industrial para el Sector Automotriz que se encuentra en el Instituto Tecnológico de Tlalnepantla, donde pudieron apreciar los esfuerzos del sector privado, público y educativo del país por promover el desarrollo tecnológico.

La titular de la Secretaría de Economía explicó que funcionarios y empresarios de ambos países dialogaron sobre la facilitación comercial y la atracción de inversión extranjera.

Los capítulos empresariales de México y China estuvieron liderados por el Grupo Maseca y por el Banco de China, respectivamente.

La reunión convocó aproximadamente a 20 empresas de los sectores de telecomunicaciones, agroindustria, financiero, infraestructura, energías renovables, automotor y metalmecánico.

México: mal con los Tratados de Libre Comercio

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Gran parte de los funcionarios mexicanos relacionados con el comercio exterior, han mostrado un enorme dogmatismo basado en aspectos meramente teóricos sin que exista una correspondencia con la realidad mexicana, por lo que, con sus grandes ideas, han generado enormes daños a la planta productiva nacional y provocado un proceso de reducción de riqueza en el país que se manifiesta en los principales datos macroeconómicos, especialmente en la caída de México como potencia económica, en el decreciente valor que se genera en nuestro país y la reducida captación de IED mundial, así como mínima creación de empleos e importante disminución del bienestar para la mayor parte de los mexicanos.

Desgraciadamente, en los 25 años más recientes, muchos de nuestros altísimos funcionarios “se han convertido en expertos en comercio internacional” con base en un esquema de simulación e improvisación, frente a un público que difícilmente entiende de esta materia.

No hay duda de que esos funcionarios tienen numerosos posgrados y muchos de ellos saben de memoria y pueden recitar y repetir constantemente los términos y conceptos manejados en el comercio internacional y en los TLC´s, sin embargo, eso deja mucho que desear pues son incapaces de aplicarlos para diseñar una estrategia realista, con programas, proyectos y políticas públicas que tengan resultados positivos que incidan favorablemente en el desarrollo económico de nuestro país.

El currículum de muchos de ellos es larguísimo y habla de los numerosos puestos a nivel ejecutivo y directivo que han tenido, pero los mismos están faltos de referencias a actividades que generen logros concretos en materia económica.

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Imagen: Pinterest.

Sin importar el nivel, en su CV sólo aparecen los puestos que han desempeñado sin incluir alguna experiencia real ni algún logro económico pero, eso sí, nos hablan de numerosas reuniones, la intensa participación en congresos y mesas redondas, la profusa impartición de conferencias, múltiples viajes etc., así como la negociación y firma de numerosos Tratados que han convertido a México en el Campeón del Libre Comercio, pero que en la realidad han pauperizado a la mayor parte del pueblo mexicano debido al reducido y decreciente valor agregado en nuestra producción orientada al mercado interno y al de exportación.

Esto ha generado un déficit enorme en la balanza comercial con un creciente número de países con los tenemos un TLC, mismo que en el año 1993 era de -11,923 millones US con 30 países; para 2018 fue de -59,402 millones US con 34 países; y para dicho periodo acumuló un total de -844,5355 millones US.

Un deterioro similar se presenta en relación con la proporción de la Inversión Extranjera captada por el México ya que si en el año 1994 captamos el 4.31% de la IED Mundial, para el 2018 sólo captamos el 2.44% de tal manera que en el mismo periodo pasamos de ser el 4º destino preferido para invertir, al 15º lugar en el año 2018, muy a pesar de que durante este periodo se firmaron 32 (Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones) APPRIs, supuestamente, para posicionar a México y lograr captar mayores flujos de IED.

Conviene señalar que el cuadro anexo, al principio de cada Administración, cíclicamente se presenta un importante incremento de los flujos de la IED hacia México debido a la esperanza que todos los mexicanos y muchos extranjeros tenemos de que la situación mejore, sin embargo, conforme avanza el sexenio y se va conociendo mejor a los funcionarios, la confianza en los mismos se va perdiendo, por eso también, gran parte de la IED que llega a nuestro país es de mala calidad pues es de compra de activos.

