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Renuevan Alianza por la Inocuidad Alimentaria entre México y Estados Unidos

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Las respectivas agencias sanitarias identificarán áreas de trabajo colaborativo para salvaguardar la salud del consumidor y prevenir brotes de enfermedades transmitidas por alimentos.

A fin de fortalecer la inocuidad de los alimentos que se producen, comercializan y consumen en México y Estados Unidos, las agencias sanitarias de ambos países suman esfuerzos al firmar la Declaración de Intención de la Alianza para la Inocuidad Alimentaria.

A través de esta Declaración, las instituciones sanitarias de las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural y de Salud, de México, y la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) impulsarán acciones de colaboración con entidades académicas, científicas, grupos de consumidores y sector privado, con el objetivo de obtener mayor conocimiento de los sistemas de inocuidad de ambos países y establecer bases de confianza mutua en sus respectivos sistemas a favor de identificar áreas de oportunidad adicionales de interés mutuo.

El documento, sustituye la Declaración de Intención, firmada en 2014, que incluía sólo productos agrícolas frescos y mínimamente procesados.

El director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), Francisco Javier Trujillo Arriaga, destacó que el nuevo instrumento permite la comunicación inmediata entre las agencias, para responder rápidamente a las alertas de inocuidad y así evitar que se interrumpa el flujo de productos hortofrutícolas de México a los Estados Unidos.

Durante la sesión virtual, el funcionario de la Secretaría de Agricultura indicó que la FDA, el Senasica y la Cofepris realizan reuniones conjuntas, prácticamente cada semana, para encontrar la mejor forma de trabajar de manera coordinada, entre las tres agencias, los productores, la academia y la industria, a fin de resolver problemas de inocuidad, que son de interés común de ambos países.

Subrayó que los profesionales técnicos del Gobierno de México no han interrumpido las visitas a campo y a empacadoras durante la contingencia sanitaria por COVID-19, lo que demuestra su compromiso más allá de lo laboral, a fin de proteger la vida de los consumidores, fomentar el comercio y cuidar la vigencia de un sistema alimentario exitoso.

En su turno, el titular de la Cofepris resaltó que con esta firma se renueva la Alianza entre las instituciones para velar por la inocuidad de los alimentos y la seguridad de los consumidores de ambos países, al prevenir riesgos sanitarios por su consumo.

“La firma de esta nueva Alianza permitirá fortalecer aún más la comunicación entre ambos países para mejorar la atención de brotes causados por el consumo de alimentos importados, favoreciendo el intercambio de información para una vigilancia sanitaria efectiva”.

Agregó que la Alianza facilitará, además, “el intercambio de conocimientos y experiencias a través de la capacitación, con lo cual contaremos con un sistema de control sanitario más sólido y fortalecido con entregables de alto impacto que permitan contar con un libre tránsito de alimentos de calidad en favor de la salud de los consumidores de ambos países”.

El comisionado adjunto para Políticas y Respuestas Alimentarias de la FDA, Frank Yiannas, indicó que “la FDA, el Senasica y la Cofepris mejorarán su nivel de colaboración para fortalecer la inocuidad alimentaria y aprovechar los nuevos enfoques que protegen aún más a los consumidores tanto en Estados Unidos como en México”.

Sobre el Acuerdo, el Comisionado de la FDA, Stephen M. Hahn, comentó que la Alianza es importante para Estados Unidos, porque “los consumidores estadounidenses dependen de las importaciones de México para gran parte de las frutas y verduras frescas que consumen, así como de otros alimentos”.

Resaltó que “aproximadamente un tercio de todos los alimentos y el 60% de los productos frescos importados a los Estados Unidos provienen de México”.

Históricamente, la FDA, el Senasica y la Cofepris han trabajado en constante colaboración debido al alto volumen de intercambio comercial de alimentos entre las dos naciones.

Desde el año 2014, las tres agencias firmaron una Alianza centrada en la seguridad de los productos frescos y mínimamente procesados, cuyo campo de aplicación se pretende extender a los alimentos regulados por las tres agencias mediante la firma de esta nueva Alianza en Inocuidad Alimentaria.

La firma de esta nueva Alianza establece la creación de grupos de trabajo, lo que permitirá prevenir contaminantes microbiológicos en productos agrícolas frescos y mínimamente procesados, responder rápidamente y de manera eficiente ante brotes, colaborar con pruebas de laboratorio, fortalecer las capacidades técnicas mediante el uso de herramientas y tecnologías modernas e inteligentes disponibles que garanticen la inocuidad alimentaria, acelerar la implementación de medidas preventivas y de verificación fundamentadas en ciencia, entre otros.

