Carlos Díaz Reyes

Abre la UP nueva carrera Business Intelligence; busca conjugar humanidad y tecnología

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La Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana (UP) lanzó una nueva licenciatura llamada Business Intelligence, que buscará aprovechar las nuevas tecnologías y el análisis de datos para el beneficio de la humanidad. Para hacer la presentación, se realizó el panel virtual: “Empowering business decision making through data, strategy and humanism” (Empoderar la toma de decisiones en negocios a través de datos, estrategia y humanismo).

“Esta nueva propuesta educativa de la UP, tienen como objetivo empoderar la dirección de la empresa a través de los datos, la tecnología y la estrategia. Proponer soluciones de negocio creativas y enfocadas en la generación de valor”, se explicó en la invitación al evento enviada por la UP. Y para explicar cómo los datos obtenidos gracias a las herramientas digitales modernas, se pueden usar a favor de las empresas, se contó con la participación de voceros de dos de las compañías que mejor han aprovechado los avances tecnológicos: Uber y Amazon.

Ricardo Schidlow, del departamento de estrategia y planeación de Uber México y Emilio Maldonado, encargado de clasificación de conocimiento de productos en Amazon, brindaron sus puntos de vista sobre el tema. Ellos estuvieron acompañados en el evento por Santiago García, rector de la UP y Barry Hodgson, director adjunto del Centro de Innovación Nacional para Datos de Inglaterra y Gerente del Instituto Digital de la Universidad de Newcastle

“La alternativa es tener una biblioteca llena de carpetas, en la que uno tiene que ir y manualmente irlos apuntando, agarrar la calculadora y pintar una gráfica a mano”, explicó Schidlow, para ilustrar las facilidades que hoy otorgan distintas herramientas. “Todo ese proceso que antiguamente a uno le tardaría meses, al cabo de minutos nosotros ya podemos generar una gráfica de cual sea métrica de negocio que nos interese analizar”. Explicó que hoy se cuenta con la posibilidad de extraer datos para manipularlos y darles sentido y que esto incluso puede ser de gran ayuda para negocios que apenas comienzan y empresas más pequeñas.

Maldonado, por su parte, dijo que en Amazon cuentan con el principio de “obsesión al cliente”. “El organizar los datos y entender los datos, estará siempre enfocado a cómo lo podemos usar para estar obsesionados con el servicio al cliente”, aseguró. “Si los clientes no están contentos ningún negocio puede funcionar bien a la larga”.

En su departamento en particular, Maldonado tiene la misión de clasificar todos los productos de Amazon, lo cual sería imposible de hacerse a mano, es ahí donde se apoyan de la tecnología. Esta clasificación, además, incluye entender qué busca el cliente, cómo lo hace y hasta anticiparse a sus intereses futuros. “Imaginemos que toda esta información son datos que nosotros tenemos que ir midiendo para poder ir optimizando las operaciones”, explicó. Es decir, usar la tecnología, pero siempre pensando en cómo se puede mejorar y tener la mentalidad para ser críticos de todos los datos que se nos presentan.

Hodgson consideró que el tema estaba sujeto a muchas implicaciones ético-sociales y que los avances tecnológicos no pueden, por ningún motivo, desprenderse del aspecto humano. “Tenemos que aceptar que hay grandes beneficios de la gran tecnología, así como problemas, pero tenemos que abordar los problemas y ver cómo podemos resolverlos”, señaló. “Si pensamos en la toma de decisiones humanas, pienso que estamos llegando al punto de creer que las máquinas pueden tomar mejores decisiones que nosotros, basados en los datos que nos dan”.

Sin embargo, Hodgson consideró inapropiado dejar todo en manos de la tecnología. “Mientras el progreso y el ‘machine learning’ y la visión de las máquinas, están empujando los límites y haciendo que confiemos más que nunca en las máquinas, necesitamos algún tipo de intervención humana para asegurarnos que esas decisiones se toman por la razón correcta”, dijo.

Según el experto, debemos mantener la noción de que todo se hace por un motivo humano. Consideró que hemos progresado para hacer que las personas se sientan más cómodas en permitir el uso de sus datos, con la idea de que se emplearán para un buen fin, que pueda traer beneficios. Pero aunque todavía hay discusiones éticas y áreas que se deben analizar en este polémico tema, el especialista dijo que los avances se deben aprovechar para acabar con problemas sociales que existen en el planeta, como la desigualdad.

El rector de la UP, coincidió en este punto, concluyendo que se tiene que lograr un balance entre máquina y humanos, para evitar el mal uso de las herramientas. Esa será la misión de su nueva licenciatura. “A final de cuentas la persona humana es un fin en sí misma y lo demás son finalmente medios”, agregó. “Esos medios, cuando se orientan al bien de una persona o al bien común, entonces aquello está bien orientado. En el momento actual de un gran desarrollo científico y tecnológico, uno de los grandes retos es empatar eso con productos o con servicios o con herramientas que realmente repercutan en el bien común de la sociedad”.

Pandemia evidencia desigualdad y problemas en sector salud: expertos del IPN

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Los números no bajan. Los contagios y las muertes por COVID-19 en México siguen en aumento y actualmente hay 10 estados en semáforo rojo, cantidad que no se veía desde mayo. Esto no es más que un reflejo de diversos problemas que el país ya tiene años arrastrando, opinaron dos investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN), en entrevista con El Semanario.

La doctora Claudia Guadalupe Benítez Cardoza es docente de la Sección de Estudios de Posgrado e Investigación (SEPI) y la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (ENMH) y el doctor José Luis Vique Sánchez es egresado de la ENMH y actual profesor e investigador de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC). Ambos se encuentran trabajando en un fármaco que impida la entrada del SARS-CoV-2 al cuerpo humano.

Los dos opinan que el principal obstáculo de México radica en que gran parte de la población no sigue las medidas de prevención. Aunado a la presencia de nuevas mutaciones del virus, que pueden ser más contagiosas, la situación es grave. México es el cuarto país con más muertes a nivel mundial, con hospitales saturados especialmente en la Ciudad de México, donde sólo hay un 10% de camas generales disponibles. A nivel nacional, hubo 20 mil 548 nuevos contagios en el último día y los números no disminuyen.

“Podemos ver que siguen haciendo estas ‘covifiestas’, ‘covireuniones’ y todo eso”, comenta José Luis. “También es algo del comportamiento social. Así puedan abrir otros 10 hospitales, si la gente sigue sin aislarse, sin usar cubrebocas, sin tomar las prevenciones, se va a seguir propagando la infección viral”.

Por otro lado, ante la saturación hospitalaria, los especialistas coinciden que México no estaba listo para enfrentar una situación como la actual. “El sector salud en México no es que estuviera muy bien preparado. No era algo nuevo, ya tenía mucho tiempo con necesidades de médicos”, asegura José Luis. “Ha habido un descuido por décadas del sistema de salud, no es algo reciente”, coincide Claudia. “Actualmente falta mucho personal, no sólo los insumos físicos. Mucho personal ha perdido la vida, entonces eso merma los servicios”.

