in memoriam

Carta a un amigo

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En estos días en que Don Carlos Orozco Ibarra fue requerido en la Gloria, se unieron nostalgia y cariño; se adelantó en el viaje eterno un hombre leal, generoso quien seguramente llegó en hombros de los ángeles al infinito. Acompañado por las buenas vibras de muchos que le conocimos y queremos.

Al respecto, escribí en El Universal que la amistad es una de las relaciones más agradables en la vida y afirmé que un verdadero amigo es aquél que se adhiere a veces más estrechamente que un hermano, es constante en su lealtad, siempre acude en ayuda de su compañero angustiado, y lo aconseja con fidelidad.

Agrego que como amigo uno vive como propio, los momentos de felicidad del otro, el gusto de compartir actividades, ideas, experiencias, gustos, lo que implica el interés por pasar tiempo juntos.

Se dice que un amigo es aquél que no está solo cuando las cosas van bien, sino también en momentos de dificultad y utilicé a Los Tres Mosqueteros y D’Artagnan como un ejemplo de amistades profundas.

Recordé así, a uno de los más cercanos colaboradores del Licenciado Alberto Baillères, a quien en varias ocasiones y a través de la nomenclatura de sus toros le comunicó públicamente a Don Carlos, el sentir de muchos años de trato continuado, de enfrascarse en resolver los galimatías y alegrías del corto, mediano y largo plazos en todos los rubros en los que invierte Don Alberto, incluyendo por supuesto el taurino.

Don Alberto leyó el artículo y amablemente me dirigió una emotiva carta en la que  manifestó la sensación que le produjo cuando se adelanta el amigo de muchos años, en el paseíllo de la vida, y expresó su reconocimiento hacia Don Carlos.

La reproduzco porque su contenido es muestra palpable de sentimientos que, en época tan aciaga, leerlo nos reconfortan:

Tu artículo publicado en El Universal sobre la partida de este mundo de Don Carlos Orozco es verdaderamente afortunado, así como tu descripción de la amistad y su significado en relación a lo que significó la vida de Carlos.

En estos tristes momentos que experimento un profundo dolor por la partida de mi entrañable y queridísimo amigo y colaborador, tus palabras me han conmovido y llegado a lo más profundo de mi corazón.

Bien sabes lo que Carlos te apreciaba y también conoces la íntima y profunda relación que teníamos Carlos y yo. Para mí fue un ser sumamente especial en mi vida, ¡nos identificamos como amigos, colaborados y mosqueteros! Compartimos nuestras vidas intensamente por más de 60 años, desde que éramos unos críos.

El Grupo Bal que me honro en presidir, le debe muchísimo a Carlos, sin él no hubiera sido posible el crecimiento exitoso del Grupo.

A mi querido Carlos nunca lo olvidaremos.”

Y esto último es cierto, nos deja Don Carlos un recuerdo imborrable en quienes tuvimos el privilegio de estrechar su franca mano. A Don Alberto le agradezco su emotiva misiva y lo abrazo con afecto, honran sus palabras sobre el sentido de la amistad, por todo lo alto.


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Las Paredes Gritan: En memoria de Rafael Loyola, gran sociólogo

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Rafael: los años idos

Conocí a Rafael Loyola Díaz en 1984. Él trabajaba como Secretario Académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IISUNAM). Lo conocí en la misma fecha que llegué al IISUNAM con Alicia Ziccardi, en donde se nos pidió formar el Área Urbana para seguir con nuestras investigaciones.

Alicia trabajaba cuestiones de vivienda. Yo había terminado mis primeros trabajos sobre basura y estaba metido en el análisis del mercado de La Merced y su paso a la Central de Abasto. Además, en ese año, yo estaba muy feliz. Estaba enamorado. Y en agosto de 1985 (un mes antes del terremoto de 1985) me casé con Ana Hilda.

Y así sucedió. Todo bien. Todo en orden y, dentro de la Unidad de Estudios Urbanos, iniciamos una reunión semanal, los miércoles, para conocer a todos los demás investigadores que trabajaban con problemáticas urbanas.

Ahí me tocó conocer expertos en transporte, en marginalidad, en pobreza, en vivienda, en seguridad, en todo ese enorme y gigantesco mundo que implica los servicios urbanos en una ciudad.

