Economía

La realidad en cuanto al financiamiento de las empresas

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Desde hace varios años hay toda una discusión sobre si las empresas son debidamente atendidas por el sector financiero y si éste les da la oferta adecuada a sus necesidades; el sector financiero, por su parte, ante la solidez que muestra el sistema, manifiesta que se ha incrementado la competencia y la oferta de servicios bancarios y que tenemos una banca de clase mundial lista para impulsar el desarrollo del país.

Por otro lado, las empresas tienen percepciones, a veces opuestas sobre el apoyo de la banca y de los intermediarios financieros, y manifiestan que el acceso al crédito es caro y muchas veces no con la oferta necesaria a sus necesidades.

Para documentar dicha problemática, recientemente fue publicada la Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas (ENAFIN) por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). A continuación describo los principales hallazgos esperando esclarezcan y den luz sobre este tema de una forma más precisa.

¿Qué es la ENAFIN?

La Encuesta Nacional de Financiamiento de las Empresas es un proyecto realizado por la CNBV, en colaboración con el INEGI, que tiene el objetivo de obtener información actualizada y confiable sobre las necesidades, fuentes y usos del financiamiento y los servicios financieros de las empresas en México.

En particular, la ENAFIN 2018 es el punto más reciente de un proyecto que inició en 2015 con el primer levantamiento en conjunto con el INEGI, mientras que los resultados de la anterior edición permitieron tener un panorama general de la penetración del crédito en el sector empresarial en México y de las barreras que las empresas enfrentaron para acceder a los servicios del sistema financiero. Este nuevo levantamiento, que se realizó procurando la comparabilidad de los datos con los obtenidos en 2015, permitirá medir los avances en materia de inclusión financiera de las empresas en México y conocer cuáles son las problemáticas que éstas han enfrentado.

Dinero.
Imagen: Emprendedores.

¿A quién incluye la encuesta?

La ENAFIN capta información representativa de las microempresas (de más de 6 empleados), así como de la totalidad de las pequeñas, medianas y grandes empresas del país pertenecientes a los sectores de construcción, manufacturas, comercio y servicios privados no financieros, ubicadas en localidades de más de 50 mil habitantes.

¿Cómo se diferencia del levantamiento anterior?

En respuesta a los cambios tecnológicos actuales y los nuevos paradigmas en promoción y comercialización, la ENAFIN 2018 recopila información sobre la utilización de nuevas herramientas. Por ejemplo, sobre el acceso a Internet y el empleo de redes sociales y aplicaciones móviles para vender y comercializar productos y servicios por parte de las empresas.

De lo cual encontramos información muy interesante. Con respecto al acceso a Internet, la encuesta nos dice que 96% de las empresas del país cuenta con acceso, en donde las micros son las que muestran el mayor rezago, pero aún en ellas la proporción alcanza 92%.

Además, encontramos que 50% de las empresas utiliza las redes sociales para vender o comercializar sus productos, dentro de las que destacan, como era de esperarse, las empresas del sector de servicios, en donde el porcentaje es cercano a 60%.

Y otro dato interesante, 7 de cada 10 empresas grandes cuentan con sitios web para comercializar sus productos, mientras que sólo 2 de cada 10 de estas empresas cuenta con aplicaciones móviles.

Más aún, la ENAFIN 2018 nos brinda un panorama de qué tanto conocen las empresas otros esquemas de financiamiento, como es el caso del financiamiento colectivo (crowdfunding), o las posibilidades de financiarse a través del sector bursátil o la banca de desarrollo.

En este punto, la información es muy reveladora, ya que sólo 1 de cada 5 empresas señaló conocer las posibilidades de financiarse a través del sector bursátil, cifra similar a las empresas que reportan conocer los mecanismos de financiamiento a través de las tecnologías financieras. Lo cual es de desatacar, considerando el poco tiempo que han tenido en el mercado estas últimas.

Respecto al conocimiento de la banca de desarrollo, la encuesta revela el gran potencial con que cuenta este sector, ya que sólo 1 de cada 2 empresas del país señalaron que conocen sus programas de financiamiento, mientras que 1 de cada 3 empresas en el país estaría interesada de participar en ellos.

¿Cómo se diferencia otras fuentes de información en el país?

La encuesta se diferencia de otras encuestas en el país, e incluso internacionalmente, en que contiene información sobre el financiamiento e inclusión financiera de las empresas con un alto nivel de detalle. Además, ENAFIN es pionera en la generación de información estadística acorde con las nuevas tendencias mundiales del sistema financiero, ya que contiene preguntas sobre el tipo de productos financieros que utilizan las empresas y el conocimiento y uso de las tecnologías financieras y medios de pago digitales, las cuales no están disponibles en ninguna otra fuente de información.