La especialista considera que la pandemia sacó a la superficie otros conflictos de México. “Este tipo de problemas que estamos viviendo, ponen en evidencia, por un lado, la desigualdad social que tiene nuestro país. Desafortunadamente mucha gente tiene que salir a trabajar, porque el día que no trabaja, no tiene ingresos y no puede llevar el sustento a su familia. En ese sentido, es difícil mantener la contingencia con toda la gente en casa”.

“Yo vi las escenas de cómo estaban los tianguis, la venta de juguetes ahora el cinco de enero, cómo andaba la gente en aglomeraciones muy grandes”, comenta Claudia. “Yo entiendo que la economía es muy importante, que la economía se tiene que reactivar, los negocios tienen que trabajar. Entiendo que la gente tiene que seguir alimentándose y, por lo tanto, ganando dinero. Pero yo creo que debería haber otras formas de organizarnos para evitar justamente estas aglomeraciones tan grandes en lugares comerciales”.

Por otro lado, refiriéndose a las personas que conscientemente deciden no atender las precauciones, consideran se trata de un problema social que abarca desde la “falta de confianza en las autoridades” hasta la “necedad”. “Hay gente que por voluntad no atiende las recomendaciones, por no sé qué tipo de ideas”, comenta Claudia. “Muchos no creen en la infección o creen que es algo allá, lejano, no nos va a pasar familiarmente, no nos va a llegar. O a veces nos sentimos que ya somos inmunes o pensamos que ya nos dio y ya no nos va a volver a dar”.

Por último, mencionan el hecho de que en México hay un alto índice de obesidad, que se asocia a enfermedades como hipertensión y diabetes, lo cual contribuye a complicaciones por COVID-19. La única salida, concluyen, está en prevenir y en que la vacunación avance, para que al menos haya menos casos graves y menos personas en los hospitales. Una vez normalizado esto, será momento de que el gobierno de México atienda las necesidades de su sociedad, para que no nos tomen por sorpresa, como ahora. Porque los virus, dicen los especialistas, seguirán llegando y hay que estar preparados.

Pone retos a la ciencia las variantes del SARS-CoV-2

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Se espera que el coronavirus desarrolle diversas mutaciones conforme se transmite entre las personas. La pandemia de COVID-19 parece mostrar una luz de esperanza con el desarrollo de varias vacunas; sin embargo, al mismo tiempo, han surgido variantes del SARS-CoV-2. Este virus, antes desconocido para la humanidad, todavía sigue transformándose y en muchos países han aumentado los contagios a pesar de las medidas de prevención que se tomaron desde el año pasado. 

Todos los virus se modifican durante su proceso de replicación. Las modificaciones generales del nuevo coronavirus no han sido tan graves, sin embargo, existen tres variantes que se han detectado hasta ahora y que podrían ser más peligrosas, debido a su alta capacidad de contagio. Estas son las tres nuevas cepas del virus, sobre las que el mundo entero tiene la vista y precauciones colocadas.

Variante de Reino Unido

Se le conoce como B.1.1.7 o VOC 202012/01. Se detectó en noviembre en Reino Unido y se piensa que se originó en el sureste de Inglaterra en septiembre. Su propagación por el país se dio rápido y no tardó en aparecer en otros países como Estados Unidos, India, Francia, Dinamarca y Corea del Sur. Hasta hace poco, se encontraba en cerca de 60 países, según información de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se dice que esta variante es más contagiosa y hasta el momento, sólo hay un caso confirmado en México, el cual se encontraba grave, según los últimos reportes.

Variante de Sudáfrica

Esta variante se detectó en octubre y se conoce como 501.V2. Hasta ahora, se han reportado contagios en Reino Unido y Francia. Se identificó tras un estudio, realizado por un aumento de contagios en la provincia de Cabo Oriental. Al igual que la variante de Reino Unido, se sabe que es mucho más contagiosa y se dice que tiene presencia ya en 23 países. Podría ser responsable del aumento de contagios en Sudáfrica, donde también se han visto muy afectadas las zonas de Cabo Oriental, KwaZulu Natal y Gauten.

Variante del Amazonia brasileña

Así como las anteriores, esta nueva cepa es más contagiosa. Se detectó en cuatro viajeros japoneses que regresaron a su país luego de visitar la región amazónica brasileña. Se dice que se originó en Manaos, capital del estado de Amazonas, que vive una situación dramática de contagios, con hospitales saturados. Recientemente se confirmó que esta variante también se detectó en Perú, en Salud de Loreto, mayor región de la amazonía peruana, que colinda con Brasil. Cabe mencionar que Brasil es el segundo país con más muertes por COVID-19, sólo por debajo de Estados Unidos.

ICAT: en busca del futuro de la enseñanza

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¿Cómo sería un aula del futuro? ¿Cómo la imagina? Tal vez lo primero que le venga a la mente son grandes avances tecnológicos. Como hemos visto en varios ejemplos de ciencia ficción, podemos estar hablando de máquinas con inteligencia artificial y muchas pantallas, donde la interacción entre maestros y alumnos no se parece nada a lo que conocemos ahora. En 2020, docentes y estudiantes tuvieron que aprender a comunicarse por medio de pantallas, pero desde 2005, el Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se encuentra planteando nuevos modelos para enseñar.

En 2005, el ICAT creó el programa “Aula del Futuro”, cuya principal filosofía se sostiene en maestros que salgan de su zona de confort y el aprendizaje por interacción entre varios alumnos. Claro, también hay nuevas tecnologías, pero lo principal es el modelo, la estructura que puede cambiar lo que conocemos como educación en México. Así lo explica a El Semanario el Dr. Gustavo de la Cruz, académico de Espacios y Sistemas Interactivos para la Educación en el ICAT y responsable del proyecto “Aula del Futuro”.

¿Y en qué consiste este concepto de nombre tan ambicioso? Primero, en enseñar a los maestros lo que Gustavo llama un modelo tecno-pedagógico para que replanteen su forma de enseñar, por medio de un diplomado. Segundo, crear espacios adecuados para su modelo colaborativo. Estos lugares los describe de la siguiente manera: las butacas no están fijas al piso, para permitir la formación de grupos, hay áreas para discutir y se puede escribir en las paredes, que también tienen espacio de entre 13 y 14 metros para utilizar dos proyectores. Los estudiantes tienen tabletas y el maestro un equipo de cómputo lo más avanzado posible.

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Foto: Cortesía

Las “Aulas del Futuro” tienen que ser espacios dinámicos, explica Gustavo. “Necesitamos que los alumnos puedan reconfigurarlo de acuerdo a la actividad que el profesor está haciendo ese día”, comenta. Esto quiere decir que pueden tomar clases de cualquier materia. Además, fomentan el uso de apps, como la suite de Google, así como otra desarrollada por el propio ICAT llamada “El Muro Colaborativo”: un muro de post-its digitales que todos los alumnos construyen y editan con sus tablets. Desde 2015 comenzaron a trabajar con escuelas y actualmente cuentan con un total de 23 aulas en distintas escuelas de México, Chile y Francia. En 2019 llegaron oficialmente a la UNAM, donde tienen con ocho espacios.

