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Hoteles inaccesibles, un obstáculo para las personas con discapacidad

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Cuando una persona decide irse de vacaciones, normalmente sólo piensa en las comodidades básicas en un hotel. Buenas instalaciones, buena cama, buen servicio, etcétera. Pero estos conceptos cambian si se trata de una persona con alguna discapacidad. Mariana Portillo Hernández, estudiante de noveno semestre de la licenciatura de Administración y Hospitalidad de la Universidad Panamericana, descubrió esta situación en su investigación: “Accesibilidad como factor influyente en la toma de decisiones de las personas con discapacidad motriz en la elección de un destino turístico”. Su trabajo, realizado a lo largo de varios semestres para tres materias de investigación, fue reconocido con el segundo lugar en el Concurso Internacional de Investigación Estudiantil de la Confederación Panamericana de Escuelas de Hotelería, Gastronomía y Turismo.

Realizada entre agosto de 2018 y agosto de 2020, en personas de entre 24 y 70 años, la investigación descubrió, entre otras cosas, que 75.5% de las personas con discapacidad tienen limitantes al viajar, con 88% de las razones siendo dificultades en el transporte, espacios y cuestiones económicas. Portillo Hernández platicó con El Semanario al respecto.

¿Cómo nace la idea de realizar esta investigación?

“Puedo identificar dos razones principales por las que la escogí. Una de ellas es justo un primo que tiene discapacidad motriz. A lo largo de los años me ha tocado vivir ciertas circunstancias que lo limitan. Y además de esto, también tuve la oportunidad de viajar a la Universidad de Arizona y realmente me impactó como es que allá todo está súper adaptado para cualquier persona con o sin discapacidad. A mí me causó mucho ruido el hecho de que aquí en México no estuviera habilitado como tal y me empezó a causar mucha curiosidad de por qué no y por eso fue que escogí el tema”.

¿Qué adaptaciones viste en Arizona?

“Realmente todo. Prácticamente las puertas contaban con el espacio necesario y además de eso tenían como botones para que las personas le picaran en caso de que tuvieran silla de ruedas, la puerta se abría, la persona pasaba y la puerta se cerraba automáticamente. Todos los espacios eran amplios, tenían canchas, zonas deportivas habilitadas. El acceso a elevadores y en caso de que no estuviera habilitado, estaban contando con un programa que si había alguna falla en algo, lo acomodaban. Por ejemplo, si la construcción era muy antigua y por eso no se tenía todo lo necesario tecnológicamente, se hacían las remodelaciones”.

¿Qué metodología se siguió en tu investigación?

“Fueron dos principalmente. La primera de ellas es la encuesta a los grupos de 146 personas sin discapacidad y 146 personas con discapacidad, esto con el objetivo de poder comparar las dos perspectivas de un grupo frente al otro al momento de viajar. También tuve la oportunidad de entrevistar a Maricruz (Miranda Fernández) ella es arquitecta de una empresa que se llama Todo Accesible, la cual se encarga de proporcionar el distintivo que reconoce a las distintas empresas como accesibles. Además de esto, no se basa solamente en la parte arquitectónica, sino también en la parte de cómo los empleados se dirigen a las personas, el hecho de que también puedan reclutar a personas en su equipo de trabajo que tengan alguna discapacidad, entonces eso es mucho más completo”.

¿Qué preguntas hiciste en las encuestas?

“Ambas eran las mismas. Era justo el tipo de destino que preferían, si alguna vez se habían visto limitados al viajar, en el caso de sí, por qué; si cambiarían algo de las instalaciones de los hoteles o no. Y ya con todos los resultados poder hacer las comparaciones”.

¿Qué descubriste en estos resultados?

“La perspectiva es completamente diferente. Las personas con discapacidad se centran en la parte funcional de los espacios, mientras que las personas sin discapacidad sólo se enfocan en lo estético, lo bonito. Y otro de los resultados que me pareció muy interesante, es que no solamente las personas con discapacidad se ven afectados al momento de que los espacios no son accesibles, tanto ellos como sus familiares o amigos e incluso la industria como tal. Después de hacer un poco más de investigación, pudimos detectar que la industria turística podría estar perdiendo alrededor de 307 millones 223 mil 400 dólares al año, al no contar con espacios accesibles, esto se consideró con lo que gasta un mexicano promedio en un viaje de seis días y las personas en la Ciudad de México con discapacidad”.