Hablábamos de las metodologías, de las formas de acercamiento a la gente, de las políticas públicas y de todos los resultados que aparecían en nuestros reportes de investigación. Había todo un mundo que había que descubrir y en eso se nos fueron varios años.

Rafael Loyola
Foto: AMC.

Con Rafael Loyola establecí, además, una cercana relación personal. Viajábamos juntos con nuestras familias y establecimos un vínculo individual que sólo se da cuando de verdad estimas a alguien.

Rafael tenía una legítima aspiración personal. Él podía entender nuestro trabajo de investigación, pero sabía qué hacer y cómo resolver muchos de nuestros problemas.

Con los años (entre muchas otras cosas) se convirtió en Director General del CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social). Fue un gran logro.

Expandió el nivel de la investigación social a muchas nuevas áreas y a otros estados. Y en ese período de tiempo conocí a muchos otros investigadores, antropólogos, como es el caso de Elena Azaola, gran investigadora de los problemas de delincuencia a los que yo apenas me estaba acercando.

Años después se incorporó como Director General de la FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Ahí me invitó a participar e incluso a dirigir algunas tesis de alumnos con las temáticas que yo tenía… Muchas anécdotas y recuerdos.

Años después, Rafael Loyola emigró a Tabasco para formar ahí el Centro de Cambio Global y la Sustentabilidad en el Sureste Mexicano. Fue también coordinador del Área de Ciencias Sociales en la Academia Mexicana de Ciencias.

Rafael no descansaba. Tenía siempre un agudo radar para detectar en los nuevos gobiernos su apoyo, o su desapoyo a la ciencia. En los últimos meses eran certeras sus críticas y opiniones para entender “los despropósitos” que habían aparecido en el Conacyt (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).

Rafael Loyola
Foto: UNAM.

Un buen ejemplo de esto lo difundió el 1º de diciembre de 2020. Ahí reprochó en una conferencia: “Elementos indispensables para la nueva Ley General de Ciencia y Tecnología e Innovación”, que la actual administración asignara a la ciencia labores que no le corresponden, como son los asuntos de la desigualdad social y la pobreza.

“Quieren que lo resuelva la ciencia y la tecnología, y no es su responsabilidad. Ello no quiere decir que no participemos y que no hayamos participado, que no haya proyectos dirigidos para tratar de resolver este flagrante problema. Pero no somos instancia de Gobierno que tenga responsabilidad para ello”, dijo Loyola.

Y continuó: “Nada más hay que ver el tipo de temáticas que les interesa a los Pronaces (Programas Nacionales Estratégicos del Conacyt) y todo es desigualdad, pobreza y temas que no necesariamente son únicamente responsabilidad de la ciencia y la tecnología”.

Una más: “Lo único que yo sí impediría es que no vaya a ocurrir igual que ocurrió con los fideicomisos, que hubo una consulta amplísima, escuchamos a los legisladores del grupo de Morena en una gran mayoría de acuerdo con mantener los fideicomisos, y pues se impuso al final la aplanadora presidencial y los fideicomisos pasaron a mejor vida”.

Así de directo era el querido Rafael.

Un ser amoroso

La gente que tuvimos oportunidad de conocerlo no dudamos que era un ser amoroso, fraternal y lleno de pasión para tener un mejor país.

Era un gran sociólogo. Un muy buen historiador. Uno de sus trabajos que recuerdo me ayudó a comprender la lógica y la coherencia histórica entre el gobierno del general Lázaro Cárdenas y el gobierno de Manuel Ávila Camacho.

Con Rafael aprendimos mucho. Vivimos mucho. Y encontramos siempre una voz de aliento cuando las cosas no marchaban bien.

Siempre con él tuvimos una opinión. Una reflexión. Un espacio para compartir nuestras dudas y encontrar en sus visiones nuevas formas, nuevas alternativas para abrir una mejor forma de interpretar nuestra vida.

Rafael Loyola
Foto: Pulso.

Por eso lamento mucho su partida.

Debo confesar que con su ausencia me invade una gran tristeza.

¿Y qué pasó?

Nos hablábamos con frecuencia. El 22 o 23 de diciembre hablamos por última vez. Él había decidido salir de vacaciones con Liliana, su esposa, pero una hermana le pidió no salir y llegar a Querétaro para tener una reunión con todos sus hermanos, que eran muchos. Y ahí se reunieron.