Un nuevo método

“Desde el punto de vista didáctico, lo que nosotros promovemos es que el aprendizaje que se da a partir de lo que los otros compañeros hacen, puede ser más enriquecedor que lo que solo un alumno podría generar. El aprendizaje de todos, creemos que es más que el aprendizaje de el mejor de los alumnos”, señala Gustavo. Él sabe que el 2020 lo único que hizo fue acelerar los cambios que él y su equipo se han venido planteando desde hace mucho, pues la educación no puede quedarse igual, se tiene que transformar constantemente.

Su modelo tecno-pedagógico se basa en cinco pasos. Uno: mejorar las habilidades de los alumnos para el manejo de información, cómo la buscan y cómo la organizan. Dos: cómo esa información la transforman para construir su propio entendimiento, usar estrategias de representación de la información. Tres: discusión en pequeños grupos de tres a cinco alumnos, quienes hacen acuerdos y llegan a conclusiones. Cuatro: elaboración de una respuesta en común. Y cinco: presentación y comparación de resultados, donde discuten y defienden sus ideas.

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Dr. Gustavo de la Cruz, responsable del proyecto “Aula del Futuro”. / Foto: Cortesía

En el diplomado donde enseñan lo anterior, se revisan diversas estrategias educativas, modelos que no fueron desarrollados por ellos, sino que ya existen y son utilizados por muchos profesores. Gustavo menciona el “Modelo Gavilán” o el aprendizaje basado en problemas. Es un proceso de reflexión por parte de los maestros, explica, donde se busca que dichas estrategias sean mejor aplicadas. De tal manera, el resultado es un total rediseño de clases, el cual realizan en una compañía constante del ICAT.

“El proyecto, desde el principio, busca que los profesores trabajen en la autoreflexión sobre sus clases. ¿Qué quiero mejorar en mi clase?”, señala Gustavo. Actualmente, son alrededor de mil docentes quienes se han visto beneficiados hasta 2020. Planean aumentar a 200 en 2021 y tener una nueva emisión del diplomado que resulte en tres nuevas “Aulas del Futuro” en la UNAM. Su plan a largo plazo es instruir a 5 mil maestros en los próximos cinco años.

Conscientes de los cambios

Los cambios en las clases están más presentes que nunca en México y en la sociedad. La pandemia de COVID-19 nos llevó a una implementación masiva de clases virtuales que se extendieron por más de lo previsto. De hecho, ante el panorama mundial, tal parece ser que lo más sensato es adaptarnos a estos cambios a largo plazo. Es aquí donde la filosofía de “Aula del Futuro” se vuelve más pertinente, puesto que no basta con tener grandes avances tecnológicos. Así lo reveló un estudio de 2019 de la UNESCO, citado por Gustavo, donde se dice que las tecnologías educativas no lograron transformar las prácticas de enseñanza ni mejorar estos aspectos.

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“No es suficiente el dominio técnico de las TIC (tecnologías de la información y la comunicación), sino que hay que identificar su manejo pedagógicamente útil”, explica el especialista. “Esto también aplica para las estrategias didácticas, no es sólo conocer muchas estrategias didácticas, sino saberlas aplicar al contexto”. El contexto hoy es a distancia, a través de una pantalla, pero las redes sociales y el internet ya tienen varios años transformando a los estudiantes. “Nuestros alumnos cambian, las formas en que ellos están acostumbrados a interactuar han cambiado, entonces, nosotros como docentes tenemos que cambiar”, asegura.

“Nosotros creemos que el principal elemento es que el profesor reflexione sobre su práctica docente”, agrega. “Cuando el profesor reflexiona sobre la forma en que da sus clases y si la forma en que las da es la correcta, es allí donde nosotros podemos identificar posibilidades, tanto desde el punto de vista de integración de tecnologías, como desde el punto de vista de cambios en mis estrategias didácticas”.

Avances limitados

“Muchas tecnologías ofrecen eso: posibilidades. Todas estas posibilidades necesitamos primero estudiarlas para ver cuáles sí son verdaderamente viables en nuestros entornos y entonces encontrar la forma de sacarles provecho”, explica Gustavo. El problema radica en que muchos de estos avances y recursos no se consiguen con tanta facilidad en México.

“La calidad de acceso a los recursos tecnológicos en México todavía no es lo suficiente para pensar que siempre podemos utilizar la tecnología en cualquier momento”, explica Gustavo. “De las primeras cosas que los profesores nos comentan cuando visitaban nuestros espacios en Ciudad Universitaria, nos decían: ‘bueno, es que su espacio tiene muchas ventajas con las cuales nosotros no contamos’”, recuerda. Es aquí donde el ICAT también colabora con autoridades para conseguir los recursos y proporcionar espacios adecuados.

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Uno de los principales cambios en esta pandemia, para muchos, fue aprender a usar las nuevas tecnologías para impartir clases a distancia, con lo que la labor del ICAT fue de gran importancia. “Los profesores también quedaron muy contentos, porque muchos de ellos no tenían todavía el dominio de muchas de estas tecnologías o no conocían sus posibilidades”, cuenta. “Como parte del diplomado, los tutores que trabajan con cada uno de los profesores, los fueron acompañando en este proceso de planeación de su clase a distancia”.

Las “Aulas del Futuro” tuvieron que hacer algunos ajustes para la pandemia. Uno de sus elementos clave fue “el aula invertida”, método por el cual los alumnos revisan el material antes de las sesiones. El problema era que muchos alumnos tenían inconvenientes para seguir el ritmo en línea, debido a una saturación de tareas y clases, así como la falta de acceso a internet. Por lo tanto, ellos sugirieron reducir el número de actividades y plantear diferentes ejercicios en diferentes tecnologías, para aprovechar al máximo el tiempo de trabajo y hacerlo más dinámico.

Realidad que no deja de cambiar

Gustavo comenta que es difícil medir el desempeño académico del “Aula del Futuro” por medio de calificaciones. “Si el profesor cambió una de sus clases, no por eso ya va a cambiar el desempeño académico”, agrega. Sin embargo, comenta que la Universidad Tecnológica Metropolitana de Chile, que tiene “Aulas del Futuro”, realizó un estudio de cómo mejoraron las calificaciones de los alumnos. Ellos determinaron que los cambios se ven a partir del segundo año y siendo que la UNAM arrancó en 2019 y el 2020 fue muy complejo, todavía faltarían elementos para medir esto en México.

Sin embargo, el ICAT ha realizado encuestas a estudiantes, quienes se han manifestado satisfechos con sus nuevos métodos. “Desde el punto de la percepción de los alumnos, después de tomar una clase rediseñada bajo este esquema, ellos sienten, por ejemplo, que su participación en la clase es más valorada”, señala.

Finalmente, Gustavo dice que aunque sea demandante rediseñar las clases, los resultados son muy benéficos. La reflexión continua debe estar presente en todos los maestros, con o sin pandemia. El primer cambio no puede ser perfecto, se tiene que seguir trabajando y ver posibilidades de mejora en el camino. Hay que cuestionarse, incluso, los resultados de la modalidad a distancia e intercambiar puntos de vista entre maestros. “La labor no terminará cuando regresemos a una nueva normalidad, sino que tendrá que seguir a partir de estas reflexiones”.

