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“Wanna rent a Midget?”. Acondroplasia y moral

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La acondroplasia es la forma más común de eso que conocemos como enanismo. Antonio Ivars Cardona (Tony The Midget’es) es un español, ya entrado en sus cuarentas, aquejado precisamente por acondroplasia (enanismo); Tony no llega al metro treinta de altura.

Durante años, Tony arriesgó su vida en un trabajo que nadie cuestionó, un trabajo que provocaba risa y en el que nadie (o al menos la mayoría de las personas) calificó como indigno, se dedicaba a salir en espectáculos taurinos, él junto con otros hacían un espectáculo “divertido” toreando vaquillas o toros pequeños.

Por azares del destino, Tony dio un giro radical a sus actividades laborales, y se dedicó al negocio de los strippers en un bar llamado “Chaplin”, ubicado en el centro de Benidorm, una ciudad de la provincia de Alicante, en la Comunidad Valenciana de España.

Todo indica que Tony es bastante famoso haciendo su show, sin embargo, ha perdido su empleo y no por ser stripper sino por ser “stripper enano”. Así de hipócritas pueden ser las sociedades.

En la actualidad quedan pocas personas que censuren este tipo de actividades, pero en Valencia se han escandalizado de que un “enano” se desempeñe como stripper, argumentando que eso afecta su dignidad. Cabe señalar que a Antonio Ivars, la idea le parece estúpida, ya que él argumenta que su trabajo le agrada y lo más importante, le permite vivir honestamente.

El problema inició cuando en un tono irónico y con la anuencia de Tony, el dueño del bar puso un anuncio que decía “Wanna rent a Midget?” (¿Quieres rentar un enano?),lo que generaba ingresos extra al mismo Tony, pues de cuando en cuando lo contrataban para hacer su show en eventos privados.

Tony tuvo la mala suerte que un día, una mujer (que tiene una hija con acondroplasia) pasó por el bar y al ver el anuncio, éste le pareció indignante. La mujer demandó al dueño del bar y la fiscalía inició una investigación que a la postre terminó provocando que Tony se quedara sin empleo.

Así, la indignación, probablemente legítima, de la mujer que denunció los hechos, dio un giro inesperado y el Congreso aprobó el año pasado una nueva normativa con la que se prohibieron este tipo de espectáculos, tanto públicos como privados, porque se argumenta que “denigran” a las personas con acondroplasia (enanismo).

Es irónico que los legisladores se preocupen porque no se denigre a las personas con acondroplasia, pero no se preocupen porque Tony se quedó sin empleo.

Tony, en su momento aseguró que: A mí me gusta mi trabajo. Mucho más que cuando estaba con los toros. Aquí me divierto con la gente, me pongo un disfraz diferente cada noche, y hago reír al público. A mí no me humillan y no creo que se rían de mí, ríen porque hago cosas graciosas que preparé para el show. Tony se considera a sí mismo como un artista cómico, él cree que lo mejor que le puede pasar es que la gente ría.


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