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Alimentando al Minotauro y viendo hacia otro lado

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Joan Rega.

De manera atribulada, sin orden y con el fin de sostener en lo inmediato a las Bolsas de Valores, se regresa a la idea de inyectar liquidez a tasas de casi cero, considerándola solución mágica a una emergencia. Emergencia que no se acaba de aceptar como una responsabilidad política y moral de atención gubernamental. Tal como no se atendió la crisis financiera pasada en sus consecuencias sociales, y se terminó por socializar el rescate de bancos y otras instituciones financieras, a costa de millones de ciudadanos. 

Hoy Los Ángeles y Nueva York cuentan con miles de ciudadanos viviendo en las calles. La primera ciudad representa en una zona el mayor número de ciudadanos de Estados Unidos viviendo en la pobreza. En la ciudad de la gran manzana se estudia relocalizar a miles de personas viviendo a la intemperie. Sólo por dar dos ejemplos. En Europa el desempleo juvenil sigue y los servicios sociales viven en estrechez y astringencia presupuestal. En China sorprendentemente se obvia que el servicio de salud es privado.

Muchos creían que se había vuelto a la normalidad económica y financiera después de las soluciones a la crisis pasada, sin entender que se terminó inflando una bomba, que los analistas esperaban estallara desde hace más de un año, surgió lo conocido de lo desconocido, a la usanza de la expresión de Rumsfeld, Secretario de Defensa de Bush. En este proceso de desconocimiento, se ha pasado por alto que la concentración del ingreso y la riqueza se agudizaron con las recetas de salvamento de las instituciones financieras. Tal como en el lejano 1995-1998 aconteció en México.

En lo económico, hoy no se entiende que el problema actual no es de demanda sino de oferta, para poder hacer que en el corto plazo siga operando la economía mundial como un todo.  Por ello, aumentar la liquidez sin problema inicial de demanda lo que hará, en el mejor de los casos, es inflar los precios de los activos financieros, como las acciones, que es lo que se busca realmente, con la inyección de liquidez a tasas se casi cero. Se pretende acabar un virus con un mayor valor accionario en Bolsa.

Aumentar los niveles de operación y precios en las Bolsas, sin realmente buscar un efecto económico positivo es absurdo. La inyección de liquidez y tasas de casi cero no es ninguna solución a los problemas de producción y suministro que se viven con la emergencia.  Esto aún más en un contexto de recesión ya largamente anunciada. 

Las acciones para la emergencia emprendidas no tienen realmente una relación directa e inmediatamente para las consecuencias adversas de sanidad que se viven, especialmente con los más pobres, o con la población más vulnerable. Ni con los que no tienen acceso a los servicios públicos de salud. Mucho menos con los que perderán sus trabajos e ingresos, conforme comience la liquidación de empresas y los impagos a las instituciones crediticias.

La sobre liquidez puede seguir como propósito de política pública, aumentando la deuda pública de manera generalizada, aunque sea a tasas bajas, tal como resultó en los diez años pasados. Pero empeorando la pobreza y la miseria, al tiempo que el estado de crisis se generalice y la crisis del estado se agudice. 

La crisis iniciada en 2008 fue atacada con menores tasas y más liquidez que terminaron generando un mayor boom especulativo y más deuda pública, especialmente en países como México. Ello sin poner orden y razonamiento en el gasto público.

Enfatizar soluciones monetarias ante problemas del sector real de la economía, es decir, de la producción, empleo y concentración del ingreso, terminará creando un campo económicamente minado. Se espera, inútilmente, que la política monetaria rinda lo que debe de hacer la política fiscal, esto es, de gasto e ingreso públicos. No entenderlo es una posición naif y altamente riesgosa.

Todo lo cual va a terminar con las Bolsas, liquidando empresas y realmente generando un problema de demanda, con menos producción y menos empleo. Por tanto, terminará evidenciando que los gobiernos ven hacia otro lado, para evitar que les moleste la pobreza, la miseria y las emergencias, como la de salud que hoy se vive. Tampoco verán y entenderán las consecuencias sociales de recortar sin ton ni son los presupuestos públicos y poner orden en el gasto. Es mejor rescatar a la sociedad que a los que manejan el dinero de la sociedad. Es mejor socializar una deuda en beneficio de la sociedad, que en favor de unos cuantos. 

