Día de muertos

Las muertas de cada día

Lectura: < 1 minuto

Frente a la estela de luz sobre la Avenida Reforma, cinco mujeres vestidas de negro con un pasamontañas que ilustra la quijada de una calavera se mantienen en silencio total.

Por una hora, dejan que los transeúntes les tomen fotografías mientras que los más curiosos se acercan a los atriles y recogen uno de los ramos de flores que se ofrecen ahí.

En silencio total, las gentiles pero dolosas manos sostienen un cartel que dicta una sentencia: “Todos los días, son días de muertas. Somos las muertas de cada día”.

Denise V. Mora, en colaboración con la organización huMmana, propone una actuación sustancial invitándonos a actuar sobre la violencia cotidiana que se cobra la vida de al menos 10 mujeres al día en México.

Una realidad que tristemente se refleja en todo nuestro planeta.

Día de Muertos virtual

Lectura: 3 minutos

La pandemia provocada por el mortífero SARS-CoV-2 ha cambiado y trastocado todo, incluso, las manifestaciones culturales más arraigadas en México como las celebraciones del llamado “Día de Muertos”.

Baste decir, para recalcar su importancia, que estas celebraciones nacionales son emblemáticas en el mundo al estar catalogadas como Patrimonio Inmemorial de la Humanidad por la Unesco. 

Pero la “nueva normalidad” impuesta por el coronavirus obligó este año a los mexicanos a celebrar a sus muertos, por primera vez, más lejos de ellos que nunca, pero eso sí, con vistosos altares y ofrendas virtuales para recibir a sus difuntos, las cuales fueron difundidas ampliamente en las redes sociales.

altar y ofrenda, Día de Muertos
Fotografía: FanFan.

La gran paradoja de este momento inédito es que nunca habían muerto tantas personas cercanas, queridas y conocidas en tan poco tiempo, pero la alta peligrosidad del virus nos impide estar con familiares en sus últimos momentos, acudir a sus funerales y abrazar a los amigos afectados por la calamidad.

Hoy, la prioridad es cremar cuerpos, postergar festejos y cerrar los 119 panteones de la Ciudad de México para impedir que aumenten los contagios

La relación de los mexicanos con la muerte es milenaria. Desde los asentamientos teotihuacanos, cuyo origen se remonta entre los años 300 y 100 a.C. De hecho, esta civilización dio origen a los aztecas.

Investigaciones científicas de 2006 arrojaron que, en la zona arqueológica de Teotihuacan, había restos de cosméticos (maquillajes) empleados en ritos post mortem

altar y ofrenda, Día de Muertos

Para los aztecas la oposición entre muerte y vida no era absoluta como la vemos nosotros. Creían que la vida se prolongaba en la muerte. 

Con el sincretismo, la fusión de las dos razas trastocó y modificó las tradiciones, los cultos y los mexicanos adoptamos, obligadamente, costumbres españolas, pero con pinceladas de nuestros antepasados prehispánicos.

De Mictecacíhuatl, “la Señora de los Muertos” para los aztecas, pasamos por la época de la Colonia con su Santa Muerte, para llegar a la popular Catrina, del gran grabador José Guadalupe Posada, oriundo de Aguascalientes. 

Catrina, Día de Muertos
Fotografía: NRT Zacatecas.

Me detengo aquí, porque esa caricatura de la muerte cuyo nombre original fue Calavera garbancera, bautizada así porque de ese modo designaban a quienes vendían garbanza y, pese a tener sangre indígena, pretendían hacerse pasar por europeos, renegando de su origen y de su herencia cultural. 

Pero el ingenioso muralista Diego Rivera, la rebautizó como La Catrina y con ese nombre el grabado caricaturesco se convirtió en ícono mundial.

La Catrina, sin duda, es una muestra de la dualidad con la que el mexicano ve a la muerte, esa visión ambivalente que nos ha llevado a nombrarla de más de 100 maneras.

La picardía mexicana es única: le decimos la tilica, la parca, la chingada, la chupona, la calaca, la descarnada, la dientona, la enlutada y más de noventa sobrenombres más.  

altar museo Dolores Olmedo
Fotografía: Altar del Museo de Dolores Olmedo.