Los inmunes y las pruebas masivas para identificarlos

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La pandemia del COVID-19 está generando escenarios nunca antes inimaginables. Hasta el día de hoy, hay en el mundo alrededor de 3.1 millones de casos confirmados y más de 200 mil muertes. Estados Unidos, por ejemplo, sufrirá más muertes que en todas sus guerras juntas posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Además de las lamentables muertes, se aproxima la más grave crisis económica global desde 1929, la cual ya comienza a materializarse, y los gobiernos se dan cuenta que de poco servirán los paquetes de ayuda económica si la gente sigue en aislamiento, sin trabajar ni consumir.

Esta crisis, a diferencia del colapso financiero de 2008, no es un problema originado por la falta de demanda –que se resuelve, en parte, con programas de asistencia social para que la población tenga dinero y pueda consumir–, sino por la falta de oferta, ya que esta situación ha llevado al paro de actividades tanto económicas como sociales. Por lo tanto, es fundamental que la gente pueda regresar a trabajar, producir y por ende, consumir.

Es por ello que la búsqueda de personas inmunes al COVID-19 ha comenzado en los países desarrollados. Los inmunes son aquellas personas que fueron infectadas, o bien asintomáticos, que ya se encuentran recuperadas y fuera de peligro. Ellos serían la primera línea de batalla para reactivar la economía, siendo los que pueden apuntalar la fuerza laboral.

vacunas contra coronavirus
Ilustración: Behance.

Importantes voces de la ciencia como Anthony Fauci, director del NIAID y asesor de Trump, así como Gérard Krause del Centro Helmholtz en Alemania,  han hecho pública su opinión sobre el tema y apuestan a que las personas recuperadas –y las asintomáticas– tendrán inmunidad por varios meses, quizás hasta dos años, y no podrán transmitir la enfermedad en ese periodo. Por ello, no tiene sentido mantenerles en encierro, y lo ideal sería volcarlos a las actividades productivas y como voluntarios, lo antes posible, tomando las medidas de precaución necesarias.

Así, al estilo Gattaca, países discuten políticas para identificar a sus inmunes. La Unión Europea por su parte puso en marcha el 15 de abril la hoja de ruta para levantar gradualmente las medidas de contención impuestas en todos los países miembros tras el brote de coronavirus. Sin duda, una de las estrategias propuestas para reactivar las actividades es la aplicación de pruebas rápidas para identificar la inmunidad adquirida por parte de la población.

“Pasaporte COVID” (España y Chile); “Pasaporte de Inmunidad” (Reino Unido); “Certificado de Inmunidad” (Alemania); “CoronaCorps” (Estados Unidos), son algunos ejemplos. Además, estas pruebas son ya una iniciativa puesta en marcha en países como China y Singapur.

La estrategia consiste en aplicar pruebas masivas para identificar al mayor número de inmunes posible. De ahí la súbita aprobación de las pruebas rápidas de antígeno-anticuerpo por parte de la Food and Drug Administration (FDA), el 2 de abril. Incluso, Deborah Birx, coordinadora de la iniciativa en Estados Unidos, ha llamado a las universidades a que desarrollen la capacidad de aplicar el mayor número de pruebas posibles.

inmunes al coronavirus
Ilustración: 20 minutos.

Además este grupo no solamente sería útil para reactivar la economía, sino que pueden ser una pieza clave para disminuir el índice de mortalidad del virus, ya que mediante la donación de plasma pueden contribuir al estudio y desarrollo de tratamientos para el COVID-19. En Estados Unidos, la FDA está desarrollando técnicas de tratamiento avanzadas para tratar este virus, que involucran precisamente a personas que ya se recuperaron, y quienes donan sus plaquetas para tratar a los que se encuentran luchando contra el virus.

Según Zheng Jin, portavoz de la Comisión Municipal de Salud Oriental China, la sangre de las personas que han sido dadas de alta en los hospitales, contienen anticuerpos que podrían ser útiles para el tratamiento de otros pacientes infectados. Con ello, se hace un llamado para que estos pacientes donen sangre para el tratamiento e investigación del COVID-19.

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud advierte que la implementación de estos pasaportes representa un riesgo para la propagación del virus, ya que aún no existen pruebas suficientes para asegurar que las personas recuperadas del COVID-19 estén libres de una recaída. Es por ello que hace un llamado a los gobiernos nacionales a no bajar la guardia con las medidas de seguridad.

Pero el identificar una nueva “clase” de personas con características biológicas específicas es, sin duda, un arma de dos filos, con profundas implicaciones bioéticas y jurídicas. Esta iniciativa conlleva la discriminación laboral de facto a las personas que no han sido infectadas, y generaría incentivos al contagio voluntario de los grupos sociales supuestamente menos vulnerables al COVID-19, pero más necesitados. Vivimos tiempos extraordinarios.


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