El programa de Macron, presidente de Francia, da nuevas y frescas luces para atender con sabiduría y realismo al fin de cíclico que el mundo vive, y para paliar el virus que amenaza a buena parte de la humanidad. El antivirus económico y financiero emprendido por él, además, marcará un nuevo derrotero para el desarrollo social y económico; social y económico, en ese estricto orden.

Mientras hay que dejar de alimentar al minotauro, como dice el griego clásico. Alimento que ha significado el socializar las deudas públicas y ha beneficiado a una minoría financiera. La economía opera como opera, más allá de nuestras conjeturas, equivocaciones y necedades. No olvidemos que la irresponsabilidad política siempre abre las puertas al radicalismo y al mayor sufrimiento de los ciudadanos. 


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Epidemias en Bolsa: Inmunidad Histórica

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Estudia el pasado si quieres pronosticar el futuro.
Confucio.

Natural preocupación

Las caídas en las bolsas globales se han relacionado con una natural preocupación frente al creciente brote mortal de un nuevo tipo gripe en China (Coronavirus) que se propaga poco a poco a un mayor número de países. Sin embargo, al recordar el desempeño histórico de las Bolsas durante la aparición de otras epidemias, como el SARS, la gripe porcina, el Ébola y la gripe aviar, concluimos que han resultado INMUNES para los mercados accionarios en el tiempo. La gráfica anexa señala epidemias globales desde 1970 (50 años) y el comportamiento de las Bolsas a través del índice WSCI Word Index en donde la Bolsa de Estados Unidos es la de mayor peso. La duración promedio del impacto ha sido de 2 meses.

epidemias y bolsas
Fuente: Charles Schwab.

Esperanza y oportunidad

La gravedad del virus, en última instancia, dictará la reacción del mercado (se dice que su nivel de mortandad es menor a otras enfermedades, pero que su contagio es más rápido). Además, el Coronavirus llegó durante el Año Nuevo Lunar, cuando Asia tiende a ver un pico en los viajes y el gasto de los consumidores. China tiene cada vez mayor injerencia global. Sin embargo, muy esperanzador el hecho de que se estén reportando ya casos de pacientes curados. La corrección (baja de precios en acciones) por el evento, puede representar una oportunidad al fortalecer la expectativa de temporalidad de esta variable, tal y como ha sucedido en el pasado.


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Tres visiones de la economía global en 2020: ¿Estamos aquí preparados?

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En México, el escenario económico del año que comienza, según lo que perfila una buena parte de los analistas y gestores de mercados y activos financieros, así como empresarios, es de incertidumbre o al menos de prudente contención, en el sentido de unas expectativas más favorables sobre lo que fue el 2019, pero no tanto como para dar por seguro un entorno radicalmente mejor en términos de condiciones para la inversión y el crecimiento. En cambio, para la economía global, en lo general y en particular desde la perspectiva de Estados Unidos, el panorama sí luce relativamente más promisorio, si bien no libre de debate en cuanto a qué tanto, ni mucho menos exento de riesgos.

Para calibrar lo que nos espera en materia económica en 2020, bien vale la pena salir un poco del ensimismamiento alrededor de los problemas internos y voltear a ver cómo se percibe el contexto global desde otras latitudes. Aquí presentamos una aproximación a la visión de algunas de las corporaciones financieras de mayor peso en el mundo, de acuerdo con las posturas que han explicitado y los reportes de prospectiva que vienen realizando desde fines del año pasado. Nos centramos en tres que bien pueden considerarse representativas e incorporamos algunos comentarios.

economia para mexico 2020
Imagen: El CEO.

¿Viento en popa?

Según el informe de perspectiva económica global de Morgan Stanley, publicado el 13 de diciembre, estaríamos ante “aguas más calmas hacia delante”. Destacan una disminución en las disputas comerciales que perturbaron el crecimiento económico en 2019, así como en las tensiones geopolíticas.