Al ser el comercio exterior la palanca del desarrollo económico del país y la IED un complemento muy importante, el cuadro comparativo de la evolución de las principales variables económicas de nuestro país en los años más recientes nos muestra que, especialmente en el periodo 2001/2018, en que han estado en vigor los TLC’s con 48 países y los 33 APPRIs, los resultados para México han sido nefastos, situación que ha empeorado en los primeros nueve meses de 2019, con la entrada en vigor del TPP-11  para totalizar 54 países con los que han firmado Tratados de forma compulsiva e irresponsablemente.

Conviene señalar que de todas las variables que miden la competitividad de México, el Foro Económico Mundial (WEF) otorga pésimas calificaciones, las peores para ser más precisos, a la calidad de las instituciones públicas y a sus funcionarios debido a que durante los 25 años más recientes, reiteradamente han mostrado su incapacidad para definir estrategias con programas, proyectos y políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo del país.

La manifestación más clara de esta aberración se manifiesta en la carencia de un marco sistémico que permita a la planta productiva nacional generar bienes en un nivel competitivo pues, en el periodo 1999/2018, la competitividad de México cayó del 34º al 48º lugar, dicha situación se ve agravada porque esos funcionarios definen programas ignorando esta situación que ellos mismos han creado, independientemente de que también definen programas sin conocimiento de la estructura de la planta productiva nacional y de su oferta.

Peor es que también han negociado otros Tratados de Libre Comercio con 54 países sin considerar estos elementos, es decir, con un gran desconocimiento de la oferta exportable, de la operación real del comercio internacional y de nuestro comercio exterior pues, en su mayoría son teóricos e improvisados burócratas habilitados como expertos en comercio internacional que nunca han tenido experiencia en la operación real y la promoción del comercio exterior, motivo por el cual sus actividades están caracterizadas por la simulación.

La futura entrada en vigor del T-MEC nos obliga a hacer algo por el desarrollo del país, cosa que es posible siempre y cuando haya una estrategia con los complementos adecuados para aprovechar esta nueva oportunidad que con el TLCAN desaprovecharon nuestros altísimos funcionarios pues, en lugar de definir una estrategia para capitalizar las supuestas ventajas negociadas, se pusieron a firmar TLC’s por todo el mundo, sin antes aprovechar la cercanía que tenemos con el mercado más grande del mundo, su alto nivel de consumo, con el que somos muy complementarios y con el que habíamos firmado un TLC convirtiéndonos en el primer país de América Latina que logró acceso preferencial a dicho mercado.

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Imagen: Pixabay.

Con la firma compulsiva de estos Tratados, lo único que lograron nuestros altísimos funcionarios fue descuidar nuestro posicionamiento en el mercado de Canadá y Estados Unidos, atomizar nuestras reducidas fortalezas y propiciar una competencia desleal para la planta productiva nacional de tal manera que, ninguno de los cinco objetivos que se plantearon para firmar el TLCAN, se ha cumplido a la fecha.

A continuación me permito proporcionarles un vínculo relativo a una entrevista televisiva que me hicieron en el programa En sus propias palabras, conducido en esta ocasión por el Dr. Enrique Villarreal, en el cual hago referencia a mi experiencia como estudiante del comercio exterior y, más importante, a mis inicios como Oficial Administrativo de la Contaduría de la Federación (SHCP), encargado de la Glosa de Operaciones Aduanales de Importación de las cuatro aduanas más importantes de México (Ciudad Juárez, Nuevo Laredo, Tampico y Veracruz); mi experiencia como funcionario promotor del comercio exterior mexicano en España y Portugal; como Consejero Comercial en Costa Rica, Nicaragua y Panamá; Cónsul en Rotterdam –en aquella época el puerto más importante del mundo– y Consejero Comercial para el BENELUX y Países Escandinavos, así como Consejero Comercial para Quebec y las Provincias Marítimas de Canadá con sede en Montreal, de 1990 a 1993, periodo durante el cual se realizaron las negociaciones del TLCAN.