El virus del COVID-19 nos invadió y cada vez hay más casos, por todos lados. Realmente vivimos en una situación muy compleja. Él se fue a la cena con la familia. Pero uno de los invitados tenía el virus y no lo sabía. No estaba enfermo.

Esa noche muchos se contagiaron. Con más o menos síntomas. Aunque todos fueron librando los síntomas de la enfermedad.

Pero Rafael no. El único que no logró salir adelante fue él.

Por su sonrisa. Por sus consejos y sus atinadas observaciones… Lo extraño. Recuerdo los tiempos idos para entender que falta mucho para salir de esta pandemia.

La Cueva del Delfín

Lo único que queda en estos tiempos es la resignación… No hay mucho más qué hacer.

¡Vientos huracanados!, si no hay contagio nos veremos por acá la próxima semana


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Maradona: pies y mente de barro

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En la antigua Babilonia Nabucodonosor soñó con una enorme estatua, con cabeza de oro, torso de plata, caderas de bronce, piernas de hierro y pies de barro cocido. De pronto, una piedra cae rodando hacia la escultura, chocando contra los pies y la hace desmoronarse debido a la fragilidad del elemento con la que se había hecho la base, por muy fuertes y sólidas que fueran las del resto del cuerpo.   

Maradona tuvo pies de oro, piernas de plata y tronco de bronce. Su mente más que de barro, estaba formada de narcisismo, grandilocuencia e irresponsabilidad. El oportunismo, la viveza y, por qué no decirlo, la trampa, también habitaban esa cabeza. 

¿Se puede ser contradictorio y hasta ruin en la vida privada y genial en otros ámbitos?, desde luego que sí. La historia está llena de ejemplos de héroes imperfectos, crueles y ególatras. ¿Exculpan el talento y la genialidad los errores e incluso los delitos?, para nada.

El ser humano es por naturaleza un animal con caras múltiples, las zonas grises de cada uno de nosotros no evitan que tengamos polos negros y otros luminosos.

Ser incoherente no es una anormalidad, es un hecho cierto de nuestra psique.

muerte de maradona
Imagen: Malena Guerrero.

En tiempos en que lo políticamente correcto se ciñe como un manto autoritario que busca en el purismo y las verdades ciertas redimir los abusos, discriminaciones y horrores que se han cometido desde siempre, resulta fácil derribar al héroe con pies de barro o enjuiciar la mente del jugador habilidoso.

Maradona fue un magnífico deportista, también fue drogadicto y alcohólico, un populista de punta a cabo, un personaje funcional a intereses políticos y financieros. También fue el ídolo de niños y el sueño de multitudes, el símbolo de que se podía salir de la pobreza con un balón y valentía. En definitiva el vivo retrato del caudillo latinoamericano.

La verdad es que había muerto hace ya varios años, el sujeto que pululaba por programas de televisión y estadios de futbol en el último tiempo era la sombra, el lastre de lo que alguna vez había sido: un niño corriendo detrás de una pelota, en una cancha de tierra, queriendo devorarse el mundo. 

Esta imagen no salva al gigante caído, pero le sigue dando esperanzas a millones para soñar y, ojalá, no sólo aprovechar el talento que se tiene, sino que también, a ser mejores personas y hacer del mundo un buen lugar para los niños y niñas que siempre seguirán jugando con un balón.


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Fallece Víctor Flores Olea a los 88 años de edad

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Víctor Flores Olea, expresidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), falleció a los 88 años de edad. El también profesor universitario ocupó cargos importantes en instituciones como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Durante la jornada del domingo 22 de noviembre, el ensayista, fotógrafo y profesor mexicano, perdió la vida. El anuncio fue dado por su primo Víctor Oléa, quien calificó a Flores como un extraordinario mexicano y gran amigo.

“Hoy se me adelantó en el tránsito sin retorno, uno de los pilares de la familia Olea, mi primo hermano, Víctor Flores Olea. Maestro y Director Universitario, político, diplomático, escritor, fotógrafo, en fin, un extraordinario mexicano y gran amigo. Descanse en paz”, escribió Víctor Oléa a través de su cuenta de Twitter.

Cabe mencionar que Flores Olea fue representante de México en la UNESCO. Asimismo, ocupó la dirección de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM y estuvo a cargo de la Subsecretaría para Asuntos Multilaterales de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).

