Para la Dra. Tere Lartigue,
con mi cariño y admiración.
En el reconocimiento del Otro descansa la posibilidad civilizatoria. Sin ello, si a quien no es “como yo” se le niega la condición de semejante, la violencia se instala a sus anchas.
La vida social y cultural, la vida en colectivo, pues, no sería ni siquiera necesario decirlo, está entrecruzada, de modo permanente, e indisoluble con la manera en cada sujeto, cada psique asume, procesa y expresa su realidad psíquica.
Apenas el fin de semana pasado, bajo el auspicio del Comité de Mujeres Psicoanalistas (COWAP, por sus siglas en inglés), que forman parte de la Asociación Psicoanalítica Internacional, se llevó a cabo el XIV Diálogo latinoamericano intergeneracional entre hombres y mujeres.
Con el apoyo de la Asociación Psicoanalítica Mexicana, este encuentro se realizaría de manera presencial por estos días de pandemia.
Lejos de amilanarse, el Comité organizador buscó el apoyo de AlfabetizaDigital, la Agencia que dirijo al lado de la muy brillante Hilda Gómez González, para pedirnos pudiéramos hacernos cargo de la reconversión digital del evento.
La Reconversión de un evento presencial en uno digital, valga decir ahora, no es simplemente llamar a los participantes a conectarse a Zoom u alguna otra plataforma.
Lo Digital, lo hemos venido diciendo desde hace por lo menos un lustro, no consistente tanto en las herramientas o plataformas, como en el impacto que a nivel de formas de pensamiento y experiencia se puedan generar.
Así, el trabajo que nuestra Agencia Consultora hace en materia de Reconversión de eventos presenciales para convertirlos en espacios de interacción digital, implica el ejercicio de resituarse, repensar la noción misma de “encontrarse”.
Compuesto por más de 60 ponentes y conferencistas, así como por más de 250 asistentes, el Diálogo COWAP 2020, se trasladó con éxito a una lógica digital, al tiempo que se situó como un evento pionero en su tipo.
Bajo el tema, “Poder, género y amor. Perspectivas feministas contemporáneas”, el Diálogo COWAP tuvo como su conferencista magistral principal a la muy destacada psicoanalista y pensadora de la realidad actual, Jessica Benjamin.
Reconocida por sus aportes tanto en campo de los estudios sobre la psique, como del movimiento feminista, Bejamin decidió titular a su ponencia magistral: “Vulnerabilidad, Repudio y Violencia. La Tragedia de la Masculinidad”.
En el camino hacia lo que ella misma llama las reconsideraciones sobre el modelo freudiano clásico, Benjamin, cuyo apellido debiera por sí mismo remitirnos a una escuela de criticidad de grandes alcances, urge a “investigar cómo el modelo de sexualidad fálica de Freud fue organizado por las exigencias patriarcales y heterosexuales. Sus categorías, saturadas con la experiencia del patriarcado, expusieron el ADN psíquico de las formas patriarcales de vida familiar tradicionales”.
“Este DNA sigue encontrando modos de replicarse y sus efectos son especialmente visibles en las recientes olas de violencia en contra de las mujeres. Y a pesar de su supuesta erradicación en algunas partes del mundo, existen formas de dominación masculina que parecen capaces de crecer hidropónicamente aun en las culturas que la desafían”, agrega Benjamin.
Hace unos años, en aquel deslumbrante ensayo sobre la violencia, que la mente aguda de Hannah Arendt nos legó, advertía las múltiples aristas sobre el tema.
Una de ellas, la tendencia, ya para entonces excesiva, de dotar de credibilidad en demasía a quienes desde el discurso de los aparentemente científico y, bajo el amparo de la estadística, hablan de muertes, así en plural y números escalofriantes, sin comprender la tragedia que una sola muerte entraña.
Ese uso político de la ciencia y tecnología, que en los años setenta, cuando Arendt escribe Sobre la violencia, se centraba en la disuasión nuclear, que ejercía una potencia, los Estados Unidos, sobre otra, la Unión Soviética.
Hoy, en algún sentido, el curso de la tecnología, particularmente de la que tiene que ver con las plataformas digitales, ha permitido que se lleven a cabo con éxito encuentros como el de COWAP 2020, que da pie a esta nota.
Aunque también es cierto, que el uso político de la ciencia y la tecnología, y especialmente, de la estadística, ha dado lugar a que científicos pasen a jugar el rol de legitimadores del discurso que desde la política diseñan los gobiernos.
En su conferencia magistral, Benjamin se centró en “reflexionar acerca de las Mujeres exigiendo que la aceptación de la existencia de la violencia y la opresión por los hombres constituya una afirmación de subjetividad que, en efecto, proporcione una base diferente de reconocimiento”.
Esta afirmación, es la base de lo que la propia Jessica Benjamin ha llamado “la diferencia que el Otro puede hacer”.
El reconocimiento del Otro, de su voz, su mirada y sus legítimos intereses y preocupaciones, es una condición esencial para la rearticulación social que este tiempo demanda.
Entre los temores que la psique individual genera y la realidad de una pandemia de proporciones inusitadas, la tentación de que ciencia y tecnología sirva al discurso del poder, es muy alta.
Su valladar, la puesta en duda, el debate; lo múltiple. El Otro.
Sus voces.
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