Aprovecho la ocasión para desear a todos una muy Feliz Navidad, un próspero año 2020 y también deseo que para que este nuevo año, haya por fin algo que durante los 25 años más recientes he deseado fervientemente: buenas noticias en relación con el comercio exterior de México.

México y el TPP-11: muy mal en los primeros 9 meses

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La firma compulsiva de Tratados de Libre Comercio hasta llegar a un total de 54 países, convirtió a México en el campeón del libre comercio, sin embargo, los resultados de este ilógico proceso nos muestran el fracaso de nuestro país debido a la errónea “estrategia” adoptada en materia de comercio exterior.

En el año 1993 registramos déficit con 30 de esos países por un total de -11,293 millones US, en el año 2018 lo tuvimos con 34 por -59,402 millones US, en tanto que para el periodo 1993/2018, el déficit fue con 39 países por -844,535 millones US.

La cifra del déficit acumulado resulta terrible, pues equivale al 70% del PIB de México en el año 2018, situación que resulta más terrible si consideramos que del total de las exportaciones mexicanas que en el mismo año ascendieron a 450,572 millones US, sólo el 37% es de contenido mexicano y sin incluir al petróleo, el porcentaje se reduce a un ridículo 28%; esto como consecuencia de la “estrategia” propiciada por nuestros altísimos funcionarios de importar crecientemente para reexportar con decreciente valor agregado, convirtiendo a nuestro país en un maquilador básico con labores simples de ensamble.

Independientemente de esta terrible situación, conviene señalar que, durante los 6 años más recientes, en numerosas ocasiones advertí que la firma del TPP naturalmente constituiría un fracaso adicional para México debido a la nula competitividad que generaba el pésimo marco sistémico nacional existente en nuestro país.

Sin duda, la evolución del comercio exterior de México con los que serían nuevos socios de México en el TPP-11 era un antecedente negativo para firmarlo pues el déficit acumulado con esos países era creciente y enorme por lo que plantear la firma de dicho Tratado constituyó una irresponsabilidad terrible por parte de los altísimos funcionarios encargados de diseñar la política y la estrategia del comercio exterior mexicano.

Hoy, a nueve meses de que prácticamente entró en vigor el TPP-11, los resultados no pueden ser más desalentadores pues las exportaciones mexicanas a los “nuevos” socios de México de dicho Tratado disminuyeron en -367 millones US, debiendo mencionar que al único país al que nuestras exportaciones se incrementaron fue Japón con un total de 114 millones US.

Conviene señalar que en el año 2018, el cuarto producto más importante en la exportación mexicana a Japón fue el aguacate, un producto cuya exportación continua y sostenida se inició en el año de 1988 como resultado del Proyecto de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa que propuse e implementé siendo Consejero Comercial de México para BENELUX y Países Escandinavos con sede en Rotterdam, mismo que fue financiado por la Comunidad Económica Europea como parte del proyecto de cooperación adoptado en la Reunión de la Comisión Mixta México-CEE en 1984.[1]

En el mismo periodo, las importaciones procedentes de esos países, excluyendo a Japón, se incrementaron en 2,542 millones US e, incluyendo a Japón, las importaciones en los tres primeros trimestres se incrementaron en 2,924 millones US.

Como consecuencia de esta desigual situación, nuestro déficit con los seis nuevos socios del TPP-11 se incrementó en -3,275 millones e, incluyendo a Japón, el déficit total ascendió a -3,430 millones US.

Conviene señalar que los dos nuevos socios con los que registramos el déficit más alto son Malasia y Vietnam, países que casualmente nos exportan bienes que tradicionalmente producíamos y exportábamos, y que ahora ellos nos suministran en grandes volúmenes mismos que incluyen confección, calzado, productos electrónicos y, aunque usted no lo crea, café.