Sobre el fallecimiento de Flores Olea, el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió su postura. Además de lamentar el hecho, expresó que el escritor, fue director de la FCPyS cuando él ingresó.

Otras de las funcionarias que lamentaron el fallecimiento del ensayista mexicano, fueron Alejandra Frausto, dirigente de la Secretaría de Cultura y Martha Bárcena, embajadora de México ante Estados Unidos. 

Don Pablo entrañable

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Hace dos meses más o menos tuve el privilegio de hablar con don Pablo Lozano, quien se encontraba en el campo bravo en España –ya por algún tiempo tratando de paliar el encierro provocado por la pandemia– y se le oía tranquilo, aunque preocupado por el futuro de la humanidad y de la tauromaquia, pues me decía: “Retrasmitir por televisión a puerta cerrada, es tirar la fiesta por los suelos, tenemos que aguantar lo que nos ha venido. El toreo es como una cosa muda, no lo veo, y económicamente un desastre que no sé para cuándo pueda detenerse”.

Claro, sencillo y sin tamices.

La primera vez que platiqué con él fue cuando venía a México con José María Manzanares padre, y al oír mi apellido recordó haber conocido al mío en las tertulias de El Palace, sitio que se ubicaba enfrente del Monumento de la Revolución, propiedad de Paco Llopis y en donde convivían toreros, artistas y hombres de negocio alrededor del toro y el dómino.

Y antes también, cuando don Pablo en el principio de los sesenta se vino a México teniendo como apoderado a Ricardo Balderas y el apoyo de la gran amistad entre otros, de Juan Silveti, Rafael Rodríguez y Raúl Acha “Rovira”, con quienes actúo en España en los cincuenta y luego en plazas de la frontera norte de México como Tijuana o Nogales, en la siguiente década.

don pablo
Imagen: El País.

El 26 de septiembre de 1962 toreó en el Toreo de Cuatro Caminos, con su apoderado que se despidió de los ruedos esa noche, y Rovira, pues la corrida fue nocturna. Actúo en Aguascalientes en 1963, dos tardes y en Guatemala con Luis Procuna, donde por cierto sufrió una fuerte cornada. Fue amigo de muchos, uno de ellos Carlos Arruza.

En ese tiempo conoció a su esposa María Guadalupe Perea en San Luis Potosí. Fernando, su segundo hijo, matador de toros y con el blasón de salir a hombros en 1990 de Madrid, nació en la capital de nuestro país.

Platicar con él era escuchar historias memorables, con datos muy bien atesorados en una memoria de privilegio que guardaba detalles que surgían con claridad y simpatía, con la mirada brillante de quien al rememorar revive los sucesos.

En mayo de 2010 me hizo favor de pasar por mí al hotel Wellington en Madrid, que es la sede de los toreros y taurinos, con su chofer para trasladarnos a Navalmoral de la Mata en Cáceres, donde estaba Juan Pablo Sánchez, quien fue su alumno por varios años y para una tienta en la que participó El Payo también.

Las horas se me fueron como agua, platicando de sus vivencias y cómo fue gestando su carrera de matador a empresario, ganadero y apoderado. El grupo compacto que se integró con sus hermanos José Luis y Eduardo, así como el gran respeto que le inspiraba el bohemio de los cuatro, Manuel, quien siempre transita más en solitario.

don pablo lozano
Imagen: El Cierre Digital.

Cada dato que le mencionaba, él lo enriquecía con detalles simpáticos y explicados con la naturalidad de hombre bueno y que estaba orgulloso de haberlos vivido.

Cuando se tocaba la historia de sus hijos, Pablo, Fernando y Luis Manuel, desbordaba orgullo y reconocía que había sido duro con ellos. Me relató cómo después de la salida en hombros de Madrid en La Ventas de Fernando, le citó en el Parque del Retiro para corregirle algunos defectos que había notado en las faenas.

Así era su naturaleza y así fue maestro de varios toreros, el último Álvaro Lorenzo, que seguramente sabe del estilo de quien transmitía su conocimiento generosamente con la disciplina por delante.

Hace dos años recibió un homenaje de El Cordobés, Espartaco, Rincón, Caballero y Eugenio de Mora. Todos actuaron para él, principalmente faltó Palomo Linares, quien se adelantó en el paseíllo de la vida y muchos más de quien fuera maestro de maestros y forjador de figuras del toreo.