No existía voluntad para el cannabis medicinal: Raúl Elizalde

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Tuvieron que pasar casi cuatro años para que el reglamento para manejar el cannabis medicinal en México fuera publicado. El uso médico de la marihuana se hizo legal en 2017, sin embargo, sin reglas claras, muchos proyectos de investigación y producción estaban en pausa. Raúl Elizalde, Director Ejecutivo de HempMeds, empresa pionera en la venta de productos de cannabinoides extraídos del cáñamo, con presencia en varios países, platicó con El Semanario, sobre la llegada del esperado reglamento que se publicó el 12 de enero pasado en el Diario Oficial de la Federación.

Elizalde es padre de Grace, quien se convirtió en la primera persona en consumir cannabis medicinal legal en México, para tratar la rara enfermedad epiléptica que padece. Este caso, puso la situación en el mapa nacional y llevó a la legalización, sin embargo, Elizalde todavía considera que hay mucho camino por recorrer y se cuestiona sobre la voluntad política para avanzar. Epilepsia, dolor crónico, cáncer, trastornos emocionales y Parkinson, son algunos padecimientos contra los que el cannabis espera combatir bajo el amparo de la ley. ¿Cuánto tiempo más tendremos que esperar?

¿Cuáles son los principales puntos que marca este primer reglamento para el manejo de cannabis medicinal en México?

“Se va a permitir la investigación científica, ya los protocolos de investigación para poder empezar el desarrollo de fármacos. Eso ya va a estar permitido y ya va a estar regulado de una manera más clara. Porque, si bien ya esta permitido por la ley, no existían los parámetros, los lineamientos para poder hacerlo. Por el otro lado, en el tema de la producción nacional, la SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria) va a tener que sacar las reglas internas para los permisos o las licencias que va a tener que otorgar para la siembra para poder obtener la materia prima. Ya después, también, la elaboración de los productos y lo que es la prescripción por parte de los médicos. El problema que podemos encontrar es el tiempo en que se puede tardar en tener estos productos disponibles en el mercado. La producción nacional, el desarrollo de fármacos, va a llevar varios años. Son proyectos que llevan un proceso y creo que va a ir avanzando, a lo mejor no con la celeridad que todo el mundo quisiéramos, pero es el primer paso y es algo muy positivo”.

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Foto: Cuartoscuro

Se habla de que las farmacias necesitarán permisos especiales para vender estos productos, ¿cómo funcionaría la venta de medicamentos?

“Hay que analizar cómo va a empezar a aplicarse esto ya en la realidad. Vienen esos requisitos, por así llamarlo, que muchos de estos todavía no se sabe exactamente a qué tipo de productos se les va a aplicar. Por ejemplo, se tiene que hacer una diferencia de un producto con THC, que sería un psicotrópico, a un producto que no tuviera THC. Tienen que existir este tipo de diferencias dentro de los productos. Se menciona un recetario de código de barras, que se dejaron de usar prácticamente en México, entonces hay que ver cómo se va a elaborar ese proyecto. Aquí deja a cualquier médico poder prescribirlo, pero hay que ver también qué tipo de trámites van a tener que elaborar las farmacéuticas y las farmacias para poder vender estos productos. Todavía no se tienen muchas de estas respuestas, que no se van a tener hasta que COFEPRIS (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) ya se siente a explicar a la industria y a resolver las dudas a todos”.

¿Cuándo podríamos comenzar a ver los beneficios de estas reglas en la práctica?

“Lo hemos visto en otros países, no es algo que haya ocurrido en México. Voy a poner uno de los ejemplos: en Colombia tienen este programa de cannabis desde 2016, están sembrando ellos y en este 2020, apenas se empezaron a ver productos en los anaqueles de las farmacias y muy limitados. Entonces, creo que tenemos que aprender de lo que ha pasado en otros países para poder desarrollar estos productos de una manera más rápida. Una de las problemáticas que tuvieron en otros países es que se empieza con reglas muy estrictas, luego empiezan a ver que la industria como tal no puede funcionar de esa manera y empiezan a adaptarse a lo que la industria puede ofrecer. Por eso, en el tema de México, la Secretaría de Salud y COFEPRIS ya deberían de estar ofreciendo talleres o entrenamientos a las empresas del ramo farmacéutico y en general, de cómo van a aplicar este reglamento y tener un poquito de retroalimentación de la documentación de los procesos que ya han avanzado en el mundo. Si tú me pidieras la fecha para tener algún producto ya en anaquel, te podría decir que en alrededor de un año y medio o tres años”.

Foto: Cuartoscuro

El cannabis medicinal se legalizó en 2017 en México, ¿por qué tardó tanto en publicarse el reglamento?

“El reglamento se publica porque la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) obliga a la Secretaría de Salud a publicarlo. Si no hubiera existido este asunto jurídico a lo mejor no tendríamos reglamento. Es una realidad que la voluntad política no existía, sino que fue obligada. Si bien es algo muy prometedor, también hay que ver qué tanto la Secretaría de Salud o las autoridades regulatorias querían hacerlo. Al final tuvo que ser un juicio el que empujó este tema”.

¿En qué consiste el autocultivo y el uso industrial, dos de los puntos que no se toman en cuenta en este reglamento?

“El autocultivo no está en la ley como tal, pero es una realidad. El mismo caso que llegó a la SCJN, hablaba sobre el autocultivo y cómo varios grupos de madres y padres, al no tener un producto en el mercado que tenga THC y sus hijos necesitarlo, tienen que recurrir al autocultivo. Este autocultivo lógicamente no se reguló, porque no estaba en la ley, pero no se dio ni siquiera una excepción a la regla o una especie de prórroga o protección a las madres. Esto hubiera sido importante considerarlo, en el inter de poder desarrollar los medicamentos, una especie de prórroga para los pacientes que están teniendo que cultivar el producto para tenerlo. Por otro lado, el Artículo 245, fracción quinta, hablaba sobre los amplios usos industriales y hablaba de productos que no tengan una actividad farmacológica. Esto abría la puerta a diferentes tipos de productos. Esto no se reguló, porque el amparo que obligó a la Secretaría de Salud a publicar este reglamento, iba exclusivamente para el tipo medicinal”.

cannabis medicinal
Foto: Cuartoscuro

Este año se espera que también se llegue a una conclusión sobre el uso lúdico del cannabis, ¿cómo ves el panorama?

“Es otra de las obligaciones que está mandando la SCJN. Ya declaró inconstitucional la ley que prohíbe el uso adulto del cannabis y hoy en día se tienen que reformar esos artículos. Ya se había otorgado una prórroga, existe una última prórroga y estamos esperando que para abril de este año ya se esté regulando el uso adulto del cannabis. También los usos industriales con una mayor claridad”.

Con todos estos cambios, ¿se modificará la percepción de la sociedad mexicana sobre la marihuana?