Una situación nada agradable sobre la cual advertí en múltiples ocasiones, –sin que los altísimos funcionarios pensaran, ni remotamente, en los elementos que resultaban fundamentales para lograr éxito en un proceso de exportación que incluyen un marco sistémico que permita a la planta productiva mexicana trabajar y generar productos en un nivel competitivo–, así como una estrategia de comercio exterior con programas, proyectos y políticas públicas realistas.

A continuación se presenta un cuadro comparativo de los elementos que miden la competitividad de México con esos países, en el que muy gráficamente se presentan las enormes desventajas de nuestro país pues, de un total de 126 variables, sólo tenemos ventaja en 18 y desventaja total en 108, situación verdaderamente terrible muy a pesar de la cual, nuestros improvisados expertos, insistieron en firmar el TPP-11.

Especial referencia me permito hacer a los principales elementos que dentro de este conjunto generan el gran problema, mismo que está constituido por las instituciones públicas y sus funcionarios a quienes el WEF clasifica con pésima calidad debido a que han sido incapaces de definir políticas públicas que incidan positivamente en un marco sistémico que permita a la planta productiva nacional producir en un nivel competitivo, así como tampoco son capaces de definir estrategias con programas y proyectos realistas que permitan a México aprovechar las numerosas oportunidades que presentan los mercados internacionales.

Sin duda, la baja calidad de nuestras instituciones y de sus funcionarios es la causante de los enormes retrocesos que ha registrado la economía mexicana en los 25 años más recientes pero, especialmente, a partir del año 2001 en que ocupábamos la 9ª posición como economía mundial.


Notas:

[1] Me permito comentar que desde el año 2016, el aguacate es el principal producto de exportación agrícola mexicana, misma que en el año 2018 alcanzó un monto de 2,735 millones US.

En el año 1987, la exportación total de aguacate mexicano fue de 1,675 toneladas; en 1988, primer año en que se puso en práctica el Programa de Promoción y Exportación de Aguacate a Europa que menciono en el texto anterior, las ventas totales de aguacate al exterior ascendieron a 13,100 toneladas y a partir de ese año, la exportación de aguacate mexicano registró importantes incrementos hasta llegar a 1 millón 198,202 toneladas en el año 2018, lo cual nos muestra que cuando se deja a un lado la simulación y la improvisación y en su lugar hay conocimientos, experiencia, coherencia y convicción, se puede diseñar una estrategia exitosa, elementos de los cuales desgraciadamente ha carecido “nuestra política de comercio exterior” durante los 25 años más recientes.

Mensaje de bienvenida al Primer Ministro de Singapur

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Por considerarlo de interés, a continuación me es grato transmitir las palabras del licenciado Valentín Díez Morodo, presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE), con motivo de la visita del Primer Ministro de Singapur, Excelentísimo Señor Lee Hsien Loong, y la mesa redonda sobre la economía de México y Singapur celebrada el 19 de noviembre de 2019.


Excelentísimo Señor Lee Hsien Loong.
Primer Ministro de Singapur.
Distinguidos empresarios.
Amigos todos.

En mi calidad de presidente del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología, COMCE, me es muy grato dirigirme a ustedes para dar la bienvenida al Excelentísimo Señor Lee Hsien Loong, y al distinguido grupo de empresarios que lo acompaña, deseando que su estancia en México sea placentera y muy productiva.

La mesa redonda que hoy vamos a celebrar se inscribe en un proceso muy importante que México y Singapur han venido desarrollando para estrechar las relaciones bilaterales, mismo que incluye la participación de ambos países en el Transpacific Pact que los mexicanos conocemos como TPP-11, sin duda, un elemento que estoy seguro fortalecerá aún más los intercambios económicos entre nuestros países.

México y Singapur se han convertido en importantes protagonistas del comercio internacional.