Era jovial, ocurrente y certero en sus comentarios, nació en Alameda de la Sagra, provincia de Toledo, figura del toreo con sello propio: “La Muleta de Castilla”. Por su manera de enganchar por delante la embestida de los toros y que le valió para en los cincuenta triunfar en toda la línea en España y de ello es prueba su actuación en solitario en 1957, en Las Ventas, de la que salió en hombros.

don pablo y luis carazo
Don Pablo Lozano en compañía con Luis Ramón Carazo.

La foto que ilustra estas letras fue tomada en agosto de 2014 en el restaurante “Txistu” en Madrid, en una comida, como todas, memorable, y en la que es patente la bonhomía de don Pablo.

Duele escribir ahora sabiendo que don Pablo se nos adelantó en el paseíllo de la vida hacia la Gloria; queda el consuelo de sus palabras, de haber tenido el privilegio de convivir con un hombre bueno y justo. A su entorno lo abrazo con gran cariño. Lo vamos a extrañar.


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El Gigante de la Ciencia

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Era octubre de 1993. Este columnista cubría entonces un seminario sobre química atmosférica en la ciudad de Oaxaca. Ahí se encontraban investigadores, académicos y funcionarios. Uno de los expositores, quien vestía jeans y camisa corta a cuadros, dio una conferencia sobre el comportamiento de los clorofluorocarbonos (CFCs, compuestos químicos que poseen carbono, flúor y cloro), y que al llegar estos gases industriales a nivel estratosférico destruyen la capa de ozono.  

Había un importante antecedente que le daba relevancia a dicha exposición, y era que en 1985 se descubrió el agujero a la capa de ozono sobre la Antártida. Y justo un año antes, ese expositor junto con otros dos científicos más habían concluido una investigación de los CFCs en la estratósfera, justo donde ese escudo del planeta absorbe los rayos ultravioleta “B” y “UV-B”. Sin duda, se trataba de un gran hallazgo científico para la humanidad.

Puedo asegurar que nadie de los que estábamos en ese seminario podríamos pronosticar o imaginar que dos años después ese científico, Mario Molina, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), sería galardonado junto con Frank Sherwood Rowland y Paul Crutzen con el Premio Nobel de Química 1995.

Cuando terminó su exposición, hubo un receso, salió del auditorio y permaneció por unos minutos solo. Me acerqué a él, buscaba cómo angular la nota. Me sorprendió su sencillez con la que me recibió, y más cuando me fue explicando, con método pedagógico, cómo se comportaban los CFCs hasta destruir la capa de ozono. Al término de la entrevista-plática me dio sus números telefónicos para que ante cualquier duda lo buscara en su laboratorio del MIT, y hasta en su casa en Boston. Percibí la gran afabilidad de un científico universal.

El contraste de esa entrevista con el doctor Mario Molina, la tuve en ese mismo seminario horas después con otros investigadores, que celosos de sus estudios, se negaban a compartirlo a los medios. Algunos hasta me condicionaban darme la información a cambio de revisar primero la nota periodística; obviamente no accedí a esos condicionamientos y busqué otras formas para obtener los contenidos que necesitaba para cumplir con la cobertura.

Después de 1995, y ya como Premio Nobel de Química, lo entrevisté innumerables veces. Nunca perdió la sencillez y mantuvo siempre en alto su espíritu humanístico. Me brindó mucha información en exclusiva sobre los estudios de las partículas suspendidas PM10 y PM2.5, de la química atmosférica del Valle de México, de la contaminación del aire, la verificación vehicular, combustibles y movilidad, sobre el calentamiento global, cambio climático y del Proyecto MILAGRO (Megacity Initiative: Local and Global Research Observations), entre otros temas.

mario molina en reforma
De izquierda a derecha: Alejandro Ramos, Mario Molina y Alberto González en el área de Redacción del Periódico Reforma.

La campaña MILAGRO, en el 2006, fue un trabajo histórico de investigación sin precedentes, que coordinó Mario Molina para estudiar el impacto local, regional y global de la contaminación del aire, y para ello tomó como caso de estudio a la Zona Metropolitana del Valle de México. Participaron 430 científicos de varios países y 120 instituciones incluyendo a la NASA. Por aire y a nivel terrestre se analizó la generación de contaminantes en la metrópoli, su dispersión, transporte y  transformación en la atmósfera, así como los impactos en la salud humana.