Por ejemplo, encontramos que existe una alta penetración de los servicios bancarios, ya que, 87% de las empresas del país cuentan con algún servicio o producto bancario (cifra 6 puntos porcentuales mayor a lo observado en la ENAFIN 2015). En el caso de las micros este porcentaje es 76%.

Además, 7 de 10 empresas utiliza medios electrónicos para realizar sus operaciones financieras.

Banca digital.
Imagen: El Expres.

No obstante, a pesar de la alta penetración de este tipo de servicios electrónicos entre las empresas, encontramos un dato sumamente interesante. 8 de cada 10 empresas continúa usando las sucursales físicas de los intermediarios financieros para la realización de sus operaciones financieras.

Respecto a los medios de pago, la encuesta muestra resultado que merecen seguimiento. Ya que, aunque existe una alta penetración de los servicios financieros, por ejemplo, 69% de las empresas utiliza como medio de pago los cheques y 67% de las empresas la banca por Internet, 65% continúa utilizando el efectivo como medio de pago.

Ahora que se tienen los resultados, ¿qué se está haciendo con la encuesta?

La CNBV comenzó a trabajar con los resultados de la encuesta desde el día 1. En particular, el pasado 7 de octubre, día del lanzamiento de la encuesta, la Comisión no sólo publicó material detallado sobre los resultados de la encuesta y la comparación de diversos indicadores con respecto a los resultados encontrados en la ENAFIN 2015, material que está disponible en la página de la CNBV (www.gob.mx/cnbv), sino también organizó un foro de discusión sobre los retos y oportunidades del financiamiento empresarial en México, el cual contó con participación de representantes del sector financiero, la academia y el sector empresarial. Experiencia que fue sumamente reveladora, ya que nos ha permitido escuchar los diversos puntos de vista de los participantes del mercado y dialogar sobre los caminos a seguir para fomentar la participación de las empresas en el mercado de crédito.

¿Cuáles son los resultados principales de la ENAFIN 2018?

Financiamiento
El 46% de las empresas ha solicitado o tenido financiamiento, en al menos una ocasión desde que inició operaciones. En 2017, 27% de las empresas tuvo financiamiento, de cualquier fuente y producto. En el mismo periodo, 35% de las empresas utilizó recursos propios para solventar sus operaciones. En 2017 y 2018, fueron aprobadas 9 de cada 10 solicitudes de crédito. Las empresas consideran el costo como una de las principales barreras para no solicitar financiamiento. El 65% de las empresas que no ha solicitado algún financiamiento señaló que no lo necesita, no le interesa, o cuenta con otros medios. 2 de cada 10 empresas consideran solicitar un crédito en los próximos 12 meses. La mayoría lo utilizaría para expandir el negocio o invertir en capital.
Uso de servicios financieros
El 87% de las empresas declaró contar con al menos un producto o servicio bancario. Los cheques y la banca por Internet son los medios de pago más utilizados entre las empresas. La mayoría de las empresas (78% del total) continúa usando los canales tradicionales (sucursales) para realizar operaciones financieras. 35% de las empresas recibe pagos con tarjetas de crédito. Este porcentaje es de 57% para empresas del sector de comercio. 7 de cada 10 empresas han contratado una póliza de seguro.
Conocimiento de sectores financieros
1 de cada 5 empresas conoce sobre el financiamiento a través del sector bursátil mexicano. Para las empresas grandes este porcentaje llega hasta 37%. Únicamente 2 de cada 100 empresas del país reciben aportaciones de capital de inversionistas privados. Más de la mitad de las empresas conocen los programas de la banca de desarrollo. 1 de cada 5 empresas conoce las tecnologías financieras, porcentaje que se incrementa conforme aumenta el tamaño de la empresa.

Conclusiones

Es necesario impulsar una mayor penetración del crédito a las empresas en México, especialmente a las que enfrentan los mayores retos de acceso, es básico para que el país crezca a su máximo potencial. En particular, fomentar la sinergia entre el sector empresarial y el sistema financiero, tiene un elevado potencial de convertir estos sectores en la palanca que detone el crecimiento económico en nuestro país.

Actualmente el sistema financiero mexicano muestra una resistencia y estabilidad que se ha logrado gracias a que está regulado y supervisado bajo las mejores prácticas internacionales. No obstante, existe aún trabajo por realizar para que todas las empresas puedan acceder a los beneficios del sistema financiero. Especialmente, en la CNBV estamos convencidos de que el crecimiento y el desarrollo económicos, pero sobre todo el bienestar y la inclusión de la sociedad en el sistema financiero, deben estar al frente de las prioridades, siempre procurando el no mermar las labores de supervisión y regulación que han permitido mantener un sistema financiero estable en los últimos años.