“Culturalmente está cambiando la percepción que se tiene del cannabis y no solamente en México, en todas partes del mundo. Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Colombia, Ecuador, Perú, todos estos países ya tienen una regulación, en algunos casos una regulación medicinal. México se está sumando apenas a esto, es muy positivo. Estados Unidos ya tiene una regulación por estados, pero tiene una regulación global del cáñamo que no tenemos en México y que falta en estos países. Va por buen camino, todavía no estamos donde deberíamos de estar, pero creo que en el mundo se ha ido moviendo y cambiando la percepción del cannabis y de los usos de cannabinoides sobre todo en temas terapéuticos. Estoy seguro que muy pronto vamos a tener productos, así como medicamentos en los anaqueles”.

Celulares: entre la necesidad y la adicción

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No existe aparato más necesario para la sociedad contemporánea que el celular inteligente. Es nuestra bendición y nuestra maldición. No nos podemos despegar de él, primero, porque lo necesitamos para estar comunicados con el entorno personal y laboral y, segundo, porque nos produce demasiado placer utilizarlo. Para eso está diseñado, ese complejo rectángulo parece tener más información de nuestra persona que nosotros mismos. Nos conoce y nos habla para que mantengamos la vista fija en él por el mayor tiempo posible.

Desde que este aparato llegó a nuestras vidas, no nos hemos separado, sin embargo, la pandemia de COVID-19 empeoró las cosas. Según una encuesta realizada por la Universidad Panamericana, en julio de 2020, 65% de los mayores de edad consideraron haber aumentado el uso de celular “mucho” o “bastante”, con un 38.8% mostrando un uso excesivo. La Universidad aseguró que, en promedio, los encuestados pasaron 9.1 horas al día en estos dispositivos.

Los celulares tienen la capacidad de generar dopamina, explica Claudia Rafful Loera, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en entrevista con El Semanario. Los “centros de recompensa” se activan con el uso del celular, como se activan cuando se consume otras sustancias adictivas como alcohol, tabaco, café, hasta marihuana, cocaína u opioides. Sin embargo, ella considera que no se deben satanizar, pues todo depende de varios factores.

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Claudia Rafful Loera, investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM / Foto: UNAM

Herramientas para la adicción

“Dentro del área de investigación de salud mental, no se reconoce, como tal, una adicción a los celulares”, explica Loera. “Lo que sí hay son algunos indicadores de que sí puede haber un patrón. No se descarta que en algunos años sí se puede incluir este nuevo criterio como otro trastorno”. Para ejemplificar, habla de los juegos de apuesta o los videojuegos, los cuales sí se considera que generan trastornos o conductas adictivas, al menos de manera oficial, según instituciones mundiales.

No porque algo se haga mucho, se considera un trastorno, asegura la especialista. Para que tal sea el caso, se necesita recopilar evidencia por años y el debate sigue abierto. “Yo creo que el celular es un instrumento”, opina ella. “Es como si dijéramos, por ejemplo, que las jeringas causan adicción. No es la jeringa como tal la que causa una adicción, sino la sustancia que se le pone. No es lo mismo inyectar una vacuna que heroína”.

En este sentido, los videojuegos en el celular sí podrían generar adicción. Pero lo que es más aterrador, es el hecho de que herramientas como los buscadores o las redes sociales, funcionan analizando nuestra propia información personal y gustos, para poder determinar qué mostrarnos y así hacernos permanecer más tiempo ahí.

Foto: Cuartoscuro

“Lo que es distinto es la facilidad que tenemos de acceder a información que antes no teníamos y que en realidad es más complicado que nosotros mismos siquiera tengamos control de la información a la que accedemos, por lo mismo del diseño que tienen”, señala Loera. “No sé si tenemos mucho poder de cambiarlo, porque es la manera en la que están funcionando y esa es la parte que sí es problemática. Los sesgos de la información no los llegamos a detectar”.

Consecuencias inciertas

Facebook, Twitter, Instagram, WhatsApp y otras herramientas consideradas redes sociales, son de las aplicaciones más utilizadas en el mundo y no es ninguna coincidencia. “Sí se hace una investigación previa, para ver de qué manera se puede hacer más atractivo cierto recurso de cierta red social para que lo queramos utilizar”, explica Loera. “Sí se tiene esa intencionalidad de buscar hacer un uso repetitivo. Yo no diría que buscan hacernos adictos, pero sí se busca que los usemos mucho”.

¿Qué tan pública queremos que sea nuestra vida y qué consecuencias traerá en el futuro?, se pregunta la especialista. “Es una estimulación muy alta para toda el área visual y sensorial, desde el tener el celular en la mano también puede generar molestias musculares”, explica. “En realidad, creo que todavía no sabemos, a largo plazo, todas las consecuencias que pudiera tener el uso del celular”.

Sin embargo, ella considera que todo depende del uso de cada persona. “No creo que genere, como tal, problemas psicológicos. Lo que creo es que puede utilizarse para cualquier cosa, para optimizar la salud mental y también nos puede perjudicar”, agrega. “Si se utiliza solamente para ver en redes sociales la vida de los famosos millonarios y que yo no puedo estar en un yate, pues a lo mejor sí me afecta el autoestima”.

Foto: Cuartoscuro

Circunstancias adversas

El celular hoy se usa para muchas más cosas que sólo el ocio. La misma medicina ha buscado aprovechar las nuevas tecnologías. “Se hace mucho trabajo de intervenciones en salud mental desde redes sociales, se hacen páginas, aplicaciones, no todo el uso es indebido”, asegura Loera.

También está el ámbito laboral, que hace a los celulares más pertinentes debido al “home office”, lo cual puede llegar a fomentar el estrés. “Si es nuestra herramienta de trabajo, pero también es una misma herramienta de recreación y de contacto social y lo utilizamos para muchas cosas, pues llega a ser un generador de estrés. Nuevamente que estamos en semáforo rojo y más gente está confinada en su casa, llega a ser muy difícil poner horarios”, explica la especialista.

“Cada vez es más difícil el poner estos límites, porque también los requerimientos laborales pueden ser más. Si todos estamos conscientes que la movilidad está siendo más reducida, pues como que a veces se asume o se facilita que se extiendan las jornadas laborales”, agrega. Es por ello que resalta la importancia de ser más moderados y cuidadosos, incluso aunque las circunstancias no lo permitan.

Rutinas saludables

“Somos seres a los que nos gustan las costumbres y los hábitos. Ese riesgo, como tal, siempre lo tenemos con cualquier innovación y con cualquier tecnología”, dice Loera, sobre la aparente tendencia del ser humano por conductas repetitivas. “Desde la salud mental, sí se fomentan las rutinas y los hábitos, porque eso nos ayuda a tener como cierta estabilidad y saber que todos los días tenemos como algo concreto. El tener una conducta repetitiva no necesariamente es algo malo, sino la parte en la que ya está interfiriendo con otras actividades”.

Foto: Cuartoscuro

Así como podemos ser adictos a otras cosas que facilitan nuestra vida, como los medios de transporte, es normal que lo hagamos con los nuevos medios de comunicación, que nos hacen más sencilla nuestra interacción con los demás. El problema está en saber moderarnos y no dejar de lado hábitos saludables como comer bien o hacer ejercicio, por dar prioridad al celular.