Ojalá fuera así. Sin embargo, la crisis por el asesinato de un alto mando militar iraní por parte de Estados Unidos, como estreno del 2020, parece contradecir esa visión optimista de cierre de año, claramente en línea con el excelente sprint final en Wall Street, impulsado con el acuerdo preliminar en la pugna comercial con China, que frenó la entrada en vigor de una nueva tanda de aranceles.

La cuestión es que el conflicto en Medio Oriente nos recordó que, en el mundo actual, como ocurre con el clima en la era del calentamiento global, no pueden descartarse las tormentas inesperadas, mucho menos de cara a las elecciones por la Casa Blanca, con cita para el próximo 3 de noviembre. Además, no es la única región ni el único frente geopolítico capaz de engendrar algún “cisne negro” o cuando menos volatilidad. Basta pensar que el 31 de enero, como cierre de año, Kim Jong-un declaró que Corea del Norte ya no se sentía obligada a cumplir con lo que llamó “una moratoria autoimpuesta de pruebas de armas nucleares”.

kim jong-un y armas nucleares
Fotografía: El Confidencial.

Como sea, según el análisis de Morgan Stanley, se presentan vientos favorables para lo que llama “un tercer mini ciclo de recuperación”, en el marco de la expansión global que se extiende por más de una década. Exponen que en este periodo largo de crecimiento ha habido constantes interrupciones que han mantenido a raya el riesgo de sobrecalentamiento. Ése sería el caso del 2019, con una desaceleración motivada en gran medida por el resurgimiento del proteccionismo comercial, tal como en 2011 se presentó el problema de la crisis de deuda europea y en 2014, la desaceleración de China.

La estimación es que hacia el cuarto trimestre de este año el mundo habrá tenido un crecimiento de 3.4%, que contrasta con el 2.9% para el mismo lapso del 2019. Detallan que la aportación predominante corresponderá a economías emergentes, si bien habría una relativa mejora en Europa, mientras que Estados Unidos continuará sentado sobre terreno firme.

No es un mal escenario para México, aunque hay que recordar que uno de los signos que más llamaron la atención del 2019 fue el desacoplamiento de la trayectoria de nuestra economía respecto del ciclo de la de nuestro vecino del norte. Desde los años 90 íbamos en línea y esa tendencia se rompió, con un crecimiento sólido de su parte y el estancamiento o ligera contracción en nuestro caso. Lo diferente, para el 2020, es que ese motor que concentra más de 80% de nuestras exportaciones iría ahora un poco más lento.

De acuerdo con la última encuesta a especialistas de Banco de México, este año creceríamos al 1.1%, lo cual no sólo está muy lejos del promedio mundial, sino por debajo de la estimación sobre la cual se construyó el Presupuesto de Egresos de la Federación, en 2 por ciento.

riesgos en economia global
Fotografía: Yancuic.

¿Recesión o no recesión?

El optimismo de Goldman Sachs es aún más enfático, desde el título de su Perspectiva Económica Global 2020, publicado antes, el 20 de noviembre: algo así como “una apertura en las nubes”. Según los economistas de su área de análisis, la desaceleración global, que comenzó a principios de 2018, está llegando a su fin y el crecimiento será del 3.4%, desde un 3.1% en 2019. Las causas: condiciones financieras más propicias, un apaciguamiento comercial entre Estados Unidos y China y la reducción de la incertidumbre del Brexit.

Desde la óptica de esta firma, el riesgo de una recesión global sigue siendo más limitado que lo que sugeriría la “curva plana de rendimiento” (cuando existe poca o nula diferencia entre los rendimientos de largo respecto a los de corto plazo) y la baja tasa de desempleo en Estados Unidos, “cuyo valor predictivo para la inflación y un ajuste monetario agresivo ha caído”. En este terreno también destacan la ausencia de déficits financieros importantes en el sector privado en casi todas las economías avanzadas.