Recuerdo al Doctor Molina destacar la participación de los investigadores mexicanos. “Estamos apoyando con becas a muchos estudiantes de posgrado de varias universidades del país para que se vayan a especializar a otras instituciones de alto nivel en Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania, Reino Unido, entre otras, pero les pedimos que regresen a México a aplicar el conocimiento científico adquirido. El país necesita a sus talentos”, me comentó en una entrevista.

Cuando coordinó los trabajos para el diseño del Programa para Mejorar la Calidad del Aire de la Zona Metropolitana del Valle de México (ProAire) 2002-2010, integró no sólo a los mejores investigadores del país, sino que por primera vez abrió los seminarios a los periodistas, no para cubrir la nota, sino para aportar sus conocimientos en comunicación para darle una orientación a los contenidos. Me sentí orgulloso de ser uno de los cinco periodistas que fue invitado por el Nobel de Química.

Y fue justo durante el seminario del ProAire, que realizó en una ex hacienda-hotel en Morelos en agosto de 2002, cuando al terminar una jornada de trabajo y pasar a la cena, tuve contacto con el científico que por un momento hacía a un lado las fórmulas, las ecuaciones, las teorías, los programas, y se concretó a platicarme sus experiencias y vivencias como estudiante de posgrado en Francia y Estados Unidos. Lo vi emocionado cuando iba hilvanando recuerdos, mientras cenábamos unos tacos al pastor y nos bebíamos cada uno un par de cervezas.

Pero a nivel humano hubo un hecho que recordaré toda mi vida. Cuando falleció mi señora madre (15 de enero de 2004), el Doctor Mario Molina hizo una pausa durante un seminario que impartía en un hotel de la Ciudad de México, y llegó al velatorio junto con la también científica Luisa Tan. Para toda mi familia fue un honor que nos acompañaran por más de 40 minutos en un momento de mucha tristeza.

También hubo acciones que dedicó en apoyar iniciativas por los niños y jóvenes, como fue el caso de la creación del Centro de Enseñanza Ambiental Dr. Mario Molina, ubicado en la Ciudad Deportiva de la Magdalena Mixhuca, en Iztacalco.

Fue en 2006, cuando el entonces jefe delegacional de Iztacalco, Armando Quintero, terminaba de rehabilitar una estructura (‘papódromo’) que sirvió para que el Papa Juan Pablo II oficiara megamisa en 2002. Entonces, –este columnista–, le sugirió a Quintero que el nuevo espacio llevara el nombre del Nobel de Química y que, además, invitara al científico a la inauguración. Como no se conocían, me encargué de presentarlos en una comida en un restaurante de Polanco. El Doctor Molina aceptó orgulloso y le pidió al funcionario que en el nuevo centro los niños y jóvenes siempre estuvieran en contacto con los grandes temas ambientales a través de talleres, seminarios, conferencias y juegos. Dicho espacio se inauguró el 23 de septiembre de 2006, al que asistió, entre otros, el jefe de Gobierno capitalino, Alejandro Encinas.   

Cuando el pasado miércoles 7 de octubre me enteré del lamentable deceso de una de las mentes más brillantes de México y del mundo, inmediatamente mi memoria se remontó a aquel mes de octubre de 1993 cuando conocí al científico y al humano de talla mundial. Y me atrevería a decir que desde entonces tuve contacto con un Gigante de la Ciencia.

Hasta siempre, Doctor Mario Molina.


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In memoriam de Guillermo Cantú Charles, gran ser humano y taurino activo

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En días recientes se adelantó en el paseíllo de la vida hacia la Gloria mi querido amigo, Guillermo H. Cantú Charles; hombre de negocios exitoso con gran bonhomía y con afición de hueso colorado por la tauromaquia.

Esa pasión le llevó a invertir mucho de su tiempo, para generar y argumentar en sus libros de lo que expresaba en las sabrosas charlas que manteníamos de cuando en cuando, en compañía la mayoría de las veces de dos de sus amigos más cercanos, Samuel Rosete y Mario Meouchi.