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Mariana Portillo Hernández, estudiante de la Universidad Panamericana. Foto: Cortesía

¿Qué deficiencias detectaste en tu estudio?

“Hablando de hoteles específicamente, justo también hablándolo con Maricruz y con las personas que tienen discapacidad, ellos hablan mucho de los accesos. Me platicaban mucho que normalmente sí podían entrar a la habitación como tal, pero una vez que intentaban entrar al baño, la silla (de ruedas) no pasaba. Realmente esa habitación ya no es funcional para una persona con discapacidad. También la parte de los elevadores que no llegan a todas las áreas de los hoteles. En la ciudad en general algo muy problemático son las rampas, normalmente son mucho más inclinadas de lo que deberían de ser, entonces también se vuelven prácticamente inutilizables”.

¿Por qué crees que exista esta falta de accesibilidad en México?

“Primero que nada podría decir que la falta de consciencia de las personas, ya que al momento de que no involucra una problemática para una persona sin discapacidad, se cree que a nadie más le afecta. Entonces, al no entender el problema, pues no se trabaja en una solución para hacerlo, ya que se cree que no es necesario. También algo con lo que me enfrenté mucho, es con toda la parte económica, normalmente al necesitar más materiales para poder hacer todos los espacios accesibles, se prefiere no invertir ese dinero de más, por así decirlo. O que, si se construyó con mucho tiempo de anticipación, cuando todo esto no estaba regulado, es muy costoso hacer todas las remodelaciones necesarias”.

¿Qué se tendría que hacer para cambiar esta situación?

“Lo más importante es hacerles ver a las personas el problema, para que vean que sí es necesario. Hacerles entender lo que es la accesibilidad. Normalmente todos creemos que un espacio accesible es un espacio destinado para una persona con discapacidad, pero se refiere a un espacio para todos. Por ejemplo, si hay una puerta de 10 centímetros, realmente no es un espacio accesible para mí. Hay que entender el concepto como tal para que se pueda aplicar. Y que se sigan las leyes y reglamentos, porque realmente el problema no es que no haya reglamento, sino que no se sigue. Por eso se proponía el manual de instituciones accesibles, para que las instituciones tengan un valor agregado y quieran ellos poder ser accesibles para que puedan recibir más clientela”.

¿Cómo sería la guía de destinos que propones?

“Esto es justo con la idea que te comentaba de que las mismas instituciones se vean interesadas en poder contar con este valor. Además de ello, que las personas con discapacidad puedan tener una lista de lugares realmente confiables que sí son accesibles. Porque también me comentaban mucho: ‘es que hablo para preguntar si es accesible, me dicen que sí, llegó a mis vacaciones, veo que realmente no es accesible y no puedo disfrutar de mis vacaciones’. La manera en poder generarla (la guía), primero que nada, pensé justo en las instituciones que ya están certificadas con el ‘distintivo A’, eso es una garantía. Y además de esto, poder hacer alguna revisión con los reglamentos de accesibilidad de cada estado, porque cada estado tiene su propio reglamento, en el cual te enseñan medidas, la parte ergonómica, los espacios, todo viene reglamentado y especificado”.

¿Qué es el “distintivo A”?

“Es un distintivo que te avala como una institución que es realmente considerada como accesible en todos los aspectos, tanto arquitectónicos como de las personas, si cuentan con la concientización cada uno de sus empleados, que sepan cómo tratar a las personas, que sean realmente abiertos y que puedan también reclutar a personas con discapacidad”.

¿Sí hay hoteles así en México?

“Sí. De hecho, creo que justo el Hilton de Reforma está con el ‘distintivo A’ y también el Holiday Inn de Cuernavaca, esos son dos ejemplos que recuerdo ahorita”.

¿Cómo podemos trabajar la empatía para ser más conscientes de las necesidades de los demás?

“No es que las personas estemos desinteresadas, sino que realmente no conocemos el problema y por eso no se ataca, la mejor manera es justo como promover y dar a conocer cuál es el problema y que de esta manera las personas se vayan dando cuenta de todo lo que implica”.