Ambos países han sabido ubicarse en el proceso de globalización prevaleciente en la economía actual y han desarrollado esquemas de producción y exportación basados en un proceso de producción compartida, debido a la complementación que buscan con sus socios comerciales a fin de aprovechar sus respectivas ventajas comparativas y competitivas.

Entre México y Singapur este esquema se ha fortalecido a través de numerosas visitas que han realizado funcionarios, hombres de negocios, académicos y delegaciones culturales; México, buscando aprovechar la importancia de Singapur como centro financiero, de negocios y del desarrollo de tecnologías de la información en el Sudeste Asiático, en tanto México se presenta como uno de sus principales socios en América Latina, con una enorme variedad de áreas en las que es posible explorar las oportunidades debido a la enorme estabilidad de nuestra economía y a la posición geográfica privilegiada que tenemos en relación con el mercado más grande del mundo, constituido por nuestros socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

A partir del año 2015, los intercambios bilaterales han registrado enorme crecimiento de tal manera que en el año 2018 superaron los 14 mil millones de dólares; la inversión de Singapur en México supera los mil millones de dólares y está presente en más de 200 empresas en nuestro país.

Especial importancia reviste esta visita teniendo en cuenta que, como lo he señalado, ambos países han firmado el Transpacific Pact y que, durante esta Mesa Redonda, el COMCE y la Federación de Negocios de Singapur, buscarán definir estrategias para orientar adecuadamente al sector empresarial a fin de que logre establecer acuerdos que redunden en proyectos y alianzas muy provechosas para ambas partes.

Sin duda, estos factores permitirán incrementar nuestros intercambios en numerosas áreas a través del mejor conocimiento de nuestras respectivas economías, motivo por el cual le agradezco, Excelentísimo Primer Ministro Lee Hsien Loong, que su visita haya hecho posible esta reunión, pues estoy seguro de que sus resultados serán muy positivos para México y Singapur.

Singapur excelente, TLCAN mal y México pésimo

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Ellos se ríen de mí porque soy diferente,
yo me río de ellos porque todos son igualitos.
Anónimo.

La visita del Primer Ministro de Singapur es una magnífica ocasión para hacer una revisión del desarrollo del TLCAN y de México teniendo como referencia un país que decidió utilizar al comercio internacional como palanca de desarrollo –al igual que México–, desgraciadamente, con resultados completamente distintos y deplorables para nuestro país.

México y Singapur iniciaron su participación en el comercio exterior bajo un esquema muy similar basado en la maquila, es decir, bajo un sistema de producción compartida en el que se importaban insumos para luego exportar.

En principio, ambos países buscaron hacer más competitiva a su economía y México, en los años 80 y principios de los 90, con ese objetivo realizó una lógica e importante desregulación de su economía que incluyó un proceso de reformas que, hacia el interior, incluyeron los sectores de autotransporte federal de carga, de turismo y de pasajeros; patentes y marcas, reformas al artículo 27 constitucional en materia de propiedad de la tierra; cogeneración y autoabastecimiento de energía eléctrica; inversión extranjera, medicamentos genéricos y eliminación de controles de precios

En el exterior, se caracterizó por una apertura comercial que se inició con el acceso de México al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), al Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por sus siglas en inglés) y a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que continuó con diversos acuerdos de complementación con miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración y que tuvo su corolario con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, acuerdo que nos brindaba acceso preferencial al mercado más grande del mundo, el más cercano, principal importador mundial con alto nivel de consumo y complementario con México en mucho aspectos, por lo que se constituía como el proyecto más importante para el desarrollo económico del país.

El conjunto de medidas señaladas generó una importante competitividad de la economía mexicana e imprimió gran dinamismo a nuestro comercio exterior, sin embargo, hay que señalar que éste no fue resultado de un proyecto nacional de desarrollo como se había planteado en su origen sino, fundamentalmente, ocasionado por la presencia de numerosas empresas transnacionales radicadas en territorio mexicano que, a través de una estrategia corporativa muy exitosa, realizaban operaciones intrafirma utilizando a nuestro país como un centro de costos.