Antes, desde luego, hubo otras tantas con los que le acompañaron en la Comisión Taurina del Distrito Federal que él presidió, Xavier García de la Peña, Humberto Peraza, otro gran amigo en común: Memo Infante; el propio Samuel, Andrés Iglesias, Rodolfo Díaz, Mayo Ballesteros y otros más –en los noventa del siglo pasado- quienes reformaron el reglamento taurino que tenía muchos años de no ser actualizado. Fue presidente en el período de 1995-1998 y el reglamento se expidió en mayo de 1997.

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(De izquierda a derecha) Samuel Rosete; sentado Memo Infante; Xavier García De la Peña; Rodolfo Díaz; Andrés Iglesias; Memo Cantú; Humberto Peraza; Mayo Ballesteros.

Antes de salir a la impresión “Asalto al Palacio”, charlamos sobre su contenido en ese libro. Memo relata la experiencia que vivió cuando fue parte activa de quienes apoyaron la candidatura y luego la presidencia de Vicente Fox. De política chanelaba –sabía mucho en términos cristianos– un rato largo.

Para dar muestra de su vehemencia, reproduzco una misiva que hace algunos años Guillermo me envió sobre Manolo Martínez y en la que se refleja la pasión con la que defendía sus argumentos, nacidos de su conocimiento profundo del regiomontano y se refería a lo que escribí en 2015 sobre Joselito Adame.

Muy estimado Luis Ramón Carazo:

En el penúltimo párrafo de tu columna ‘¿Sin puerta grande?’ escribes que Manolo Martínez ‘no fue tan afortunado por aquellos lares’, léase España.

Sin que fuera un gran matador pero sí un artista y mandón indiscutible, en España estaban conscientes de su poder y le hicieron, no el público, sino los toreros y los apoderados de los toreros, todas las trampas que tuvieron a su mano para impedirle un triunfo redondo.

Sin embargo, en 54 corridas que lidió cortó 53 orejas, 5 rabos y dio 11 vueltas al ruedo a pesar de que la suerte de matar no era lo mejor que tenía en su arte y de que se atrevieron a echarle a la plaza, por lo menos dos toros toreados que mostraban en su lomo los verdugones de picas que les habían hecho anteriormente, y le mandaron un ejército de pedigüeños que lo dejaron deliberadamente sin ganar dinero en el resumen de sus actuaciones, razón por la cual le tiró el cheque de liquidación a su apoderado y decidió regresarse de España.

La falta de fortuna no fue en el ruedo o con el público sino en los organizadores de la fiesta, apoderados de los toreros, que por segunda vez hicieron lo posible por eliminar un enorme competidor como pasó anteriormente con los 22 toreros mexicanos, que con base del reconocimiento del público habían logrado dominar la fiesta en España donde el público siempre los apoyó.

Te mando un abrazo.”

manolo martinez
(De izquierda a derecha) Manolo Martínez y Carmelo Torres, toreros mexicanos.

Contesté y ahora lo elevo a la Gloria:

“Y yo le regreso otro abrazo, con gran afecto y respeto, aclarando que sólo me referí a Madrid y no a toda España y agregaría que tal vez producto de la guerra que relata Guillermo es que aquí mientras Manolo mandó, pocos toreros españoles y muy selectos venían a México. El que partía el queso era el mexicano y no como ahora sucede que lo hacen preponderantemente, los españoles”.

Luego platicamos de la misiva en una sabrosa comida en la que el plato principal fue el salmón, con el desenfado que siempre derrochó –quedando el aprendizaje de la conversación profunda, sesuda y sabia–, conocimiento entre muchos temas de la carrera de administración de empresas, en la que ambos nos titulamos, pero en diferentes épocas.

Con su hijo Memo –fino volante en el futbol mexicano y buen directivo– me une también la amistad; a él y su familia los abrazamos con afecto en trance tan doloroso.

Mucho vamos a extrañar la presencia, el telefonazo o la misiva de quien siempre tuvo deferencias con los que los demás. Salúdame por allá a José Luis Carazo “Arenero”, a quien siempre traías a la charla con gran cariño. Se ha ido a la Gloria una de las personas de la que es un orgullo decir, “soy su amigo”.


