El gran telescopio espacial James Webb tiene el propósito de ser muy superior al exitoso Hubble. Será mucho más poderoso. No analizará la luz visible de los astros sino su radiación infrarroja. Se espera lograr un gran avance de la astrofísica con este gran instrumento, desde la formación de planetas hasta un mapa a gran escala del cosmos.
Ahora se combinan telescopios terrestres con celestes. Cada instrumento aporta parte del conocimiento: descubrimiento de los nuevos objetos, análisis de sus características y finalmente el armado del inmenso rompecabezas para explicar el origen y evolución de los distintos astros, así como del universo en su conjunto.
Telescopios tan poderosos como el James Webb llevan años de planeación y construcción. Y posteriormente viene el reto de ponerlo en órbita y que lleguen en buen estado. El telescopio espacial Hubble se colocó en órbita con éxito; sin embargo, sufrió enormes desperfectos, como paneles solares maltrechos, pero lo más grave fue que estaba desenfocado. Hubo que emplearlo para analizar objetos cercanos hasta que una compleja misión tripulada lo reparó y colocó instrumental nuevo, ya que el que llevaba era en gran medida obsoleto.
Se espera que el telescopio James Webb tenga una masa de la mitad del Hubble, su espejo primario medirá 6.5 metros de diámetro, integrado por varios espejos que observarán los astros en conjunto y con un área de recolección cinco veces mayor a aquél. En contraste, el espejo del Hubble mide 2.4 metros. El tamaño del telescopio no sólo importa para la captación de luz, entre más grande sea puede observar objetos muy débiles, es decir, más distantes, pero también sirve para observar a los astros extendidos minuciosamente y con detalle. Por eso, los científicos confían en que la sensibilidad y resolución que ofrecerá el telescopio será excepcional.
Observar en el infrarrojo es importante para analizar objetos como el polvo del medio interestelar. Pero también para observar galaxias distantes, ya que debido a la expansión del universo, la luz de las galaxias se “corre hacia el rojo”, por el efecto Doppler de la luz. La radiación de los objetos muy distantes, en lugar de observarse en luz visible lo hacen en infrarrojo. Así que para analizar la estructura de las galaxias distantes se emplean estas frecuencias. Y en ese sentido, el objetivo de observar galaxias tan lejanas es poder hacer un mapa de la estructura del universo. Con estas observaciones se podrá analizar la distribución de la materia oscura, si es que existe y si hay irregularidades en la energía oscura que conducen a la expansión cósmica.
El James Webb podrá captar tal cantidad de radiación y ver con tanto detalle, que se espera que pueda descubrir planetas extrasolares fuera de nuestra galaxia, como ha sido hasta ahora con gran éxito, pues ya se han encontrado ¡más de 4,000 mundos que circundan a otras estrellas!
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