Desgraciadamente, la presencia de esas empresas en nuestro territorio no fue aprovechada para generar riqueza ni añadir mayor valor en su producción, por lo que el porcentaje de insumos mexicanos en los productos orientados al mercado interno y al de exportación fue decreciente, dado que tampoco hubo complemento alguno para utilizar adecuadamente su presencia y al marco creado por el TLCAN ya que este proceso de apertura comercial se realizó teniendo como paradigma el axioma de que “la mejor política industrial es la que no existe”.

Así, una vez que los efectos positivos de las reformas señaladas se diluyeron, México empezó a perder competitividad y nuestros retrocesos se hicieron manifiestos de una manera terrible, pues en el periodo 1999-2012 caímos de la 34ª a la 66ª posición, lo que generó la desaparición de más de 2,500 empresas exportadoras de nuestro país, 900 de las cuales eran maquiladoras.

A partir del año 2001, también empezamos a perder posiciones como economía mundial debido al decreciente porcentaje de valor agregado que incorporamos en los bienes orientados al mercado interno y al de exportación por lo que, prácticamente, nos convertimos en un maquilador básico con actividades de ensamble simple en nuestro territorio; y también perdimos posiciones como destino de la inversión extranjera.

En el periodo 1993/2018, a pesar de la enorme diferencia en el volumen de población, el valor agregado de Singapur se incrementó en 159,139 millones US, en tanto que el mexicano lo hizo sólo en 136,219 millones US, de tal manera que el valor agregado per cápita se incrementó en 21,957 US y 895 US, respectivamente.

Comentarios

En el año 2018, Singapur, un país con sólo 5.6 millones de habitantes –equivalentes al 0.08% de la población mundial–, contribuyó al PIB mundial con 0.41%; en tanto que México, con 124.78 millones de habitantes –equivalentes al 1.67% de la población mundial–, sólo generó el 1.41% de la riqueza mundial, es decir, la simple comparación de las proporciones ya nos dice que se está muy mal en nuestro país, porque no ha habido una estrategia que nos permita aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN debiendo destacar los siguientes elementos como determinantes en los retrocesos que México ha sufrido:

~ Pérdida de competitividad por la ausencia de una política ad hoc, lo que ha provocado un marco sistémico deficiente en que la pésima calidad de las instituciones públicas y de sus funcionarios fue determinante debido a su nula capacidad de crear políticas públicas realistas, lo que se ha traducido en una pesada tramitología y altos costos de operación para las empresas radicadas en nuestro territorio.
~ Ausencia de una política de fomento industrial.
~ Ausencia de una política realista de comercio exterior.
~ Carencia de programas, proyectos y estrategias de exportación.
~ Salida de nuestro territorio de más de 900 empresas maquiladoras.
~ Reducida y decreciente variedad en la producción y exportación de bienes.
~ Reducido y decreciente valor agregado nacional de bienes orientados al consumo nacional y al exterior.
~ Decreciente participación en la captación de flujos de inversión extranjera mundial.
~ Destrucción de la estructura de promoción de las exportaciones y de la inversión extranjera directa.
~ Carencia una estrategia de promoción con programas, proyectos y políticas públicas realistas.
~ Firma compulsiva de TLC’s con otros 52 países sin antes penetrar ni consolidar la presencia de México en el mercado norteamericano, con programas específicos que permitan capitalizar las supuestas ventajas negociadas
~ Apertura comercial totalmente incongruente basada en una desgravación arancelaria unilateral como ningún otro país la ha realizado, lo que ha debilitado a la planta productiva nacional y le ha generado una competencia desleal.
~ Flotación sucia del peso generando una moneda fuerte, así como importante subsidio a la importación, independientemente del gran volumen de divisas que se ha utilizado para sostener una paridad irreal.

