Honduras se apresta a celebrar este domingo 14 de marzo las elecciones primarias en donde tres instituciones políticas (partidos liberal, nacional y Libertad y Refundación, LIBRE) elegirán a lo interno de sus organizaciones las autoridades que competirán en noviembre en las elecciones generales, por lograr ubicarse en cargos ejecutivos, legislativos y municipales. Esto se hace en el contexto de la pandemia COVID-19 y para ello el Consejo Nacional Electoral (CNE) activará los mecanismos de bioseguridad pertinente a fin de contribuir a la contención de la pandemia en eventos de esta naturaleza.
Para comenzar, es interesante observar los eventos electorales desarrollados en nuestra región en el contexto de la COVID-19. Al respecto, en un artículo de septiembre 2020 escrito para el medio The New York Times por Kevin Casas, secretario general del Instituto Internacional para la Democracia y Asistencia Electoral (IDEA Internacional), sugiere cuatro lecciones elementales que los países latinoamericanos debemos aprender para el desarrollo de elecciones durante esta contingencia sanitaria y que por su importancia estratégica retomo aquí:
a) La importancia del consenso político en torno a las decisiones sobre el calendario electoral y los procedimientos electorales;
b) la necesidad de ofrecer una gama diversa de mecanismos de votación;
c) la necesidad de apoyar a las autoridades locales con suficientes recursos financieros y humanos; y,
d) que al final, las elecciones exitosas dependen en última instancia del control de la pandemia.
No cabe duda de que la eficacia en el desarrollo de los comicios venideros en tierras “catrachas” depende de una férrea disciplina y una amplia y desplegada coordinación interagencial a escala nacional, con el propósito de la observancia irrestricta de los protocolos de bioseguridad, lo cual evidentemente requiere de la formación en la materia de todos aquellos agentes ubicados en los más de cinco mil centros de votación. Es evidente que este proceso requiere de mayores esfuerzos para posibilitar la inclusión de sectores ciudadanos más “vulnerables” a la enfermedad.
A mi parecer, los cambios políticos siempre son buenos en tanto el “desgaste” experimentado a lo largo de cuatro años como acaece en Honduras –sexenio federal en México– imposibilita en cierta manera el desarrollo de prácticas evolutivas y progresistas, debido a los diversos intereses creados en torno a los servidores públicos, y que en consecuencia crea una suerte de “statu quo”.
Ahora bien, en este escenario podemos ver operable el discurso contemporáneo de la biopolítica señalado por el pensador francés Michel Foucault, en tanto se gestiona el bienestar de la colectividad a partir de la gestión de las vidas humanas desde lo político por nuevos dirigentes que conducen y remozan las esperanzas del bienestar social y el florecimiento humano.
En definitiva, el cambio de autoridades está en consonancia con las nuevas expectativas que se renuevan naturalmente en la búsqueda de máximas humanas como la justicia social, la equidad y el comportamiento fraterno entre nuestras comunidades.
Posdata: De acuerdo a datos de la organización IDEA, en el contexto de la pandemia, al menos 18 países han celebrado en América Latina elecciones nacionales o subnacionales, lo cual denota que la vida democrática electoral avanza a pesar de los pesares.
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