Esfuerzos como la ENAFIN son indispensables para conocer mejor el apoyo que hoy en día otorga el sistema financiero. Asimismo, impulsos como éste contribuyen al diseño de políticas públicas orientadas a impulsar el crecimiento del sistema financiero, promover el uso de los servicios financieros y propiciar mejores condiciones de financiamiento a través de impulsar la competencia entre las instituciones financieras. Todo esto, con el objetivo de que el sistema financiero fortalezca su papel como uno de los principales motores del crecimiento y desarrollo económicos de México.

La economía necesita su “chalecos antibalas”

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“No incrementar la deuda pública” fue una de las promesas más polémicas de Andrés Manuel López Obrador en campaña y, a menos de un año de haber asumido el cargo, el panorama económico podría hacer que quede sólo en el discurso.

El marginal crecimiento económico, la notoria e innegable desaceleración y los riesgos de recesión, quitan el sueño a Arturo Herrera, titular de la Secretaría de Hacienda, encargado de mantener la coherencia entre los cambios cíclicos del mercado y las promesas de crecimiento de Palacio Nacional.

Con la presión de una perspectiva de crecimiento económico del 4 por ciento para 2024 y una realidad expansiva casi nula al segundo trimestre del 2019, Arturo Herrera debe tomar decisiones para reactivar la producción; pero, con un gasto público reducido y la incertidumbre que aún ensombrece la inversión privada, la reforma fiscal se anhela con urgencia y el incremento de duda coquetea cada vez con más fuerza.

“No pensamos usar (la) nunca, es como un chaleco de balas, un seguro de autos (…) es muy importante que esté ahí, pero a nadie le gusta que le roben su automóvil,” fueron las palabras de Arturo Herrera sobre la línea de crédito flexible que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha abierto a México y que ahora está en proceso de renovación.

Pero ¿para qué renovar algo qué no se va a utilizar nunca?

La oferta del FMI no es nada despreciable cuando tienen un entorno económico mundial poco favorable. Con un Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) aún sin ratificar y una presión cíclica de recesión, tener un “chaleco antibalas” no está de más.

En conferencia de prensa en Washington, en el marco de las reuniones de otoño del Banco Mundial y el FMI, Herrera reconoció que es una línea “muy importante”, la cual típicamente ha tenido un valor por entre 70,000 y 74,000 millones de dólares, aunque se espera que sufra una disminución marginal.

“Yo también soy optimista (…) hasta hoy todas las señales son de que hay que ir asegurando, aclarando cosas, pero son constructivas, no son en un entorno de oposición, así que yo creo que vamos en una dirección correcta.” Arturo Herrera en Washington.

Economía mexicana, en la lucha por mantener la cabeza a flote

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Sin poder descartar el riesgo de hundimiento, la economía mexicana se mantiene con la cabeza a flote, reportando un marginal crecimiento trimestral y una contracción a tasa anual.

“Técnicamente no se pude decir que México está en recesión”, es el argumento y mejor defensa de los economistas de la cuarta transformación (4T). Pero los números no dan, al menos en las mediciones econométricas, para alcanzar el crecimiento que el presidente López Obrador promete.

Y es que, ante el marginal dinamismo registrado en los primeros tres trimestres de su sexenio, el arte de identificar y cuantificar las relaciones causales inherentes entre los fenómenos económicos no logra dar credibilidad a los “otros datos” del presidente, quien insiste en que “la economía va muy bien” y México crecerá a dos por ciento anual y cuatro por ciento al cierre de su sexenio.

En el más reciente reporte del comportamiento de la economía mexicana, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indicó que para el tercer trimestre del 2019 el Producto Interno Bruto (PIB) no logró superar el estancamiento, con un dinamismo marginal del 0.1 por ciento, leve mejora desde el crecimiento cero reportado en el trimestre previo.

Las medidas de López Obrador para reactivar la economía desde los sectores menos favorecidos, incluye inversión pública en actividades agropecuarias. En el periodo de julio-septiembre, este sector creció 3.5 por ciento, mientras que el sector servicios – el de mayor aportación a la economía – mostró variación cero frente al periodo previo.

La incertidumbre es otro factor que ha golpeado a la inversión y la industria se ha visto severamente afectada por el cambio de ruta política. En el periodo de referencia la actividad industrial, estrechamente relacionada con el mercado estadounidense, decreció 0.1 por ciento.

El gobierno de López Obrador se ha mostrado un poco impaciente en cuanto a la renegociación del Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Para los economistas de la 4T, el que el Congreso estadounidense quite el freno al proceso es fundamental para inyectar certidumbre a los inversionistas, mientras tanto, refuerzan sus lazos con el gigante asiático.

En tasa anual, el panorama se ensombrece. La economía mexicana cayó 0.4 por ciento en el periodo de julio a septiembre, comparado con el mismo trimestre del 2018, baja no registrada desde el cuatro trimestre de 2009.