A continuación, se incluye un cuadro comparativo de México en relación con sus socios de Asia y Oceanía del TPP, en el cual se muestra la nula competitividad de nuestro país para poder ganar en su participación en dicho “proyecto”, muy a pesar de lo cual los altísimos funcionarios se empecinaron en negociarlo.

No en balde el Foro Económico Mundial les adjudica una pésima calificación a nuestras instituciones y a sus funcionarios, lo que representa enormes desventajas para México debido a que supuestamente, desde hace más de 90 años, se abandonó la era de los caudillos corruptos para pasar a la de las instituciones corruptas que Álvaro Obregón creó y que Plutarco Elías Calles prácticamente consolidó por decreto.

Especial referencia merece Singapur, al cual sólo superamos en dimensión del mercado, lo cual en la realidad, nada significa teniendo en cuenta el muy reducido nivel de ingresos de los mexicanos en relación con ese país.

Apuntes finales

La evolución del PIB total y del PIB per cápita del nuestro país en relación con el de Singapur, es una manifestación plena de las lacras que ha padecido nuestra nación y que han provocado que la carencia de una estrategia no permita avanzar al ritmo que lo hacen otros países con características y nivel de desarrollo similares al nuestro.

La referencia que hice sobre las proporciones que se manejan acerca de Singapur y México en el año 2018, adquieren una dimensión de calamidad si hacemos una comparación de la evolución de ambos países tomando como referencia el año 1993, pues en ese año el PIB per cápita de México se ubicaba 13% por arriba del promedio mundial, en tanto que el de Singapur se ubicaba -56% por debajo; para el año 2001 el mexicano se ubicó 33% por arriba pero, sorprendente, el de Singapur 289%; y para el año 2018, las cifras son de dar pena, pues el mexicano cayó -15% por debajo en tanto que el de Singapur alcanzó 439% por arriba, es decir, en el periodo 1993/2018, el PIB per cápita de Singapur pasó de 2,139 US a 61,230 US, en tanto que el de México pasó de 5,467 US a 9,614 US, lo que significa que su crecimiento fue de 2,863% en tanto que el nuestro fue de un raquítico y ridículo 176%.

Mucho más deprimente es el hecho de que en el periodo 2014/2018, el PIB per cápita mexicano se redujo de 10,981 US a 9,614 US, lo que significa que en los últimos cuatro años, los mexicanos perdimos -1,367 US de nuestro ingreso anual y ese bienestar que nuestros altísimos funcionarios nos prometieron con su “política de fomento”, la firma de TLC’s con 52 países adicionales y la firma de 33 APPRIs ha sido inalcanzable debido, especialmente, a la pésima conducción de nuestro comercio exterior.

Sin duda, en los 25 años de vigencia del TLCAN, no ha habido una estrategia realista que nos haya permitido aprovechar las enormes oportunidades que presenta el comercio internacional como lo ha hecho Singapur y, mucho más preocupante, es que con la idea dogmática de diversificación geográfica que ha prevalecido en la “política de comercio exterior” diseñada por nuestros altísimos funcionarios, sólo se ha generado la atomización de las reducidas fortalezas de México.

Peor ha sido que no se ha propiciado el desarrollo de ventajas competitivas ni se han aprovechado las ventajas comparativas, entre la cuales podemos contar el ser el vecino más cercano al mercado más grande del mundo, con el que logramos un acceso preferencial a un mercado de alto consumo, que es el primer importador mundial y con el que somos complementarios en muchos aspectos, independientemente de que tampoco logramos establecer una política regional y por eso, los resultados para Canadá y Estados Unidos también han sido decepcionantes.

Lo peor es que nuestros altísimos funcionarios continúan prometiendo el oro y el moro con la firma de TLC’s adicionales, a pesar de las evidentes muestras de fracaso de su pésima “estrategia”.