Y es que nos infunde un profundo respeto y dolor, pero también la invocamos, la retamos y hasta nos burlamos de ella. 

El punto es que, por su singular historia, en ningún lugar del mundo como en México se maltrata tanto a la muerte, se le ponen tantos apodos, se le invoca, pero también, y hoy más que nunca, se le teme, y se le rinde culto.

La pandemia golpeó nuestra tradición milenaria de rendirle culto a los muertos, de hecho, la misma muerte, o más bien, el miedo a ella, nos orilló a cancelar las celebraciones.

Ofrenda Palacio Nacional, Día de Muertos
Ofrenda en Palacio Nacional (Fotografía: IMER Noticias).

Y es que lucen hermosas las ofrendas virtuales, pero nada como el olor a copal, a flor de cempasúchil y el papel picado que viste esos altares monumentales; los multitudinarios desfiles de disfraces, las calaveras danzantes, el atole con tamales, el pan de muerto y toda la riqueza cultural y el colorido del Día de Muertos a la mexicana. O, ¿tú no lo extrañaste?


También te puede interesar: El costo de eliminar los fideicomisos.

A mis difuntos amigos del Colegio de Bioética

Lectura: 2 minutos

La muerte rondaba un Colegio
que la bioética decía estudiar
a la huesuda le pareció sacrilegio
que de eutanasia quisieran hablar.

Asunción Álvarez del Río
le gritó a la catrina enojada
no olvides que la muerte es lo mío
y al cajón la mandó de volada.

María de Jesús Medina
quiso a Asunción rescatar
pero la Parca que era ladina
la tuvo también que matar.

Héctor Mendoza quien sólo miraba
con la huesuda quiso alegar
no sabía que la Parca pensaba
ya está muerto, y él no lo sabe apreciar.

El presidente que era Patricio
con la Catrina pretendió negociar
la parca no tuvo prejuicio
y también se lo vino a cargar.

Gretter la vicepresidenta
de genomas le quiso explicar
y la muerte toda contenta
los tenis le hizo colgar.

Luego un señor de apellido Tapia
a la muerte pretendió regañar
cuando ésta vestida de sepia
con la sola mirada, lo vino a matar.

De frente a tal circunstancia
Pedro reclamó a la muerte
exijo firmada constancia
para poder defenderte.

La flaca que era canija
en la sesión se puso a gritar
no la hagan de pedo que m’ija
a todos se los va a llevar.

Quien es tu hija, flaca huesuda
Vázquez se puso a increpar
m’ija es la muerte y es testaruda
y de seguro contigo, contigo, va a comenzar.

Entonces salió Brena Sesma
queriendo la ley invocar
la flaca le dijo, ay, ay, mi reina
sí a ti también… te voy a matar.

Al primer presidente Ruy Pérez Tamayo
la muerte le dijo sonriente
ahora serás mi lacayo
aunque seas tan prominente.

De Blacarte y su educación laica
la muerte se vino a burlar
Laika es la perra rusa astronauta
y con ella, con ella te voy a mandar.

Gustavo queriendo defender a la Laika
de sus derechos quiso alegar
y la muerte con mirada algebraica
a la “n” lo vino a mandar.

Raymundo Canales que era valiente
a la innombrable pretendió cuestionar
pero la muerte le dijo sonriente
ay mundo, mundito, a ti también, te voy a tronar.

María Elena que a todos veía
pensó… ahoritita se los van a cargar
¿levanto el acta? decía
pero nadie; nadie, alcanzó a contestar.


También te puede interesar: Paradojas de la maternidad subrogada.

Ofrenda viva

Lectura: < 1 minuto

Ante el cierre de panteones en diversos estados de la República, se creía que la venta en esta temporada de muertos se vería afectada considerablemente. Sin embargo, aún con la pandemia en la vuelta de la esquina, muchos puestos temporales se levantan mostrando una de las tradiciones más queridas por los mexicanos y extranjeros.