El descenso se le atribuye a la caída del 1.8 por ciento de la industria en México, animado por el nulo crecimiento de los servicios, que en este año sufrió de estragos en el sector turismo por complicaciones de sargazo en el Caribe Mexicano y los niveles de violencia en distintos puntos del país.

Con estos datos, el crecimiento económico en México se ha convertido en el gran debate y tema discrepante entre los especialistas de la ciencia económica y el presidente López Obrador.

La teoría se ha enfrentado con la ideología de un país prospero en dónde la prioridad está en apoyar primero a los pobres, la clase social olvidada y menos favorecida por las actividades económicas que han mantenido la macroeconomía, si no en pleno crecimiento, si en terapia intensiva estable.

 “Sé que vamos bien porque recorro el país y es lo que la gente me dice”  – López Obrador.

Parece que los analistas y el gobierno de López Obrador estuvieran jugando a las vencidas; pero, a pesar de los “otros datos” del presidente – que apuntan a que “México está feliz, feliz, feliz” – la realidad es que técnicamente México no crecerá al dos por ciento anual.

“Con el dato de 0.06% de crecimiento en el tercer trimestre que acaba de informar INEGI, el crecimiento promedio trimestral de los últimos seis trimestres es 0.02%, o redondeado a un decimal, es 0.0%.” Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México.

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México: el tanteo y el TPP-11 en el 2019

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Los funcionarios y los teóricos del comercio exterior mexicano esgrimían como elemento fundamental para participar en el TPP y su negociación, el hecho de que Estados Unidos estaba participando en dicho proyecto y, siendo nuestro principal socio comercial, México debía de estar ahí para defender sus intereses e imponer sus criterios.

Con la salida de Estados Unidos decretada por Donald Trump, prácticamente no había razón para que México permaneciera en la mesa de negociación, y mucho menos, que participara en dicho proyecto que, a todas luces, resultaba negativo para nuestro país debido a la nula competitividad de nuestro marco sistémico, lo que se reflejaría en la nula posibilidad de ganar con esa aberrante decisión; sin embargo, nuestros altísimos funcionarios insistieron en permanecer señalando que mucho se había invertido en tiempo y dinero, y había que aprovechar lo negociado.

Conviene señalar que de las 126 variables que miden la competitividad de México con “los nuevos socios”, nuestro país sólo tiene ventaja en 18 y total desventaja en 108, situación que se refleja en el creciente déficit comercial que sostenemos con esos 6 nuevos países con los que firmaríamos un TLC, el instrumento básico y preferido de nuestros dogmáticos funcionarios en materia de política de comercio exterior, y que supuestamente nos garantizaría el acceso a más de 1,300 millones de consumidores en 54 países.

Así, con nuestros nuevos socios: Australia, Nueva Zelanda, Brunéi, Malasia, Singapur y Vietnam, en el periodo 1993/2018 acumulamos un déficit de -150,483 millones US, que no es otra cosa que el reflejo de que no contamos con elementos para competir, así como tampoco (ni remotamente), reducir un déficit que resulta escandaloso y grosero.

Así, el desconocimiento que esos teóricos y altísimos funcionarios mexicanos tenían de nuestra competitividad, de la estructura de la planta productiva nacional, de la oferta exportable, de la operación real del comercio internacional y de nuestro comercio exterior, nos embarcó en un proyecto nulo de origen.

Los primeros 8 meses del 2019, confirman la pésima idea que esos burócratas habilitados como expertos en comercio internacional tenían de lo que debía ser el comercio exterior de México, pues importantes decisiones se tomaron al “tanteo”, sin el mínimo de lógica ni fundamento ya que en este periodo, nuestro déficit con esos países continúa incrementándose debido a que nuestra exportación a esos 6 países registró un decremento de -376 millones US, en tanto que la importación procedente de los mismos se incrementó en 1,400 millones US.

Así, nuestro déficit que en los primeros 8 meses de 2018 fue de -8,021 millones US, en el 2019 ya fue de -10,866 millones US. Incluyendo a Japón, el déficit sería de -20,421 millones US, nada más.

Sin duda, la delicada situación que vive la economía mexicana sólo podrá ser aliviada si el comercio exterior, que realmente debió haber sido nuestra palanca del desarrollo, se logra utilizar adecuadamente diseñando una estrategia integral y realista que considere los elementos esenciales para su éxito, dejando a un lado el “tanteo” que mucho se ha utilizado en los 25 años más recientes.

Tanteo: Calcular el peso, el tamaño, la cantidad o el valor de una cosa de manera aproximada, según su apariencia o valiéndose sólo de los sentidos (https://bit.ly/33eQjU1).