Sobre la probabilidad de una recesión de la economía estadounidense en los próximos 12 meses, en esa proyección de Goldman Sachs se resalta que una encuesta reciente de Bloomberg mostró que el promedio entre los analistas era de 33%, pero sobre todo, que su propio modelo estadístico coloca el riesgo en un nivel aún más bajo, de 20 por ciento. Su argumentación es que se ha sobrestimado la relevancia de los factores arriba mencionados, en particular la curva invertida de tasas, que tanto preocupó a mediados del 2019 y que, desde su visión, en las condiciones actuales de los mercados tendería a ser mucho más frecuente y menos significativa que en el pasado.

Hay que tomar en cuenta que, hasta ahora, era prácticamente sabiduría convencional que uno de los anuncios de una eventual recesión era el que las tasas a corto plazo fueran mayores que aquellas que exigen privarse de liquidez por un mayor tiempo. Desde el punto de vista de los analistas de este banco de inversión, los cambios recientes en los mercados, en la economía, en la tecnología, serían tan profundos que alteraron esta ecuación.

Goldman sachs
Fotografía: Portafolio.

Nuevamente: esperemos que sea así. El problema es que no todo el mundo está de acuerdo. En particular, el sector corporativo empresarial parece no compartir esa seguridad que hay en varios agentes importantes del sector financiero. Apenas el 2 de enero, The Conference Board difundió una encuesta entre CEOs y ejecutivos de alto nivel de todo el mundo sobre los factores externos que más les preocupan para este año: por segundo año consecutivo, colocaron en primer lugar a una posible recesión y, en segundo lugar, a la incertidumbre comercial. Más aún, para los presidentes de empresa en Estados Unidos, la recesión pasó de ser la tercera mayor preocupación en el 2019 a la más importante, por encima de la ciberseguridad. 

¿Límites a prueba?

Finalmente, la visión de BlackRock, otro de los mayores administradores de activos del mundo, o más propiamente dicho, la prospectiva de su Instituto de Inversiones, es también optimista, perfilando un año sustantivamente mejor que lo que vimos en el 2019, pero con matices que sugieren tener prudencia.

En su perspectiva, el crecimiento debería ser mayor y, con ello, más limitados los riesgos de recesión, en un contexto más favorable para los instrumentos financieros. Sin embargo, acotan que la política de relajamiento monetario del banco central, que fue un pivote para los mercados en 2019, quedará atrás, además de que las amenazas inflacionarias podrían estar siendo subestimadas, lo mismo que el panorama de distensión comercial que entusiasmó a muchos en diciembre.  

mapa con monedas internacionales
Imagen: chappysworldblog.

En síntesis, este reporte asume una postura “modestamente pro-riesgo para el 2020”, pero sin echar campanas al vuelo: “Poderosas tendencias estructurales están poniendo a prueba los límites”, con capacidad disruptiva suficiente para alterar las circunstancias en el corto plazo y convertirse en directrices de mercado.

No hablan de cuestiones que sólo preocupen en el ámbito financiero, sino al común de las personas: los efectos de las desigualdades crecientes, movimientos populistas y lo que éstos pueden significar en términos de políticas de impuestos o regulaciones. Asimismo, el factor sustentabilidad, las fricciones comerciales e incluso una especie de ánimo de “desglobalización” en algunos sectores. Todo eso, más lo que implica un nivel de tasas de interés tan abajo que limita sobremanera la efectividad de las políticas monetarias.

Los analistas de BlackRock consideran que si en Estados Unidos se acabó el empuje por la vía de una postura expansiva de la Fed, cualquier impulso significativo en la zona euro tendría que provenir de políticas fiscales más agresivas, que no ven en el escenario. En contraste, los mercados emergentes aún tendrían margen para un estímulo monetario, sobre lo cual hay que señalar que así es visto por muchos economistas para el caso de México. El factor clave: que se mantenga el crecimiento.

Son tres visiones que presentan una perspectiva relativamente más despejada a lo que vimos en el mundo en el 2019. En México tenemos también nuestros propios problemas, riesgos y oportunidades. Hay que prestar atención. Ver hacia dentro no basta.