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Agustín Martínez, el alma del Hotel Ercilla en Bilbao

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Nos enteramos con pena que Agustín Martínez Bueno, director general del hotel entrañable para los taurinos en Bilbao, se nos adelantó en el paseíllo de la vida hace unos días y recordé con nostalgia los días que viví en 2018 en compañía de mi hermano José Luis y un amigo afectuoso en una maravillosa ciudad que, como muchas, tuvo que suspender los festejos taurinos este año de su preciosa feria.

Agustín era un gran anfitrión en un lugar paradisíaco para los profesionales y los aficionados taurinos, parada obligada en las Corridas Generales de agosto en la capital vizcaína, antes y después de los festejos. Esa cultura la tienen quienes ahí curran como dicen de laborar en España.

Sus instalaciones y su cocina son de lo mejor, ideal porque además se sitúa a unas cuadras de la hermosa plaza bilbaína de Vista Alegre y que, según me comentaron, está siendo restaurada para, Dios mediante, abrir sus puertas el próximo año, reluciente.

Agustín Martínez Bueno (izquierda) junto a Juan José Hidalgo en La Glorieta en 2013 (Fotografía: La Gaceta de Salamanca).

Como en Aguascalientes en el Gran Hotel Alameda los participantes en la feria se hospedan arropados por la buena atención en la que se distinguía a su cabeza, el hasta ahora director general –quien fue yerno del propietario–, su esposa fue Marian Anasagasti a quien abrazamos con afecto y era particularmente afable con la prensa, fue periodista desde que emigró de Zamora a Bilbao.

Los premios del hotel en Toros y Teatro son muy apreciados por quienes los reciben año con año.

Agustín tenía la cualidad y la delicadeza de saber el nombre de la gran mayoría de sus huéspedes por su nombre. A mí, al tercer día al presentarme y charlar con él, me llamó por “Carazo de México”.

Recibió premios como empresario del sector turístico y el 90% de los huéspedes repiten no sólo en la época de Aste Negusia que son las fiestas bilbaínas dedicadas en la parte religiosa a la Virgen de Begoña. La clave del éxito la ubicaba en saber quién duerme en el hotel cada noche. Llamarle por su nombre. “Siempre he huido un poquito de ese hotelero sin el director general presente en el hall porque creo que hay que llevar un hotel de forma directa”. Llegó a decir.

En sus habitaciones y salas se han fraguado muchos hechos de la historia vasca en todos los ámbitos, además de todos los toreros y ganaderos desde los setenta del siglo pasado; por ahí se alojaron entre muchos otros, Dolores Ibarruri “La Pasionaria” y Tom Jones.

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Fotografía: De Sol y Sombra.

El hotel es un referente en el mundo taurino y como muestra uno de sus mejores amigos lo fue Pedro Moya y su familia. El Capea como más se le conoce a Pedro –por cierto, recibió en Bilbao el 17 de junio de 1972 la alternativa de manos de Paco Camino y su testigo fue Paquirri, con un toro de Lisardo Sánchez–, seguramente de sus habitaciones salió vestido para una fecha que se acerca al cincuentenario muy pronto. Agustín Martínez viajó con él a muchos lados.

De la feria de 2018, en la memoria nos trajimos la impoluta gran faena de Diego Urdiales al toro Gaiterito de Alcurrucén el 25 de agosto; la despedida de Juan José Padilla; Roca Rey a todo vapor; Luis David Adame con un toro de Torrestrella y el 19 de agosto una buena faena de Álvaro Lorenzo –quien recién toreó en Linares de gran forma, especialmente con un toro de Luis Algarra– con un toro de Victorino Martín y el cierre con toros de Miura. Además, Juan Leal tuvo una cornada, pero con un trofeo en la espuerta, mismo que consiguió Octavio Chacón y en el toreo a caballo Lea Vicens con un toro de Ángel Sánchez, y un trofeo en la tarde de debut en Bilbao de Guillermo Hermoso de Mendoza.

Un detalle inolvidable será que al salir en hombros ante el recién inaugurado busto de Iván Fandiño, en su salida de la Puerta Grande lo acercaron los que le cargaban y le dio un beso fraternal a la figura de su compañero y amigo, como el soñador de gloria.

Así recordaremos a Don Agustín y a Bilbao. Mantendremos la ilusión de algún día estar en el Ercilla reconociendo el legado de amabilidad de un magnífico ser humano, que aportó un lugar emblemático de encuentro en una ciudad maravillosa.


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