Ya casi termina este año que, por decir lo menos, ha sido ¡muy complicado!
Como dice el refrán, si dejas de pedalear la bicicleta, te caes. No tiene remedio, independientemente de que los resultados en los diferentes negocios que operan en el país seguramente no serán muy buenos, hay que seguirle y diseñar la estrategia para el año que sigue, aunque es difícil hacerlo con mucha anticipación pues la visibilidad hacia adelante está muy nublada.
En general, los diferentes analistas que hay en el mercado anticipan que el año que entra el consumo se va a caer de manera importante, y ante esto es importantísimo replantear las estrategias que tenemos diseñadas en nuestros negocios, tanto para la venta como para la compra.
Por el lado de las compras, se vuelve fundamental minimizar los inventarios, y para esto necesitaremos provocar que nuestros proveedores sean más ágiles y reaccionen cada vez con más velocidad, ofreciéndonos lo que realmente requerimos. Si logramos esto, el beneficio será inmediato y el flujo del dinero mejorará en la medida que mejor lo hagamos.
Si aceptamos que el próximo año el dinero será escaso, el estar pendientes de nuestros flujos se volverá una prioridad. Recordemos que los negocios no quiebran por falta de utilidades, sino por no tener los recursos necesarios para operar.
Lamentablemente muchos bancos ya empiezan a retraerse, ya que están detectando un aumento en el riesgo crediticio.
Por el lado de las ventas, es lógico suponer que la competencia será terriblemente agresiva y, por lo tanto, la presión por tener que bajar los márgenes para poder vender será muy fuerte.
El dilema inmediato será decidir qué tanto bajar el margen de utilidad para no perder participación de mercado.
En lo personal, siempre he tratado de alejarme de la fórmula, volumen alto, margen bajo y apostar a la eficiencia. He visto quebrar a muchos negocios que aplicaron esta estrategia.
Sin embargo, será muy difícil sostener el margen de utilidad con el que normalmente operamos. Creo que la misma situación que se ve venir, provocará que muchos competidores terminen quedando fuera, y es donde creo que debemos estar muy pendientes de detectar estos nichos para que tomando parte de ellos logremos cubrir la pérdida de mercado que tradicionalmente atendemos.
Este próximo 2020 se vislumbra muy complicado y retador, el gran tema será lograr el equilibrio entre perder lo menos posible de participación de mercado y no encogerse, pero lograr sostener lo más posible los márgenes de utilidad, además de que debemos estar conscientes de que si nos achicamos, necesariamente tendremos que bajar gastos aunque mantengamos el margen de utilidad, y a la larga esas bajadas de gastos pueden resultar muy dolorosas.
En resumen, yo creo que el año que entra el flujo del dinero será la principal variante a cuidar, si no lo hacemos bien, la probabilidad de tener malos resultados se incrementará.