“Es importante el no estigmatizar el uso de las herramientas, sino de promover un uso adecuado. Eso incluye horarios y un uso sobre todo consciente. Para qué estamos utilizando en cada momento estas herramientas”, señala. “Enfatizo en la parte del uso racionalizado, el que pensemos bien qué información es la que estamos nosotros optando ver, qué es lo que queremos hacer con esa información y qué está satisfaciendo”.

Loera aconseja apagar las notificaciones para que, al menos, el uso de redes sociales sea intencional y no porque el celular nos obligó a hacerlo. También aconseja que los menores de edad no usen estos dispositivos y que no se haga un uso poco antes de dormir, pues sí puede afectar la calidad del sueño. Lo correcto es ser críticos y que los avances nos apoyen, no nos consuman, por difícil que parezca.

Abrir restaurantes para evitar contagios y mercado negro: DICARES

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Cuando hay semáforo rojo, sólo se puede pedir comida para llevar o a domicilio. Muchos lugares de México implementaron estas medidas como parte del cierre de “servicios no esenciales” para evitar contagios por la pandemia de COVID-19. Como resultado, cerca de 90 mil restaurantes han tenido que cerrar en todo el país, con un 75% vendiendo menos de la mitad de lo que vendían antes de la emergencia sanitaria, según datos de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (CANIRAC), Directores de Cadenas de Restaurantes (DICARES) y Asociación Mexicana de Restaurantes (AMR).

La etapa crítica se vivió en el periodo de marzo a junio de 2020, cuando el país implementó la cuarentena nacional con la emergencia en su punto más alto. Posteriormente, se permitió la reapertura, pero a finales de año, un nuevo repunte regresó al semáforo rojo a Baja California, Ciudad de México, Estado de México, Guanajuato y Morelos, el cual se mantiene hasta el momento de la realización de esta nota. Esto implica nuevos cierres y un nuevo peligro para los restaurantes.

“Ahorita es una situación crítica, porque no es lo mismo hace nueve meses que tenías una posición un poquito más desahogada; digamos, había reservas, había de dónde sacar dinero, acceso a financiamientos o reservas de capital, lo que sea, pero ahorita están agotadas”, explica en entrevista con El Semanario, Germán González, presidente de DICARES. “Ya los restaurantes están exhaustos y ahorita va a haber otra vez una oleada de cierres, porque a la gente no le alcanza para pagar los compromisos”.

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Foto: Twitter – Germán González

“Los niveles de venta llevan a que sea imposible operar con esas medidas”, señala González. “Como industria, lamentamos el cierre y muchísimos de nuestros colaboradores y de los colegas restauranteros, van a tener que cerrar algunos negocios. Es muy difícil”.

Quienes venden pizza, sushi, alitas o hamburguesas, son los que mejor se adaptan a estos cambios, explica González. Sin embargo, las ventas de algunos lugares llegaron a bajar hasta entre el 5% y 35% al tener el “salón cerrado”, es decir, acceso prohibido para comer en el lugar. Y aunque el personal de cocina se mantenga, los meseros, trabajadores de limpieza o bar, “están en su casa sin ganar ingreso”, pues, aunque se les pague, muchos dependen de la propina. “Nuestros meseros se van a morir de hambre y la van a pasar muy mal”.

Ganar confianza

Cuando se permitió la reapertura, alrededor del mes de agosto, aunque el daño ya estaba hecho, quienes sobrevivieron lograron ver una mejora, recuerda González. Incluso operando con una capacidad de entre el 25% y 50%, dependiendo de la parte del país, las ventas se estabilizaron, aunque se trató de algo paulatino.

“Fue escalonado. Nadie quería correr, nadie quería precipitarse. La gente tenía mucha precaución, sabíamos menos del virus de lo que hoy sabemos. Al momento que cambiamos de semáforo, de rojo a naranja, lo primero que hizo la autoridad fue reducir los aforos, no permitir que estuviera completo. Pero aún así, la gente tardó en empezar a salir, fue un proceso de ganar confianza, de que la gente comprobara que el restaurante cuidaba las medidas”, explica el presidente de DICARES.

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Foto: Cuartoscuro

Poco a poco, las personas empezaron a salir más y para septiembre los restaurantes ya estaban al máximo de su capacidad permitida, que podía ser hasta del 40% en Ciudad de México, en lugares con terraza al aire libre. En estados del norte o sureste, se llegó a ocupar hasta el 75%, asegura González. Para octubre, aparecieron los comentarios negativos, con muchas personas asegurando que los restaurantes estaban más llenos de lo que deberían.

“Los restauranteros tenemos que estar contentos de que generamos ese momento de que el cliente se dio cuenta que en los restaurantes no están los contagios, en los restaurantes no están los problemas”, asegura González. “Se cuidan las medidas, se opera con disciplina y la gente se da cuenta que ahí no es el problema. El problema es en otros lados, son las aglomeraciones, no usar la máscara, las reuniones familiares o entre amigos donde la gente se descuida, baja la guardia”.

Siguiendo las reglas

Al comienzo de la pandemia, las asociaciones que conforman la CANIRAC, crearon un documento con las medidas restrictivas para operar sin aumentar contagios. Se creó en un trabajo conjunto de restauranteros y médicos, estudiando prácticas y protocolos que se vivían en otras partes del mundo. El resultado fue llamado “Mesa Segura”, donde se abarca desde los filtros al ingreso de clientes y personal, los clásicos elementos de protección y limpieza, el uso de terminales bancarias, menús por código QR, etcétera.

“Pensamos que logramos un buen documento. La Secretaría de Salud federal, la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Trabajo, lo revisaron, lo hicieron propio y ha sido básicamente el documento base de actuación de la industria en México a partir de abril”, dice González.

Foto: Cuartoscuro

Es por lo anterior, que considera que la industria restaurantera no es culpable del aumento de contagios. De junio a octubre, cuando se vio mayor estabilidad en la situación, los restaurantes estuvieron abiertos, asegura González. “Nosotros no cambiamos las curvas de contagio. Nosotros somos parte de la solución, porque permites que la gente en la frustración de estar encerrada, tenga una salida, pero tenga una salida con reglas, con cuidados”.

El problema, argumenta, es en los sitios donde no existen medidas, como son las fiestas y convivencias privadas, o bien el comercio ambulante, donde no hay certeza sanitaria. “Mantener cerrados a los restaurantes, lo único que hace es generar ese tráfico de eventos privados particulares”, dice. “Los restaurantes operando, con una capacidad como la que teníamos, al 30%, son un mejor aliado para eliminar los contagios”.

Contra el mercado negro

La población seguirá encontrando la manera de salir y el mercado negro estará siempre dispuesto a brindarles una solución. “Las prohibiciones de este tipo generan un mercado negro”, asegura González. “La gente busca salir, somos seres sociales y queremos tener contacto con la gente. Cuando empieza a haber estas prohibiciones, ¿qué es lo que hace? O se mete a las casas y hace reuniones o había lugares clandestinos, que hubo reportes por ahí”.

