El fin de semana, tres días después de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, vi un documental estremecedor relacionado con ese tema que me llevó de la sorpresa a la tristeza para terminar instalado en la indignación.
Es una historia del México real, contada en formato de documental, reconstruida cronológicamente por un grupo de mexicanos que se estrenó en octubre pasado en la plataforma Netflix.
Se llama “Las tres Muertes” de Marisela Escobedo y la narración devela que la realidad supera por mucho a la ficción cuando se trata de procurar e impartir justicia en México.
Aborda con magistral profundidad el caso de una mujer que, de los roles de empresaria, enfermera y madre, se ve obligada a convertirse en una de las activistas sociales con causa más intensas, representativas del feminismo e incómodas para la autoridad, tras la desaparición, asesinato y ocultamiento de los restos de su joven hija.
La protagonista, originaria de Ciudad Juárez, Chihuahua, frente a la insensibilidad de la autoridad, no le queda más que investigar la muerte de su hija, perseguir al culpable, localizarlo en otro estado y llevarlo ante la justicia, pero el feminicida, aún confeso, es liberado por un tribunal de Chihuahua.
Todo el trabajo que debería hacer la policía de investigación especializada, lo hace la madre agraviada de la víctima, pero de nada le sirve.
Entonces la madre emprende, otra vez y con el apoyo de dos de sus hijos, una nueva lucha titánica para tratar de llevar al feminicida confeso a la cárcel, de donde nuca debió salir.
Como parte de su lucha para visibilizar el caso, decide manifestarse sola, con contingentes feministas y organizaciones sociales en las calles de la Ciudad de México, Ciudad Juárez y Chihuahua denunciando la aberración jurídica y en busca de diálogo con la autoridad.
Pero la historia da un vuelco inverosímil: el feminicida ahora es cómplice del Cártel de Los Zetas, organización criminal que lo protege y que, como sucede siempre, opera en contubernio y bajo el amparo de las más altas autoridades municipales, estatales y federales.
No obstante, el incondicional amor de madre no la arredra y continúa su lucha para que no quede impune el asesinato de su hija.
Como un recurso desesperado ante la imposibilidad de volver a detener al asesino de su hija, ahora cobijado por una poderosa y sanguinaria organización delictiva, Marisela se instala en plantón permanente, día y noche, en una casa de campaña frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua, en un rincón de la macro plaza.
Aunque el caso se convirtió en emblemático de los feminicidios, por respeto a quienes desconozcan el desenlace de la historia, no lo contaré en esta colaboración para animarlos a verlo.
Lo que sí subrayo, es que ojalá y lo vea mucha gente para que confirme el grado de corrupción e impunidad que prevalece en el delito de feminicidio en México, bueno, la verdad es que en toda la cadena de justicia.
El documental es de una crudeza impactante, la que se logra al estar armado con escenas reales, testimonios y entrevistas a la propia Marisela Escobedo, sus hijos, autoridades que intervinieron en el caso, activistas, notas de prensa y videos originales de los hechos y manifestaciones
Hoy, hay alertas de género, leyes de avanzada, tipificación del delito de feminicidio, fiscalías e institutos especializados para la defensa, protección y acompañamiento de las mujeres.
Sin embargo, todos los días asesinan en México a 12 mujeres, cuatro de ellas niñas o adolescentes, y el 97% de estos delitos sigue impune.
Vea el documental “Las tres Muertes” de Marisela Escobedo y entenderá las causas de tanta injusticia. Ojalá y este fragmento de la realidad llevado al cine, ayude a que se acaben los flagelos que más lastiman a los mexicanos: la impunidad y la corrupción.
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