México debería haber sido el gran ganador del TLCAN si se hubiera realizado una estrategia realista que permitiera aprovechar y desarrollar adecuadamente el proceso de manufactura en el que habíamos logrado ciertas habilidades, pero nuestros funcionarios nunca pudieron concebirlo como tal debido a la improvisación y simulación que ha caracterizado a sus actividades, por lo que tampoco han podido impulsar la calidad de socio estratégico de nuestro país y lo han convertido en el patio trasero de los Estados Unidos.

Sin duda, la situación que actualmente se presenta en México es crítica y sólo podrá ser revertida si se define una estrategia integral que permita utilizar adecuadamente al comercio exterior como palanca del desarrollo así como Singapur lo ha hecho, sobre todo, teniendo en cuenta la enorme debilidad del mercado interno que padecemos por la creciente pobreza en nuestro país.

México: el tanteo y el TPP-11 en el 2019

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Los funcionarios y los teóricos del comercio exterior mexicano esgrimían como elemento fundamental para participar en el TPP y su negociación, el hecho de que Estados Unidos estaba participando en dicho proyecto y, siendo nuestro principal socio comercial, México debía de estar ahí para defender sus intereses e imponer sus criterios.

Con la salida de Estados Unidos decretada por Donald Trump, prácticamente no había razón para que México permaneciera en la mesa de negociación, y mucho menos, que participara en dicho proyecto que, a todas luces, resultaba negativo para nuestro país debido a la nula competitividad de nuestro marco sistémico, lo que se reflejaría en la nula posibilidad de ganar con esa aberrante decisión; sin embargo, nuestros altísimos funcionarios insistieron en permanecer señalando que mucho se había invertido en tiempo y dinero, y había que aprovechar lo negociado.

Conviene señalar que de las 126 variables que miden la competitividad de México con “los nuevos socios”, nuestro país sólo tiene ventaja en 18 y total desventaja en 108, situación que se refleja en el creciente déficit comercial que sostenemos con esos 6 nuevos países con los que firmaríamos un TLC, el instrumento básico y preferido de nuestros dogmáticos funcionarios en materia de política de comercio exterior, y que supuestamente nos garantizaría el acceso a más de 1,300 millones de consumidores en 54 países.

Así, con nuestros nuevos socios: Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Malasia, Singapur y Vietnam, en el periodo 1993/2018 acumulamos un déficit de -150,483 millones US, que no es otra cosa que el reflejo de que no contamos con elementos para competir, así como tampoco (ni remotamente), reducir un déficit que resulta escandaloso y grosero.

Así, el desconocimiento que esos teóricos y altísimos funcionarios mexicanos tenían de nuestra competitividad, de la estructura de la planta productiva nacional, de la oferta exportable, de la operación real del comercio internacional y de nuestro comercio exterior, nos embarcó en un proyecto nulo de origen.

Los primeros 8 meses del 2019, confirman la pésima idea que esos burócratas habilitados como expertos en comercio internacional tenían de lo que debía ser el comercio exterior de México, pues importantes decisiones se tomaron al “tanteo”, sin el mínimo de lógica ni fundamento ya que en este periodo, nuestro déficit con esos países continúa incrementándose debido a que nuestra exportación a esos 6 países registró un decremento de -376 millones US, en tanto que la importación procedente de los mismos se incrementó en 1,400 millones US.

Así, nuestro déficit que en los primeros 8 meses de 2018 fue de -8,021 millones US, en el 2019 ya fue de -10,866 millones US. Incluyendo a Japón, el déficit sería de -20,421 millones US, nada más.

Sin duda, la delicada situación que vive la economía mexicana sólo podrá ser aliviada si el comercio exterior, que realmente debió haber sido nuestra palanca del desarrollo, se logra utilizar adecuadamente diseñando una estrategia integral y realista que considere los elementos esenciales para su éxito, dejando a un lado el “tanteo” que mucho se ha utilizado en los 25 años más recientes.

Tanteo: Calcular el peso, el tamaño, la cantidad o el valor de una cosa de manera aproximada, según su apariencia o valiéndose sólo de los sentidos (https://bit.ly/33eQjU1).