Esto se ve principalmente con la prohibición en la venta de alcohol, un aspecto clave que también afecta mucho a los restaurantes. “El alcohol es parte del entretenimiento, es parte de salir a cenar, relajarte. Si no hay alcohol, la gente piensa menos salir a cenar”, dice González. “En el fondo lo que está buscando la Ciudad de México y los lugares donde se ponen estas restricciones de horarios de alcohol, es que no salgas. Lo que te están diciendo es: ‘¿pa qué sales si no puedes tomar?, mejor quédate’. Ese es como el mensaje. Pero la realidad es que la gente no lo toma así. O lo que hace es, voy hasta la hora que puedo y después me voy a otro lugar a tomar, sea legal o no sea legal. Entonces, lo que estás generando es que las condiciones de certeza sanitaria sean menores que en los lugares que están adecuados para eso”.

Foto: Cuartoscuro

En opinión del presidente de DICARES se debe mantener a los restaurantes como medio de interacción social, pero medidas estrictas e intactas y que tanto clientes como negocios cumplan con ese acuerdo.

“Esto es un gran balance entre dos. Estás teniendo que cuidar dos aspectos de la vida. Uno es la salud y otro es la economía. Si nos vamos por una, matamos a una y si nos vamos por otra, matamos a otra. Tenemos que generar un balance”, dice. “El tema es apelar a la solidaridad de la comunidad, pero también poner las condiciones para que las reglas sean lo más ciertas posibles y entonces la gente tenga menos posibilidad de contagios (…) La solidaridad y el respetar las reglas entre todos es el único camino para salir adelante”.

El año de los cines cerrados

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El cine está medio vacío. Hay unos cuantos empleados con cubrebocas posicionados en sus lugares habituales: en taquilla, dulcería y a la entrada de las salas. Un filtro adicional está antes de todos ellos, ubicado al final de un camino formado por bandas elásticas, donde una persona toma la temperatura y ofrece gel antibacterial a los espectadores, quienes no tienen problema en avanzar guardando la sana distancia, pues no hay casi ningún cliente esperando por entrar. Nadie quiere venir al cine, es peligroso y no es una actividad esencial. El entretenimiento hoy pertenece a pantallas mucho más chicas.

En la calle de República de Uruguay, número 52, en el centro de la Ciudad de México, el panorama es más desolador. Las puertas de madera color naranja se cerraron para siempre, impidiendo la entrada a un sitio que por 10 años fue un oasis para los cinéfilos de la capital del país. Las letras negras que rezan “La Casa del Cine Mx”, se convirtieron, a partir del 17 de diciembre, en recuerdo de tiempos más felices. Las deudas, la incertidumbre y la dificultad de sostener un lugar cuya capacidad ya era de por sí limitada antes de la pandemia de COVID-19, orillaron a esta difícil decisión. 

Los afiches de películas colgados en las paredes antiguas, las pantallas de tela, más pequeñas que las de los cines convencionales, las mesas y sillas de madera, los libros y otros objetos curiosos, tuvieron que guardarse por tiempo indefinido. La Casa del Cine ahora transiciona, como muchos otros, a los medios digitales, en busca de un espacio para seguir exhibiendo películas y mantener a flote el proyecto. Su destino es incierto, como el de muchos otros miembros de una de las industrias más afectadas por la enfermedad que cambió nuestra vida para siempre, modificando hasta la manera en la que vemos películas.

El oasis del centro

Juan Cruz Rodríguez tenía cinco años trabajando en la dirección de logística y coordinación de piso de La Casa del Cine. Desde la secundaria le interesaba la electrónica y por eso entró a estudiar una ingeniería, carrera que no pudo terminar. Sin embargo, los conocimientos aprendidos los utilizó para brindar imagen y sonido de buena calidad en ese edificio viejo y acogedor que fue refugio para ver buenas películas a un precio económico y en un ambiente amistoso.

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Foto: Cuartoscuro

Juan encontró algo más que un lugar donde desarrollar su profesión, encontró una nueva familia. Es 16 de diciembre, falta un día para que salga de su trabajo y probablemente no vuelva a la misma rutina nunca. Está triste. Cuenta a El Semanario que cuando les hicieron el anuncio del cierre, el uno de diciembre, los 12 trabajadores del lugar no pudieron contener las lágrimas. “Se siente como un vacío. No era como una rutina, tampoco era como estar obligados a venir a trabajar, más bien hicimos a La Casa del Cine parte de nuestra familia, nos hicimos una familia y separarnos se nos complica”, cuenta.

Por fuera, parecía un edificio cualquiera del centro, la entrada no era muy llamativa, posiblemente muchos de los peatones desconocían que ahí se escondía un pequeño cine. Pero la magia se sentía desde los primeros pasos, a través de un largo pasillo iluminado por focos amarillos, que llevaba a unas escaleras por donde se subía a un sitio que hacía honor a su nombre. Una casa, un cine, un centro cultural, un bar, era todo al mismo tiempo y una vez ahí, el ruido del exterior ya no entraba, sabías que estabas en un lugar seguro.

Tenía apenas dos salas, con capacidad para 43 y 17 personas. La primera con asientos más normales y la segunda armada con sillas de tela plegables y sillones de distintos tipos, rodeada de un collage de pósters de películas. Juan lo describe acertadamente como un “refugio” y “el oasis en el centro”. Además de proyecciones que costaban entre 40 y 55 pesos, sede de muestras de cine y diversos festivales, realizaban slams de poesía, musicalizaciones y talleres. Su objetivo, según Juan, era “siempre dejar algo de cultura (…) que el cine mexicano tuviera un espacio donde exponerse y que las personas se sintieran como en sus casas”.

Fin de la función

Como muchas otras cosas, el principio del fin se dio en marzo, cuando la pandemia de COVID-19 llegó a México. La Casa del Cine decidió cerrar sus puertas una semana antes de lo indicado por el gobierno. Se dejó de pagar luz, agua, teléfono y renta y aunque la arrendadora se mostró comprensiva, las deudas se fueron acumulando. Para cuando reabrieron, en el mes de agosto, debían cerca de 2 millones de pesos. Se llegó a pagar cerca de la mitad, pero no podían operar a su máxima capacidad, había muchas restricciones y muy poca claridad de estabilidad a futuro. El director Carlos Sosa, tomó la decisión de cerrar.

Foto: Facebook – La Casa del Cine

El 17 de diciembre, un día después de platicar con nosotros, Juan proyectó “Donnie Darko” (2001), la última película que se mostraría en el espacio físico de La Casa del Cine, el punto final de una trayectoria que comenzó un día de finales de noviembre en 2010.

Afortunadamente, La Casa del Cine seguirá existiendo como marca. El proyecto también se encargaba de distribuir y producir películas, por medio de la productora Cinestereo. Será en los medios digitales, donde ahora busquen la manera de seguir ofreciendo filmes y generar ingresos. Juan, como algunos otros de sus compañeros, seguirá trabajando con ellos en este sentido.

“No es que seamos pesimistas o digamos, ‘ya cerramos y el cine se fue a la nada’”, explica Juan. “Realmente es complicado ahorita. Justamente con la pandemia, si seguimos sin entender, si no seguimos las reglas, si seguimos, al fin y al cabo, sin cambiar, la pandemia ni se estabiliza y sólo crece. Y si no se puede estabilizar, nosotros tampoco podemos funcionar”.

