México está endeudado con sus mujeres. Las autoridades, las instituciones, la población, las calles y los monumentos le deben a las mujeres. La deuda histórica se traduce a libertad, seguridad, igualdad, oportunidades, expresión, protección, paz, dignidad, empleo, reconocimiento, importancia, tranquilidad, respeto, derechos, justicia…
En un país donde los edificios son más protegidos que las mujeres y los presuntos violadores más escuchados que las víctimas, ellas (nosotras) han (hemos) tomado la decisión. De hecho, son varias decisiones que se reducen a vivir sin miedo y exigir lo que por el simple hecho de ser y estar les (nos) corresponde.
Este 8 de marzo, ni la pandemia de COVID-19 o la crisis económica que envuelve a la República Mexicana han detenido el alma y fuerza con la que las mujeres se están (estamos) apropiando del espacio. Con las voces de todas juntas, ni el hogar, ni las avenidas, ni las escuelas, ni los centros de trabajo volverán a dejar a las mujeres solas e inseguras.
Hoy más que nunca, la “Canción sin miedo” de la cantante y compositora Vivir Quintana tiene razón: “somos estas que harán pagar las cuentas”.
-Justicia por Ingrid, Fátima, María del Rosario, Marbella, Mónica, Lucero, Jessica, Gabriela, Yolanda, Edith, Matilde, Paola y todas las mujeres víctimas de feminicidio escritas en las vallas de Palacio Nacional;
-Justicia por las entre 10 y 11 mujeres víctimas diarias de feminicidio;
-Justicia por las 6 de cada 10 mujeres mexicanas que han sido víctimas de violencia, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU);
-Justicia por las 7 de cada 10 mujeres mexicanas que han sido víctimas de violencia por su pareja sentimental, según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM);
-Justicia por el 56 por ciento de mujeres de América Latina que han perdido su empleo a causa de la pandemia, según el Banco Mundial;
-Justicia por las madres que lloran y las hijas que no regresarán;
-Justicia por las niñas, jóvenes y adultas que han sido violadas;
-Justicia por los cuerpos, rostros y nombres que han quedado en el olvido de las autoridades.
La deuda que Sánchez Cordero reconoce
“México sigue teniendo una deuda histórica con las mujeres. El trabajo de todas es digno de celebrarse aún cuando todavía no es suficiente”, dijo Sánchez Cordero esta mañana.
Durante la conferencia matutina de este 8 de marzo, Olga Sánchez Cordero, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob), reconoció que México tiene una deuda con las mujeres. Celebró el trabajo que ha realizado el sector de la población, pero apuntó que no es suficiente.
La secretaria de Gobernación expresó que la deuda deberá ser saldada por las mujeres con salarios injustos, mujeres migrantes, niñas convertidas en madres o esposas, mujeres trans, mujeres indígenas, mujeres políticas, mujeres científicas, mujeres…
Para Sánchez Cordero, la actual administración ha tenido grandes avances en materia de género. Sin embargo, aceptó que el camino que queda recorrer es muy largo.
Y es que antes de ser secretaria de Gobernación, política o abogada, Sánchez Cordero es mujer. Quizás por ello, acepta la responsabilidad fallida que las autoridades y el país tienen hacia las mujeres.
Aunque Olga Sánchez Cordero pertenece a la autollamada Cuarta Transformación, su discurso es completamente distinto al del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha utilizado la tribuna de Palacio Nacional para desestimar las luchas de las mujeres.
El primer mandatario estigmatiza al feminismo. Con su repetido discurso de relacionar al movimiento con sus grupos de oposición, le resta importancia y hasta resalta la subordinación que las mujeres luchan por eliminar.
El jefe del Ejecutivo minoriza el movimiento feminista. Cuando López Obrador resalta a los conservadores “disfrazados de feministas” no se da cuenta que está haciendo exactamente lo mismo: desviar los objetivos del combate.
El actual gobierno pone vallas, las denomina el “muro de la paz” y toma más en cuenta las críticas de “opositores” que los nombres de las mujeres muertas que quedaron plasmados en tinta.
Así la enorme deuda que México tiene hacia las mujeres.