Aliados del teatro y la música

Aunque las salas de Cinépolis se encuentran casi solas, en el internet no les va tan mal. Hace siete años, lanzaron Cinépolis Klic, con la idea de que sus espectadores seguían buscando cine dentro de sus casas. Parecido a un servicio de streaming, por medio de Klic se pueden rentar películas y su principal atractivo era ofrecer opciones recién salidas del cine, donde habían estado apenas entre 80 y 90 días antes. Pero aunque por mucho tiempo su lucha principal fue destacarse de entre otras plataformas similares, el 2020 llegó para darles un giro favorable.

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Foto: Cuartoscuro

“2020 ha sido el año más importante en todos los aspectos”, explica a El Semanario Marco García de la Cruz, director general de Cinépolis Klic. “Evidentemente con el tema que estamos viviendo, pues el tráfico de la plataforma se ha disparado de forma muy importante, los ingresos se han multiplicado también de forma importante. Está claro que también, cada vez, estamos viendo más gente que se suma a la plataforma y que empieza a buscar contenido dentro de Klic”.

Con 4 millones de usuarios, sus nuevos registros crecieron entre seis y ocho veces este año. Hicieron alianzas con Fox Sports, Paramount Plus, Noggin, Starzplay y Claro Sports y salieron de México para llegar a Chile, Colombia, Perú, El Salvador, Guatemala, Honduras y Costa Rica. ¿Cómo es esto posible, tratándose de un medio que depende de los estrenos en cines, que se han modificado tanto en 2020?

“Muchos contenidos se han movido, se han desfazado”, explica Marco. “Algunos se han ido a otro tipo de plataformas directamente y no han pasado por el cine, lo cual también nos ha hecho a nosotros tener que evolucionar un poco nuestra oferta comercial. Ya veníamos trabajando en eso, pero sin duda este año también hemos hecho cosas radicalmente diferentes”. Su respuesta fue aliarse con otras industrias también afectadas por la pandemia: los teatros y los conciertos. Cinépolis Klic ahora ofrece puestas en escena como “A Oscuras Me Da Risa” y presentaciones de Diego Torres, Ricardo Montaner, Pepe Aguilar, entre otras.

Un espacio abierto

Así como los conciertos y teatros encontraron un refugio en Cinépolis Klic, los festivales de cine lo encontraron en FilminLatino, plataforma del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), que desde hace cinco años busca posicionarse en el mundo de las películas en línea, abriendo puertas a propuestas que de otra manera tendrían una distribución muy pobre en salas.

Foto: Cuartoscuro

“A inicios de año, se veía que iba a ser un gran año para las producciones nacionales, sobre todo en las salas”, recuerda Javier Martínez Ramírez, Coordinador de FilminLatino, en plática con El Semanario. “Venían grandes títulos, se habían programado muchísimos largometrajes, documentales, para estrenar. Obviamente, nunca pensamos que iba a ocurrir esto, pero tampoco siento que haya sido una tragedia, hablando sobre la exhibición del cine mexicano”. Las consecuencias potencializaron su ya grande compromiso para dar voz a aquellos que la necesitan, en un país donde las producciones nacionales suelen tener poca presencia en las salas, en comparación con las internacionales.

“En FilminLatino se vieron muchísimas películas que de otra manera no hubieran llegado”, explica Javier. “Se pudo descentralizar este fenómeno de que los festivales solamente se pueden llevar a cabo en sedes físicas. En realidad, muchos festivales abarcaron prácticamente toda la república mexicana”. Tuvieron 122 colaboraciones con este tipo de eventos, así como distribuidoras, organismos de cultura y embajadas. Festivales como el de Guadalajara, Morelia, Monterrey y Mérida, por mencionar algunos, exhibieron en 2020 su contenido gratis en FilminLatino.

Dos medios

Mientras tanto, los cines físicos siguen luchando por mantenerse vigentes. Se dice que entre Cinépolis y Cinemex, han tenido que cerrar 11 de sus sucursales en Monterrey, Aguascalientes, Guadalajara, Saltillo y Ciudad de México. Las salas que no están en pausa, dependiendo el nivel de gravedad por la pandemia, reciben poca gente o están en peligro de desaparecer, ante la inestabilidad que duró casi todo el 2020 para esta industria y seguirá en los próximos meses. Todavía no se sabe cuándo se podrá ir al cine como antes.

“Por mucho que tengamos muchas ganas todos de ir al cine de manera presencial, creo que ahorita no es tan viable”, asegura Javier, quien, a pesar de que sabe que FilminLatino, Cinépolis Klic, Netflix, Amazon Prime y muchas otras plataformas que ofrecen contenido en línea, son la vía más adecuada para ver cine actualmente, coincide con Marco en que lo digital no viene a sustituir la experiencia del cine tradicional.

Foto: Facebook – La Casa del Cine

“Más que competir o quitarle números a las salas de cine, estamos hablando de que el público y las audiencias están encontrando diversas maneras de poder vivir su cinematografía”, dice Javier. “Hay quienes les gusta ir al cine, hay quienes les gustan las películas a través del streaming y yo creo que no deberían estar peleados. Más bien son diferentes tipos de experiencia”.

Los retos, por otro lado, no dejarán de llegar, con o sin pandemia. “En realidad, cada año es nuevo para nosotros, porque prácticamente el mundo de las plataformas es muy nuevo”, confiesa Javier. “No hay un camino como tal trazado. En realidad, todavía estamos muchos viendo cómo es esto del mundo tecnológico. Porque responde a otro tipo de fenómenos que es la audiencia, el público, los géneros, en fin, hay muchas variantes que hacen que todas estas ecuaciones estén moviéndose todo el tiempo”.

Casa y cine

“Nosotros estamos seguros que el cine se ve mejor en el cine y aunque técnicamente puedas ver una película en tu casa, el cine es mucho más allá que sólo sentarte a ver una película”, asegura Marco. “Es una experiencia social. La gente está esperando el fin de semana para salir y disfrutar y desconectarse un poco de todo y creemos que esa sensación es muy difícil de sustituir justo por todos estos elementos que la convierten en algo sociable”.

Juan lo sabe perfectamente, aunque tal vez hoy se encuentra en su casa, buscando algo que ver en el catálogo de Netflix, con mucho tiempo libre ya que no tiene que ir a trabajar a Uruguay 52, como hizo por cinco años. Tendrá que adaptarse al “home office”, y alejarse un tiempo del cine como experiencia social y redescubrirlo en lo digital, aunque él sabe que se trata de un vacío muy difícil de llenar.

Foto: Facebook – La Casa del Cine

“Siempre va a ser mucho más agradable verlo en un espacio designado o creado para ello, que en tu casa”, dice Juan. Irónicamente, a lo largo de un lustro, trató de crear el balance perfecto entre los dos mundos. Un sitio cómodo y familiar y una sala con un buen sonido y una buena imagen. Una casa de muchos, que compartían la necesidad de que les contaran una historia. Una casa de cine y para el cine, que hoy trasciende la memoria y se debe instalar como un concepto tangible para muchas personas, en sus respectivos hogares. La pandemia destruyó una Casa del Cine, pero creó otras tantas.